Unas impresiones:
Yo pensaba hasta hace poco que Mubarak era una marioneta de los yankees. Ahora ya no lo tengo tan claro, empiezo a pensar que posiblemente la relación de uno y otros haya sido de tú a tú. Me explico.
¿Sabéis cómo se implicaron los usanos tras la II GM en el asunto de Irán, que hasta entonces ni les iba ni les venía? Pues porque los ingleses, por mediación de Attlee, para recuperar el control de su antigua colonia, intentaron convencer a su primo de Zumosol de que Irán podía caer en las garras de Stalin si no hacían algo inmediatamente. Luego los yankees se lo quedaron, pero ésa es otra historia.
El caso es que atizar el fuego del miedo al enemigo funciona muy bien con EEUU, y eso lo han aprovechado varios dictadores inteligentes para asegurarse en sus tronos. Por ejemplo, los de la Casa de Saúd: a pesar de unas relaciones extremadamente tensas con Washington, tienen su apoyo porque les recuerdan a cada ocasión: "nos necesitáis; o nosotros, o el caos islamista". Y Washington no quiere más quebraderos de cabeza de los estrictamente necesarios: si un dictador nos garantiza que no vamos a tener problemas y es lo bastante competente, pasamos por el aro.
De esta forma se crea una relación de dependencia mutua. El problema es que a veces puede ocurrir que el dictador de turno se vea tan imprescindible para los EEUU como para empezar a tensar la cuerda y exigir más y más de esa relación. Para ello, tiene que lograr que los EEUU se sientan amenazados por los peligros que "su hombre" está controlando tan valerosamente.
Hosni Mubarak es uno de esos dictadores. Como conoce perfectamente la importancia estratégica de su país para EEUU, y quiere mantenerse en el poder a toda costa tanto él como su círculo íntimo, exagera constantemente el peligro de los islamistas. Por eso no ha acabado con ellos, cuando ha tenido ocasiones y medios para hacerlo. ¿Son conscientes los EEUU de esto? Posiblemente no sepan del todo hasta qué punto la amenaza islamista es real o exagerada; aquí también jugarán un papel esencial los servicios de inteligencia de uno y otro, y cabe reseñar que los de Egipto tienen fama de ser los mejores de Oriente Próximo por detrás de los israelíes.
Por eso, para EEUU esta situación es muy mala. Ellos contaban con un régimen sólido y sin fisuras, que tiene la situación perfectamente controlada, y ahora se encuentran con que todo era un castillo de naipes. De ahí sus titubeos iniciales a la hora de declarar abiertamente sus apoyos. Ahora necesitan conocer a toda prisa cuáles son las actitudes e intenciones hacia ellos de TODOS los actores de la opereta egipcia, no sea que tengan otra sorpresa, y eso lleva su tiempo.
De todas formas, lo que está claro es que en Egipto manda el ejército, y que lo máximo a lo que puede aspirar la población es una democracia "a la turca", tutelada y vigilada constantemente por los militares. Así que la cuestión principal y más urgente es saber cómo están las cosas en el seno del ejército... Y si la situación a día de hoy no está clara es simplemente porque el ejército presenta fisuras, hay división.
Ahora mismo todos los que quieran el poder en Egipto tienen que estar negociando con los milicos para ganarse su apoyo. Lo que está por ver es con qué facción negocian y qué le están prometiendo a cambio. Parece evidente que dentro del ejército hay una facción que apoya el continuismo de Mubarak, seguramente formada por sus hombres de confianza y altos mandos, que son los más veteranos. Y también hay al menos otra, que parece apoyar las reivindicaciones de la calle. Ésta estará formada por tropas regulares y mandos intermedios e inferiores. No creo que haya ninguna infiltración de los islamistas en las fuerzas armadas, al menos por ahora.
Los altos mandos en un régimen tan corrupto seguramente habrán estado beneficiándose de la ayuda norteamericana de 1.300 milones de $ anuales, mediante sobornos, comisiones y demás, y ven peligrar eso. Lo que es seguro es que cuando un dictador de 83 años (manda bemoles que encima haya que agradecerle a la momia con peluquín ésa que no se vaya a presentar de nuevo a la reelección) se aferra al poder con tanta determinación, es porque hay mucha, muchísima cosa debajo de la alfombra que no se quiere que salga.
Pero por debajo de todo esto hay una cuestión de fondo que también preocupa mucho a los usanos: que el origen de las revueltas no es por la corrupción del régimen en sí (la ha habido desde que subió al poder), sino sobre todo por el empobrecimiento y miseria de la población. Y eso no tiene una solución sencilla, y menos aún en el mundo al que vamos. No basta con que los cleptócratas del Mubarak dejen de robar: no en un país de 84 millones de almas y cuando se espera que el precio de los alimentos y la energía siga subiendo, trayendo más hambre y miseria. En esas circunstancias cualquier gobierno surgido de la voluntad popular será inestable y puede no durar demasiado, que es lo que más detesta el ex-imperio.
En resumidas cuentas: si dejamos al dictador actual, malo. Si toma el relevo uno de sus chicos, malo. Si llegan al poder unos populistas que no conocemos, peligroso. Si llegan los islamistas, peor. Y si la revuelta se extiende a más países, el acabóse. No lo tienen nada fácil los yankees para seguir manteniendo el control de la zona.
De momento estos días tanto EEUU-Mubarak como los opositores tratarán de ganarse el mayor número posible de apoyos en el ejército. La situación se resolverá cuando los militares se hayan decidido finalmente. Siempre que no haya una escisión en el seno de las fuerzas armadas, lo que acabaría inevitablemente en guerra civil.
La revolución ya se ha dado en la calle. Pero hasta que no se extienda al seno del ejército no prosperará.