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El colegio de las hijas de la ministra Celaá: concertado, religioso, con uniforme, trilingue... ¿diferenciado?
Si preguntamos a cualquier niño de España si quiere más a su mamá o a su dueña y señora, la ministra Celaá, seguramente todos los niños de España responderán que a pesar de todo quieren más a su mamá, todos los niños menos dos niñas: las dos hijas de la ministra Celaá. Sobre estas dos niñas nadie le discute a la ministra Celaá que elija su educación. El problema es que quiera decidir sobre la educación de todas las demás.
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Evidentemente al plantearse el debate sobre la libertad educativa surge una legítima curiosidad sobre las elecciones educativas de la ministra Celaá. ¿Tiene hijos? ¿A qué escuela van? ¿A una escuela pública? ¿Estudian en el kibutz donde partiendo de las ideas que aparenta seguramente debe vivir Celaá?
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De entrada, como decíamos, resulta que la ministra Celaá tiene dos hijas, por lo que la siguiente pregunta a contestar es qué educación eligió la ministra para ellas. O si envió una carta al consejero de Educación de la CAV o al ministro de turno pidiendo instrucciones. En cualquier caso las niñas acabaron en un colegio que como poco resulta llamativo.
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Según los datos que se pueden encontrar en la prensa, el colegio que Celaá escogió para sus hijas fue el Colegio Bienaventurada Virgen María – Irlandesas de Leioa (Lejona).
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Una pequeña indagación sobre este colegio revela que, como se define en su propia web, se trata de un centro educativo “católico, concertado, plurilingüe e integral”, que pertenece al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, “impregnado del carisma” de su fundadora Mary Ward y “una mentalidad abierta y comprometida con la sociedad y el entorno en el que vivimos, inspirado en los valores del Evangelio”.
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Efectivamente el colegio Irlandesas de Leioa se trata de un colegio concertado y católico en el que los alumnos reciben una educación trilingüe (español, vascuence, inglés), en el que además las fotos delatan el uso del uniforme… pagapensiones tampoco parecen abundantes en el centro a tenor de las fotos.
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Para no ser partidaria de que los padres puedan elegir la educación de sus hijos, da la impresión sin embargo de que la ministra ha hecho bastantes elecciones personales en la educación de sus hijos. Para empezar ha evitado lo público y ha preferido lo concertado, además ha querido que sus hijas estuvieran en un centro católico, que aprendieran en inglés, que llevaran uniforme…
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No sólo eso, si investigamos un poco acerca de las hijas de la ministra Celaá nos encontramos, sin entrar en más intimidades, que por edad parece deducirse que habrían estudiado en el colegio en un momento en que éste todavía no era mixto. O sea, que a todas las elecciones anteriores relativas a la educación de sus hijas habría que añadir que encima eligió para ellas un colegio diferenciado. O sea, segregado, que diría ahora ella o al menos su partido y sus socios.
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Está claro que la ministra debe estar extraordinariamente descontenta con la educación de sus hijas y cómo les ha ido en la vida, o de otra manera no se entiende que quiera negar al resto de padres el poder tomar decisiones sobre la educación de sus hijos como las que ella quiso tomar sobre la educación de sus hijas. Eso o que tiene un problema serio con la hipocresía y con las cosas que quiere para sus hijas y las que quiere para los hijos de los demás.
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Si preguntamos a cualquier niño de España si quiere más a su mamá o a su dueña y señora, la ministra Celaá, seguramente todos los niños de España responderán que a pesar de todo quieren más a su mamá, todos los niños menos dos niñas: las dos hijas de la ministra Celaá. Sobre estas dos niñas nadie le discute a la ministra Celaá que elija su educación. El problema es que quiera decidir sobre la educación de todas las demás.
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Evidentemente al plantearse el debate sobre la libertad educativa surge una legítima curiosidad sobre las elecciones educativas de la ministra Celaá. ¿Tiene hijos? ¿A qué escuela van? ¿A una escuela pública? ¿Estudian en el kibutz donde partiendo de las ideas que aparenta seguramente debe vivir Celaá?
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De entrada, como decíamos, resulta que la ministra Celaá tiene dos hijas, por lo que la siguiente pregunta a contestar es qué educación eligió la ministra para ellas. O si envió una carta al consejero de Educación de la CAV o al ministro de turno pidiendo instrucciones. En cualquier caso las niñas acabaron en un colegio que como poco resulta llamativo.
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Según los datos que se pueden encontrar en la prensa, el colegio que Celaá escogió para sus hijas fue el Colegio Bienaventurada Virgen María – Irlandesas de Leioa (Lejona).
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Una pequeña indagación sobre este colegio revela que, como se define en su propia web, se trata de un centro educativo “católico, concertado, plurilingüe e integral”, que pertenece al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, “impregnado del carisma” de su fundadora Mary Ward y “una mentalidad abierta y comprometida con la sociedad y el entorno en el que vivimos, inspirado en los valores del Evangelio”.
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Efectivamente el colegio Irlandesas de Leioa se trata de un colegio concertado y católico en el que los alumnos reciben una educación trilingüe (español, vascuence, inglés), en el que además las fotos delatan el uso del uniforme… pagapensiones tampoco parecen abundantes en el centro a tenor de las fotos.
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Para no ser partidaria de que los padres puedan elegir la educación de sus hijos, da la impresión sin embargo de que la ministra ha hecho bastantes elecciones personales en la educación de sus hijos. Para empezar ha evitado lo público y ha preferido lo concertado, además ha querido que sus hijas estuvieran en un centro católico, que aprendieran en inglés, que llevaran uniforme…
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No sólo eso, si investigamos un poco acerca de las hijas de la ministra Celaá nos encontramos, sin entrar en más intimidades, que por edad parece deducirse que habrían estudiado en el colegio en un momento en que éste todavía no era mixto. O sea, que a todas las elecciones anteriores relativas a la educación de sus hijas habría que añadir que encima eligió para ellas un colegio diferenciado. O sea, segregado, que diría ahora ella o al menos su partido y sus socios.
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Está claro que la ministra debe estar extraordinariamente descontenta con la educación de sus hijas y cómo les ha ido en la vida, o de otra manera no se entiende que quiera negar al resto de padres el poder tomar decisiones sobre la educación de sus hijos como las que ella quiso tomar sobre la educación de sus hijas. Eso o que tiene un problema serio con la hipocresía y con las cosas que quiere para sus hijas y las que quiere para los hijos de los demás.
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