imutes
Los expertos son solo perros entrenados.
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Exacto, esta es la entrada con mayor sentido de todo el post. ¡Bravo!Aparte del desgaste que producen los estimulantes, que es bastante peor a nivel orgánico, la razón de esa jetas es simplemente el estilos de vida, de hecho cualquier alcohólico callejero tiene el mismo aspecto.
Son gente que en muchos casos tenía ya un problema psiquiátrico que se complica, gente que deja de comer, y lo peor de todo, deja de quererse.
En cuanto a la meth es como todo, si se usa en una dosis adecuada en un contexto adecuado no hay problema, aunque reconozco el alto potencial adictivo, y no me gustaría que nuestras juventudes estuvieses fumando esto por aquí.
Veamos, la metanfetamina es un derivado de la molécula de la anfetamina sintetizado por 1ª vez en Japon en 1919. Debido a su alto poder farmacológico, ampliamente reconocida su eficacia en el tratamiento de más de 50 dolencias, (aún sigue siendo insustituible a nivel hospitalario) fue ampliamente comercializada hasta que en 1971 fue sometida a control incluyéndola en la lista II, por lo que su circulación se vio drásticamente reducida, pero continuó siendo legal. Es decir, se reconoce su valor terapéutico pero bajo control por su supuesto (otro cuento chino :bla: ) alto poder adictivo.
En realidad, como otras muchos remedios altamente eficaces, se retiran del mercado porque no suponen beneficios importantes para las farmacéuticas, que los sustituyen por hezs mucho más caras e ineficaces que tienden a cronificar los tratamientos.
También es altamente perjudicial para la venta de cocaína, que es un estimulante varias veces más caro, varias veces menos eficaz y de mucha menor duración. Probablemente, la cocaína es mucho más adictiva debido a efectos puramente psicológicos más que farmacológicos (el aficionado a las líneas blancas asocia su consumo a alto status social, lo que no ocurre con las anfetaminas)
En pruebas con cocainómanos inveterados por vía parental, el efecto de la meta y de la coca es en principio indistinguible. Solo después de 2 horas de su administración, al alargarse su efecto, el aficionado a las líneas blancas descubre que lo que le han administrado tiene un efecto mucho más prolongado (de 8 a 12 horas según dosis y tolerancia) que su habitual cocaína.
Después de su inclusión en la lista II se pudo encontrar durante muchos años en Spain en el mercado alternativo como el original Speed (entre los usuarios habituales conocido como “speed del de antes”). Actualmente el speed callejero es, en el mejor de los casos, anfetamina vulgar y corriente (unas 10 veces menos eficaz que la meta y por lo tanto 10 veces más caro).
Su uso clínico esta reducido actualmente en Spain al tratamiento de la narcolepsia y, curiosamente, –más bien aberrantemente- a su USO EN PEDIATRÍA en el “tratamiento “no ya de enfermedad alguna si no en el de supuestos “trastornos” como el déficit de atención, aunque se suele sustituir por moléculas de síntesis mucho más caras –y beneficiosas para las arcas de las farmacéuticas- como el famoso Ritalin (Metilfenidato) que no deja de ser una anfetamina -según el insigne especialista J. Ott, farmacológicamente semejante a la cocaína- pero de absorción lenta.
En dosis que aumentan claramente el rendimiento, las anfetaminas no sólo son más eficaces que la cafeína, sino con menores efectos secundarios.
Para acabar, recomendaría a los lectores que hicieran caso omiso a este tipo de abyecta publicidad farmacocrática y prestaran atención a con que anfetaminas, en su caso, están atiborrando a sus hijos.