Educado con los curas (Vol. 1980´s)

A mi en vez de meterme en la guardería me llevaron a la "señora directora", una bruja con mas de setenta años de las que realmente ya no quedaban, mi progenitora decía que con ella si que se aprendía, y efectivamente se aprendía, entré en primero de EGB sabiendo leer.

A la entrada tenías que arrodillarse a sus pies, y mientras le besabas la mano decias algo así como "buenos días señora directora, ¿ha dormido bien?. Lo de la entrada era algo chungo, como a mi progenitora se le ocurriera que ese día le venía mejor dejarme en la guardería un rato antes, te tocaba sentarse en un sofá con la bruja y su hermana desayunando café con leche y galletas (ellas, yo no).

Una vez en la clase, la guardería era un piso normal de esos de cuentame, la clase una habitación, los niños acudiamos a clase con nuestras respectivas sillitas el primer día y nos la llevabamos el último, había que rezar el credo, el padre nuestro y algún avemaría. A partir de ahí empezabamos con las cartillas de caligrafía, las letras, los números y la pronunciación, todo ello ostra va ostra viene, recuerdo que a veces la vieja decía, ¡se me ha roto una vena!, y le salía un jovenlandesaton en el dorso de la mano, que los tenia llenos de venillas.
En una ocasión una niña, vecina mía, se llevó una tanda de ostras bestial, no sabía pronunciar "gato" y decia "jato", la abuela decía "gato" y la niña respondía "jato", cada vez que respondía mal se llevaba una ostra, así durante un buen rato.

Tenía un armario empotrado en la pared muy pequeñito que usaba de cuarto oscuro, el niño o la niña que se portaba mal, era clase única y mixta, iba de cabeza al armario, alli guardaba el serrín que usaba para limpiar las meadas de los niños que se lo hacían encima en momentos de pánico.

Recuerdo una vez que un niño que me tenía envidia escupió en el suelo y dijo que lo había hecho yo, la señora directora no me creyó y me acusó de ser un judío, ya que según dijo, escupir en el suelo era cosa de alubio*s, todos los niños me señalaron con el dedo y empezaron a llamarme ¡judío, judío!.

En fín, esto pasó allá por el 78, 79, cogí los coletazos de aquel tipo de enseñanza, también existian guarderías modernas donde se corre, juega y esas cosas pero según mi progenitora, ahí no se aprendía nada, así que di con mis huesos en "la señora directora", luego fuí a los salesianos, ahí, hasta quinto de EGB también daban lo suyo, pero ya era otra cosa y otro ambiente.

Es lo que pasa cuando se deja a delincuentes y orates a cargo de niños pequeños.
 
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