De los zapatos al piso

paaq

Madmaxista
Desde
20 Nov 2006
Mensajes
6.589
Reputación
6.259
Enrique Meneses es un periodista de la vieja escuela (como que nació en el 29), que ha hecho de todo: para los gente de izquierdas del foro, acompañó a Fidel y al Ché a Sierra Maestra; para los pajilleros, fue director de Playboy España ;) y bueno, corresponsalías, programas de tele, mil cosas. Tiene los bemoles pelaos de patearse el mundo con la cámara, y tanto ha visto, que cuando en su blog habla de la vivienda, creo que es conveniente prestarle atención:

De los zapatos al piso

La España que salía de la guerra civil y del primer quinquenio triunfal de la Victoria, sólo soñaba con pan blanco sin trozos de cuerda, zapatos bien limpios y un piso de donde no se les pudiese echar. España quería regresar a un imperio en el que no se ponía el sol pero muchos soñaban con tener luz eléctrica sin cortes cuando Sautier Casasecas brindaba, en la única radio Nacional, lo más emocionante de “Ama Rosa”. Pero, por encima de todo, estaba la propiedad del piso. Las demás carencias fueron cubriéndose a la vez que se eliminaban cupones de racionamiento pero el sueño del piso no sólo ha permanecido sino que ha traspasado hasta tres generaciones. “¡O te compro un piso o llevarás luto por mi…!” prometía el Cordobés, un robagallinas como El Lute, que protagonizó un libro de Dominique Lapierre y Larry Collins con el mismo título. “¡El piso!”, la obsesión de las clases modestas de la posguerra.

Las clases pudientes descubrieron pronto que la propiedad de varios pisos, aún sin alquilarlos, representaban una inversión más segura que la Bolsa. El amor a los lingotes de oro se convirtió en el de los ladrillos. Bastaba esperar para que el valor del m2 creciese aparatosamente. Nadie ponía reparos. Yo siempre lo vi como un desastre. Hasta los 44 años, jamás fui propietario de un piso. Y anduve emancipado desde los 18 cuando la mayoría de edad que era a los 21. España es el país de Europa con más propietarios de sus viviendas, alrededor del 85% somos propietarios porque cuesta lo mismo que alquilar.

Hemos evolucionado en el sentido contrario al de los países más desarrollados. En nuestro país, solo el 10% de las viviendas se pone en alquiler mientras en Holanda, Alemania, Escandinavia o Gran Bretaña, tienen más del 50% en alquiler. Con 3 millones de viviendas vacías que hay en España, los precios de alquiler deberían bajar drásticamente y distribuirse por toda nuestra geografía si en lugar de especular con esos pisos se obtuviese su rentabilidad con las mensualidades de los inquilinos. Claro que, para ello, se necesita una legislación rápida que proteja al propietario frente al arrendatario que no cumple el contrato. Al ser el piso como un depósito bancario, el propietario quiere poder disfrutar de liquidez, cosa que le frena con inquilinos imposibles de desalojar.

El español que vive en Madrid y busca trabajo, si lo encuentra en Murcia, querrá primero saber si allí va a poder encontrar algún piso para alquilar. Si arrienda el suyo de Madrid, corre el riesgo de, al regresar, no poder recuperar su casa o encontrarla vandalizada. Todo esto resta movilidad a la población española. Falta trabajo en unos sitios pero no se puede acceder a él por el problema de la vivienda. Lanzo una idea: Un organismo estatal que construya exclusivamente para alquilar a estudiantes, trabajadores o emigrantes y que, por sus características, estén dispuestos a desplazarse por España. La movilidad en Estados Unidos es increíble y se tarda unas horas en alquilar. En el resto de Europa, los carteles anunciando “Se alquila”, “To let”, “À Louer”, puedn verse en todas partes, más que los que ofrecen las Inmobiliarias para vender. Una red de “Youth Hostals” para jóvenes menores de 30 años es una necesidad. Son los “Paradores de la Juventud”. En ellos se admitirían parejas con o sin un niño. Los precios los marcaría una empresa estatal. Hablamos mucho del Estado-Papá pero olvidamos que países de nuestro entorno son más intervencionistas que nosotros.

Enrique Meneses
 
Volver