Día de suerte en el gimnasio

sabroson

Lonchafinista
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25 Dic 2018
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El caso es que soy un chico de 28 años. Socialmente soy hetero pero es cierto que desde la adolescencia he tenido fantasías con chicos y siempre ando con ganas de probar algo. Físicamente soy normal, ni alto ni bajo, complexión normal, pero creo que tengo una cara bonita y alguna vez he notado miradas de amigos o desconocidos que no se imaginaban lo dispuesto que estaba a hacer de todo. Soy siempre muy bromista y sensual, por lo que más de una vez ha habido amigos que me han dicho “si fueras lgtb...”.

Hoy os voy a relatar algo que me pasó hace unas semanas y que me confirmó mi bisexualidad. Me doy cuenta de que aceptar y ver que no encajas en las casillas « hetero » o « lgtb » no es fácil y me siento mal por no saber disfrutar mi sexualidad sin barreras. Es algo complicado y que tengo que trabajar…

Lo que me pasó fue hace tres semanas y todo empezó en mi gimnasio. Normalmente los sábados no suelo ir nunca, pero ese día hacía muy malo y me había despertado tarde, por lo que fui al gimnasio hacia la 1 del mediodía. Estuve entrenando súper a gusto, fijándome en algún chico que ya me suena de vista, pero sin notar nada fuera de la normalidad.

Cuando terminé, hacia las 14:30, bajé a los vestuarios y allí al entrar había dos chicos que no había visto en la sala. Eran jóvenes, de unos 18-20 años, y por cómo reaccionaron cuando entré pensé que se acababan de dar un beso. Ya se habían duchado y uno de ellos ya estaba vestido. El otro estaba con un vaquero puesto pero sin camiseta y el pelo mojado. Mi taquilla estaba cerca de donde ellos estaban, así que me dirigí ahí tras decir un “hola” tímido. Mientras me cambiaba les miraba disimuladamente y la verdad es que los dos me gustaron mucho. El que estaba sin camiseta tenía unos brazos marcados y muy poco vello en el pecho, típicos primeros pelillos que nacen muy delgados y suaves. El otro me pareció un chico muy sensible y atractivo, con algo de barba muy corta y que aún no le había salido completamente. Los dos hablaban bajito, y supuse que igual eran pareja porque hablaban de coger una pizza de camino a casa.

Yo me había ido desvistiendo y en ese momento me quité el calzoncillo, que era lo único que llevaba puesto. Los dos se quedaron en silencio mientras notaba sus miradas clavadas en mi ojo ciego. Me puse una toalla a la cintura y cogí el jabón para ir hacia las duchas.

En ese momento mi platano ya había empezado a reaccionar y estaba un poco morcillona. No sé si al pasar junto a ellos se dieron cuenta pero antes de que entrara a la zona de las duchas uno de ellos, el que estaba vestido me dijo agarrándome del hombro: « Oye, yo a ti te conozco, no? ». Me pilló un poco de sorpresa, le dije que creía que no y entonces vi como el otro se sonreía. Este último me dijo: « no le hagas caso, lo que pasa es que le has molado y es muy malo ligando ». Sin dejarme decir nada, el otro me dijo: « ¿te molaría una churrupaica o hacer algo con nosotros? ». Yo estaba en shock, algo así no me había pasado nunca. Aunque siempre me han puesto cachondo algunos tíos, nunca antes había hecho nada salvo una manola adolescente que me hice con un amigo y no sabía si estaba preparado para que fuera ya, en ese momento. Yo fingí una risa forzada y les dije: « ¿vais a saco, eh!? ». Sin embargo, para ese momento mi erección era brutal y se me notaba claramente en la toalla.

Me invitaron a su casa y yo accedí sin ni siquiera ducharme. Me vestí tal cual mientras uno me sobaba los pezones y otro me pasaba la mano por la espalda y el cuello. Salimos del gimnasio y me dijeron que vivían a la vuelta de la esquina. A mí en ese momento me entró el pánico por ver lo que estaba haciendo, pero ellos hablaban con normalidad y me explicaron que eran pareja y que les gustaba añadir « experiencias » a su vida sensual. Algo en ellos me daba confianza y me lancé a la aventura. En ese momento pensé que igual después me arrepentiría, pero la verdad es que siempre había deseado probar algo y no quería quedarme con las ganas.

Llegamos en 5 minutos a su casa, un apartamento de una habitación con la cocina integrada en el salón. En el ascensor uno de ellos me besó en la boca y el otro me agarró el paquete, que se había bajado por mis nervios. Cuando entramos, dejamos las cosas tiradas en la entrada y nos fuimos al sofá. Allá ellos tomaron la iniciativa y se quitaron la parte de arriba. Yo les miré y noté como mi platano volvía a estar a tope, apretando contra el pantalón de chandal que llevaba. Liándose entre ellos, se acercaron a mí y me empezaron a sobar. Yo hice como ellos y me quité la sudadera y la camiseta. En ese momento pensé que amar me daba miedo, nunca había amado un ojo ciego y mucho menos me habían amado, así que con una churrupaica o algo de juego me daría por satisfecho, sobre todo porque ellos estaban súper lanzados. Uno de ellos empezó a sobarme de nuevo los pezones mientras el otro tiró de mis pantalones hacia abajo y me dejó en calzoncillos. Se acercó a mí y me empezó a absorber por encima, primero del ombligo hacia abajo y después ya directamente por el cuerpo de la platano, parándose en el glande. El otro me metía un dedo en la boca y pasó una mano por debajo del calzoncillo, despacio, haciendo que me estremeciera de placer. Entre los dos me quitaron el calzoncillo y dejaron al descubierto mi platano.

Me gustan mucho los pelillos y siempre me gusta recortármelos, dejándolos cortos para que se vean y se noten pero de manera controlada. En ese momento tenía los pelos de la platano algo más largos de lo que los suelo llevar y me sentí un poco ridículo, pero ellos después me dijeron que les encantaba así. El que me estaba masajeando por encima del calzoncillo se lanzó a comerme el pimpollo y yo empecé a bufar de placer. Me operaron de fimosis de adolescente, por lo que tengo un pimpollo bastante apetecible y se notaba cómo disfrutaba metiéndoselo en la boca y llegando hasta mi pubis. Tengo una platano normal, unos 15 cm, pero la chupaba con unas ganas impresionantes y en seguida se me pasaron los complejos.

El otro se había puesto a mi lado y le pasé la mano por el pecho camino hacia su platano. Los dos estaban todavía vestidos de cintura para abajo, así que éste aprovechó para desnudarse por completo dejando ver una platano más grande que la mía pero un poco más delgada. Empecé a pajearle de arriba a abajo, notando por primera vez esa sensación de tocar otra platano, de notar lo dura que es y de sentir cómo le das placer a otro tío. Él no estaba circuncidado y me entretuve jugando con su prepucio, súper móvil, y que dejaba ver algo de precum en su pimpollo. El otro también se desvistió y con la platano dura siguió mamándome. Yo noté que me iba a correr muy rápido y ellos, leyéndome la mente, me dijeron que disfrutara. En poco tiempo noté cómo mi corrida era inminente y le pedí al que me la estaba masajeando que parara un poco.

Los dos se tumbaron en la otra parte del sofá y empezaron a hacerse un 69. Yo flipaba, estaban los dos buenísimos y era como estar en una peli prono con las que tantas veces me he pajeado. Mientras tanto le acariciaba la espalda al que parecía un poco más joven de los dos, y me fijaba en sus culitos. Ellos dos estaban sin depilar, también con el vello un poco recortado y la visión del ojo ciego de uno de ellos, con más pelo alrededor de las piernas, me ponía súper cachondo. Yo me tocaba la platano como por inercia, intentando controlar una corrida que ya estaba ahí. Tenía que parar para no correrme ya.

Tras unos minutos así, los dos se volvieron hacia mí y me tumbaron boca arriba en el sofá. Me preguntaron si me apetecía hacer cositas y les dije que sí, porque ya no podía estar más cachondo. Uno se puso sobre mi pecho, dejándome su punta sobre mi boca, y el otro al otro lado de mi cabeza, dejandome sus bemoles sobre mi pelo y su platano también sobre mi cara. Tímidamente, al principio, me metí el glande de uno de ellos en la boca, mientras él me tacaba la platano y me seguía masturbando.

La sensación de la platano en mi boca, mientras veía cómo el otro se pajeaba a dos centímetros de mis ojos, me encantó. Sabía que no lo estaba haciendo bien porque era la primera vez que se la mamaba a alguien, pero me ponía muy cachondo. Le pedí que parara de tocarme porque me iba a correr y entonces los dos se apartaron y me fueron a hacer cositas. Mi corrida fue impresionante, me corrí muchísimo y noté hasta cómo se me contraía el ojo ciego. Yo creo que nunca he tenido un orgasmo tan intenso. Saqué muchísima leche y los dos se la repartieron con deleite. Se besaban pasándose lo que habían recogido de la cara del otro y de mi tripa y mis pelos, que habían quedado perdidos.



La platano se me quedó súper sensible y les tuve que pedir que pararan de tocármela. Ellos se sentaron a mi lado y me pidieron que les pajeara a los dos. En seguida uno de ellos dijo que se iba a correr y el otro se puso a un lado de su platano para mamársela y recibir su leche. Yo no supe muy bien qué hacer y le empecé a sobar los pezones mientras le tocaba también los bemoles. Enseguida empezó a gemir y se corrió en la boca del otro. Éste se acercó a mí para pasarme la corrida con un beso y al verme un poco indeciso se la dio al que se había corrido, mientras yo vi cómo se recreaban con la lengua y cómo parte de esa corrida se les salía de la boca y terminaba en su pecho. Mi platano estaba de nuevo súper dura (en realidad no se había bajado !) y en ese momento me apeteció probar leche, sabiendo que me iba a arrepentir si no lo hacía. El que todavía no se había corrido me miró y le dije que se sentara. Empecé a chuparle la platano, más parecida a la mía que la de su novio, y me sorprendió con otro sabor un poco diferente. Era más pequeña y me entraba completamente en la boca, aunque no podía evitar un poco de sensación de agobio cuando él me apretaba la cabeza contra su pubis. Se notaba cómo estaba disfrutando como un loco y me animé a pasarle la mano por los bemoles y su ojete. Su compañero me pidió permiso para hacer lo mismo conmigo y me empezó a pajear otra vez desde atrás, pasándome también algún dedo por el ano. El otro en seguida se puso más cachondo y empezó a jadear, y casi sin darme cuenta, sin que me avisara, se corrió en mi boca. Se me salió casi toda su corrida, pero el sabor del leche me sorprendió mucho. Tengo que decir que no me gustó demasiado, yo había probado alguna vez mi corrida y tampoco recuerdo que me gustara, pero estaba tan cachondo que no me importó demasiado.

Los dos me dijeron que aún tenía cara de más ganas y me tumbaron de nuevo, con las piernas abiertas. Uno de ellos me la empezó a absorber mientras el otro metió tímidamente un dedo en mi ano. Yo flipaba y en ese momento tuve miedo de que me propusieran amar, pero vi que ellos ya no se tocaban entre ellos y sin tiempo a más noté cómo me iba a correr de nuevo.

Les avisé y otra vez tuve una corrida épica. Uno me metía un dedo en el ojo ciego mientras el otro me chupaba la platano como si fuera un chupachups. Yo nunca he sido muy multiorgásmico, pero también reconozco que pocas veces he estado tan cachondo. Me corrí en la boca del otro y esta vez se la tragó sin hacer nada más.

En ese momento la situación me pareció un poco surrealista. Me dijeron que les había molado mucho y nos dijimos cómo nos llamábamos. Yo me vestí de nuevo y salí bastante rápido, nos despedimos con un « ya hablaremos otra vez » y una sonrisa. En el ascensor me miraba al espejo y me vi con otra cara, como diciéndome… « ya he hecho algo con un tío ». ¡Y con dos ! La experiencia me gustó y en seguida pensé en que probablemente tendría ocasión de repetir algo con estos dos.
 
Te corriste varias veces siendo hetero. Pues anda que si fueras lgtb....

Este tema seguro que lo aprueba el de Toledo Norte. El heterazo caza jovencitos.
 
Te corriste varias veces siendo hetero. Pues anda que si fueras lgtb....

Este tema seguro que lo aprueba el de Toledo Norte. El heterazo caza jovencitos.
mmm y que tendrá que ver que sea en el centro de barcelona o en la Sagra? no creo que haya alguna manera de discernir quién está activo o quien no por donde hayan comprado.

En la Sagra aún no he estado, no descarto visitarla.

Rojo no lo he sido y descarto tajantemente serlo en el futuro.
Chozas de Canales es uno de los lugares más perturbadores que conozco. En realidad toda la comarca de la Sagra.

Impacta la cantidad de neցros que hay, tienen la plaza del pueblo tomada. Hay uno que lleva la mano en la oreja y simula tener un móvil y hablar con alguien.

Una vez que estaba en el ayuntamiento, un neցro pedía audiencia con el alcalde en el mostrador. ¿Pa qué le quieres? Le decían, y el neցro que era muy importante, que tenía que hablar con el alcalde, y venga y dale. Sale el alcalde y ve el tinglado y le dice al neցro que qué narices quiere. Y el neցro, todo solemne, le dice que es el encargado de comunicarle que un ministro de su país va a visitar el pueblo. Todo Dios allí descojonandose, y el neցro to serio, que sí, que iba a ir un ministro de su país al pueblo a visitar a sus compatriotas y que había que recibirle con honores. Y el alcalde tratando de quitarse al neցro de encima, venga, venga, pues que me mande una carta y ya veremos si no hay que llamar también a un ministro nuestro, venga, venga, haz el favor. Luego resultó que era un hijo de un jefe de una tribu.

Por no hablar de las dos urbanizaciones enormes que hay a cada lado del pueblo con casas a mitad de construir muchas de ellas y muchos enganches de luz ilegales y cosa a tutiplén en los ¿jardines?. Y todo eso en medio de esos secarrales infames, es un lugar sólo apto para querersese o suicidarse.

Estoy harto de decir que la zona norte de Toledo y Parla y sus alrededores son una zona extraña. Es un lugar raro que trasmite sensaciones raras. Pueblos llenos de urbanizaciones en medio de la nada, medio vacías, aceras sin árboles, chalet abandonados o con puertas y ventanas tapiadas junto a otros bien cuidados. Gente extraña, neցros deambulando sin oficio ni beneficio, paisanos con sus Ebros sin capota y la cuba de sulfatar las viñas, pilinguis de saldo que ya no son competitivas en Madrí, jovenlandeses, jovenlandeses a tutiplén con las jovenlandesas cubiertas de pies a cebeza. Páramos infinitos, cielos inmensos que te aplastan y te recuerdan que solo eres un simple mortal.
Hay algo en esa tierra que perturba el alma, los que hemos estado allí lo sabemos, aunque no sepamos qué es.

El alma y el cuerpo, hay una cantidad enorme de cáncer y esquizofrenia, más que en ninguna otra parte de España.

El ambiente perturba el alma y la tierra se alimenta de sus cuerpos. Está maldita.

Decía José Antonio Primo de Rivera que los castellanos conquistaron el mundo porque no tenían otra opción, quien haya vivido en Toledo Norte sabe que esto es un dogma de fe.

Es una tierra de desdicha. Desdicha mala...

Siempre que hay un secuestro en Madrí, no sé el porqué pero si la cosa sale mal, el cadáver lo encuentra semienterrado en la Sagra, escarbado por unos perros de caza o en alguna antigua fábrica de ladrillos de esa maldita zona.

Esa zona esta maldita. Los perros huyen espantados por el hedor a fin y sin embargo la tierra engulle desdicha. Pide desdicha.

Siempre galgos, porque allá no hay más que galgos, y a montones abandonados.

Colgados, ahorcados, devorados por las pulgas mientras todavía sigue fluyendo la cosa de sus tripas por el tronco que les sirve de patíbulo. Cae la tarde; se va poniendo el sol... Los lugareños, apestando a sudor, dejan de un lado sus aperos y se dirigen a la taberna a gastarse el jornal en vino tinto.

Y cuando sopla el aire, el solano, que es el único aire que allí recorre los llanos y que además les seca la ropa, cuando éste corre se puede oír los lamentos de la almas de los oriundos que calladamente agonizan e impregnan el ambiente de dolor y fatigas. En verano el calor te achicharra como si del mismo infierno se tratase, y en invierno castañean los dientes y el moquillo cae de la nariz. No hay mujeres guapas, solo viejas y extranjeras. No cantan los pájaros, no hay sombras de árboles porque no hay árboles, ni pájaros que se posen. Todo es desasosiego y una extraña sensación de angustia.

Por la noche en verano no refresca jamaś y oyes a las chicharras cantar con su monótono canto hasta volverte loco. Y se oyen cantos de pájaros pero sólo de perdices ya que no hay otras aves, perdices sí que hay en muchísima abundancia, y también muchos conejos. Infinidad de conejos atropellados se ven en las cunetas.

Y los contenedores de la Maersk reciclados para vivienda con un tinajón enorme de cemento al lado para tener agua son todo un clásico.

Siempre creí que yo era uno, indivisible. Pero la Sagra me desdobló, fue allí donde pude comprobar que no era uno, sino dos. Un cuerpo y un alma que formaban un conjunto. Recuerdo como al pisar esa maldita tierra quiso arrebatarme mi alma. Y juro por Dios que noté como se me escapaba del cuerpo y era engullida por aquel lugar. Pero la atrapé y pude mantenerla unida a mi cuerpo, no me extraña que la gente del lugar hayan perdido todos la cabeza. Esa tierra te vacía, que roba el ser espiritual y mantiene el cuerpo orgánico, que deambulan por las urbanizaciones sin brillo en las miradas.

Levantas el lomo, el azadón al lado y respiras y el aire te quema las entrañas de miseria y el hedor es más profundo que la mismísima náusea.

Conejos con mixomatosis, perdices de granjas que sueltan para que escapen y en su huida mueran. Galgos famélicos, tiñosos, muertos de frío o de miedo que no paran de temblar. Estos son los tres animales que habitan esa tierra, una tierra seca que niega el agua. La antesala al infierno de Dante.

Por eso su vino es tan fuerte, porque se hace con el sufrimiento de los que trabajan la tierra. Un vino con regusto a polvo, amargo, áspero al paladar, que emborracha y hace mal vino en los que lo beben. Sacando lo peor de cada uno. Es la sangre maldita del lugar, beber ese brebaje es como probar la sangre de un vampiro.
Denominación de origen Méntrida. Si lo veis por ahí no lo probéis, bueno, haced lo que queráis, pero que sepáis que son las lagrimas de esa gente que vive atrapada en un universo paralelo.

Una tierra yerma, estéril que aúlla de dolor, la sangre derramándose en la sementera. No lloverá en meses. Oscurece y el paisano camina entre los cipreses... ¿Quedará algún mendrugo de pan de ayer? La noche abrasa, el regreso duele.

¿Y los olivos? Siempre enfermos, siempre afectados. Solía preguntar por cortesía a los lugareños que qué tal hogaño la cosecha. Y siempre, siempre, pasaba algo al olivo. Cuando no les pica la mosca, no llueve; cuando llueve, les entra repilo; o las heladas tiran el fruto o la sequía no da rendimiento de aceite. Siempre están enfermos o afectados, son como un reflejo de sus dueños. Cuando hay mucha producción, baja el precio. Si no dan nada, sube el precio del aceite. Cuando no es granizo, es la tuberculosis del olivo. Si un año les pagan pronto la subvención, ese año los rumanos y etnianos arrasan los olivares. Siempre, siempre tiene algo malo. No he visto árbol más sufrido que los olivos de esa zona. Y con que orgullo te cuentan sus enfermedades los agricultores, parece que están deseando que les preguntes para empezar a quejarse amargamente de su existencia.

No se si serán fuerzas telúricas o arcanos secretos, pero en esa zona el número de niños badulaques es llamativo. Cuando me la recorrí, raro era el día que alguien no me confesaba que tenía un hijo en un colegio especial, o una hija con paga, o algún ser de luz en la familia. Llegué a pensar que los hombres de allí son estériles y que es el mismísimo Belcebú el que engendra en sus mujeres esos abominables seres. Preñando la región de mongolismo y atraso.

Los oriundos de La Sagra jamás te dirán lo que piensan. Para ellas decir lo que piensan es el mayor pecado que existe. Mayor que el incesto o el asesinato. Si agarras a un sagreño, lo atas a un sillón, le arrancas una muela con unas tenazas oxidadas a lo vivo y el preguntas si le duele... pues te dirá que no.

El sagreño es celoso de sus pensamientos. Sin embargo si ves a dos sagreños juntándose al azar por la calle es fácil adivinar lo que se dicen el uno al otro: Se mienten.

Porque mentir es su deporte comarcal. No hacen sino manipular a los otros mintiéndoles para sonsacarles. "Sacar mentira por verdad" como dicen ellos. Se creen muy astutos con el forastero y no se dan cuenta de que en realidad quedan como unos cretinos.

Sus relaciones humanas son antinaturales, artificiales, extrañísimas. No saben lo que es la espontaneidad, la sinceridad, el trato abierto, cercano, cálido y franco. Y ni lo quieren saber.

Las casas de los muchos jovenlandeses que ves allí tampoco son nada halagüeñas. Ves un pequeño bloque de tres pisos en tres plantas y ves que hay tres antenas parabólicas y la cerradura de la entrada rota desde hace años y que nadie la arregla. Los buzones de los jovenlandeses tienen garrapateado un nombre con rotulador y nada más. Es desolador.

Gente que por las tardes apuran los vinos antes de ir al pilinguiclub de Valmojado o al del Lucio en Maqueda.

Ancianos que van a labrar viñas en tractores que se fabricaron cuando aún vivía Franco. Gestos huraños en sus curtidos rostros.

La mayor parte de los campos de cultivo están yermos y llenos de malas yerbas.

Cardos seteros por doquier pero no se os ocurra recoger setas de cardo. Las setas absorben muchos tóxicos y a saber qué comes. En una ocasión recogí un montón de setas de cardo en el interior de la rotonda de acceso a la autovía en Santa Cruz de Retamar y la diarrea que tuve fue histórica.

Ancianos de pinta siniestra que van a misa todos los domingos. Vestidos de neցro y con rostro lleno de amargura, soberbia y desesperación. Agarran los rosarios fuertemente en sus a vez temblorosos dedos.

No vayáis a la Sagra hijos míos.

Tan cerca de Madrid, tan lejos de Dios.
 
¿Para cuándo la serie? Va a ser todo un culebrón. ¿Alguien se ha leído esa cosa? meparto:
 
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