Dudo mucho de que Ben Laden haya estado todos estos años en el mismo sitio esperando a que algún preso de Guantánamo se fuese de la lengua.
En cualquier caso, la fin del individuo presta a Obama la ocasión de recuperar la iniciativa.
Durante demasiados años Barack Obama ha tenido que aguantar las impertinencias, las mentiras y la deslealtad de la derechuza estadounidense. Creo que este es un buen momento para que les devuelva toda su cosa y los reduzca a su estado natural: el de white trash. Jamás a Presidente alguno de los EE.UU. le habían tocado los narices con memeces como lo de la partida de nacimiento: Obama tuvo que aguantar. Jamás a Presidente alguno de los EE.UU. le habían venido tocando los narices con racismos encubiertos: Obama tuvo que aguantar. Jamás a Presidente alguno de los EE.UU. le habían tocado los narices con culpas ajenas como a Obama: y tuvo que tragar.
Ben Laden ha sido durante demasiado tiempo un pesadísimo lastre para Obama. Ahora que está muerto es una buena ocasión para que dé un golpe de timón que arroje fuera del barco a todas las ratas y le deje a él guiarlo hacia donde corresponde.