Es que el primer estudio que se realizó sobre la aparición de las 3 menores ya era concluyente. En él se decía que los hechos no se habían producido en la caseta de La Romana y que este no fue su primer enterramiento. La dificultad del terreno, el tiempo de los hechos, lo sospechoso del descubrimiento, la cantidad de pruebas “superpuestas” encontradas, el papel cercano a la fosa con el nombre de uno de los hermanos de Antonio, hicieron que el primer informe reflejara ya “que ese escenario habría podido ser contaminado o decidido con posterioridad a la muerte de las niñas”.
En la versión oficial dicen que el suelo tenía “memoria”, pero allí no se encontraron restos biológicos de las niñas, como tampoco en los colchones. En la primera inspección visual así quedo manifestado. La fosa si que fue su último y definitivo enterramiento, pero la prueba de la tonalidad de la tierra de la fosa (blanquecina por su origen calizo) es incompatible con el color (marrón, amarillento, más propio de la tierra arcillosa) de la tierra en las ropas y los cuerpos en las fotos del levantamiento. Eso significa que los cuerpos con esa tierra arcillosa pegada (barro) a las ropas estuvieron antes en otra ubicación y, por tanto, la fosa de La Romana no fue el lugar donde fueron asesinadlas.
Esto figuró en el primer informe y se eliminó por completo de la investigación. También se dijo después que cualquier coche, con dos ocupantes, hasta el campo de algarrobos a un kilómetro de la fosa habría estropeado la transmisión y habría sufrido un pinchazo, por lo que habría restos en ambos casos, que no se encontraron. El último kilómetro era imposible para un coche de chasis bajo como el Opel Corsa de Miguel y menos con 5 ocupantes pues superarían, al menos, los 300 kilos y las leyes de la física lo hacen imposible. Los expertos incidieron en esto y no se tuvo en cuenta.