La pandilla de orates mongólicos rabiosos que nos p̶a̶s̶t̶o̶r̶e̶a̶n̶ gobiernan, van a conseguir cargarse la única industria que todavía medio funciona en este país de dementes. Cuando no venga ni el tato por cosas como ésta, lloraremos y nos preguntaremos cómo ha podido pasar, cómo uno de los 4 o 5 países más seguros del mundo ha podido acabar así.
En España siempre hemos tenido nuestras cosas y nuestras hezs, pero al menos podías salir a la calle con la seguridad casi absoluta de que volverías a tu casa sin incidencias y de una pieza. Ni eso nos van a dejar ya.