Radiopatio
Heaven or Las Vegas
Era primavera del año 1998, habían caido las primeras hojas de otoño, el suelo estaba salpicado de hojas de morera, de arce...
Lejos, en el camino, dos siluetas; una fémina que salió corriendo de mi lado dos años después; un pobre diablo como yo que creía en el amor. Pasaron meses de invierno por medio, unas primaveras, algunos días de piscina, y algunas llamadas telefónicas en las que mayoritariamente nos decíamos cosas un poco sonrojantes.
No me gustaría extenderme, pero es que es una historia tan tierna, tan veraz, a la vez de injusta, de efímera... Retrocedo, en los tiempos en los que ponían anuncios de la tele de margarina Tulipán, un poco más pa alante, las chicas de EGB se ponían frescas, rozaban berza, me preparaban para el futuro, y yo mientras tanto estudiando libros de lógica de Boole...
Es un dolor recordar esos momentos tan desaprovechados, pues las chiquillas crecieron, al igual que crecieron las picadas de tecla y los sorbos de calimocho, muy a la par; y en el que terminó ganando por goleada el chorrito de jovenlandesa en ese bar del centro. Por aquel entonces mis amigos salían de fiesta y yo era experto en crackear simuladores de vuelo. Esa muchacha me proponía besos, y yo, como chico tímido que tocaba mercancía peligrosa, miraba a ambos lados antes de atreverme a algo.
A partir de ahí surgió una historia que me gustaría contaros con más detalle, pero que desafortunadamente tuvo un final que para nada corresponde a la ficción de éxito y a las películas más taquilleras, con morreillo. Yo sólo veía que me miraba, como pensando... "Tú eres simple, chaval, DÉJAME EN..."
Desde entonces guardo recuerdos especiales, con música del Lingo y el Informe Semanal. Dos meses después de tan trágicos acontecimientos un tío me dijo ¡Hey! con desparpajo, desde un Ford Fiesta, como intimidándome, mientras lloraba por no haber tocado berza.
Así es la vida. Espero no haber sido muy tostón. Es mi día attention whore. Si no has soportado la lectura, te jorobas.
Con todos mis cordiales saludos, sin duda.
Lejos, en el camino, dos siluetas; una fémina que salió corriendo de mi lado dos años después; un pobre diablo como yo que creía en el amor. Pasaron meses de invierno por medio, unas primaveras, algunos días de piscina, y algunas llamadas telefónicas en las que mayoritariamente nos decíamos cosas un poco sonrojantes.
No me gustaría extenderme, pero es que es una historia tan tierna, tan veraz, a la vez de injusta, de efímera... Retrocedo, en los tiempos en los que ponían anuncios de la tele de margarina Tulipán, un poco más pa alante, las chicas de EGB se ponían frescas, rozaban berza, me preparaban para el futuro, y yo mientras tanto estudiando libros de lógica de Boole...
Es un dolor recordar esos momentos tan desaprovechados, pues las chiquillas crecieron, al igual que crecieron las picadas de tecla y los sorbos de calimocho, muy a la par; y en el que terminó ganando por goleada el chorrito de jovenlandesa en ese bar del centro. Por aquel entonces mis amigos salían de fiesta y yo era experto en crackear simuladores de vuelo. Esa muchacha me proponía besos, y yo, como chico tímido que tocaba mercancía peligrosa, miraba a ambos lados antes de atreverme a algo.
A partir de ahí surgió una historia que me gustaría contaros con más detalle, pero que desafortunadamente tuvo un final que para nada corresponde a la ficción de éxito y a las películas más taquilleras, con morreillo. Yo sólo veía que me miraba, como pensando... "Tú eres simple, chaval, DÉJAME EN..."
Desde entonces guardo recuerdos especiales, con música del Lingo y el Informe Semanal. Dos meses después de tan trágicos acontecimientos un tío me dijo ¡Hey! con desparpajo, desde un Ford Fiesta, como intimidándome, mientras lloraba por no haber tocado berza.
Así es la vida. Espero no haber sido muy tostón. Es mi día attention whore. Si no has soportado la lectura, te jorobas.
Con todos mis cordiales saludos, sin duda.