Has imitado afeminadomente esa idea sin haberla pensado jamás ni dos segundos. Si la hubieras pensado habrías llegado a descubrir rápido que estás diciendo una tontería como un castillo y hay pruebas muy aplastantes:
Y eres tan patético que vas a seguir diciéndola con la cara muy colorada, sabiendo que estás haciendo el ridículo, porque tu ridículo se basa en lo que crees que la mayoría va a pensar, no en la ridiculez de lo que dices, porque sabes que eres tan ínfimo que sólo te importan los demás. Te das cero importancia porque es la que tienes. Y das cero importancia a la verdad y la justicia porque eres una rata sin norte ni neuronas ni moral. Y das más importancia a lo que piensen de ti tres fulastres que un genio porque te mueves por el miedito y el ansia de caer bien y aplausitos gaies.