Venga, cambio de pregunta. No seamos tan negativos...
¿Cuanto ha sido lo que más has facturado en un trimestre, que no ganado?
¿Y qué más da lo que factures?
Un comercio por ejemplo puede facturar mucho (cantidades mareantes para un 'nominero') y el que se entere asumirá que se está ganando mucha pasta. Pero es que depende de tu margen comercial, lo que pagues de local, etc. Por mucho que por tus manos pasen muchos billetes, lo importante es lo que queda para ti.
Un autónomo puede facturar 2.500€ (cantidad MUY BAJA para un autónomo...) y resultar que sus gastos son cercanos a 0 porque trabaja en casa y solo tiene que pagar impuestos, el móvil y poco más. Pero aún así se dará cuenta de la cruda realidad el día que se coge unas vacaciones y palma pasta, o cuando acabe un trabajo y no le salgan clientes y también palme pasta. Ni qué decir si enferma.
Por eso cuando en mi entorno alguien se ha hecho autónomo (yo lo he sido varias veces...) siempre le digo que se fije en lo que se lleva a casa después de pagar todo, porque el currito acostumbrado a 1.200€ ve entrar en la cuenta cantidades grandes, le hacen los ojos chiribitas, y cuando descubre la tozuda realidad de su ingreso anual se pega una leche terrible. Lo que le pasó a los chavales que trabajaban de autónomos en la construcción.
Hace milenios tuve un negocio con otros dos socios en los que llegamos a facturar durante una época entre 30.000€-60.000€ al mes dependiendo de la estacionalidad. Cualquiera que escuche esto pensará que nos hicimos ricos y tal, el desconocimiento de la realidad es enorme.
La realidad es que pusimos pasta de inicio (yo tardé muuuchos años en devolverle todo al banco), los primeros 6 meses cobramos 0€, y el siguiente año cobramos como media nómina. Cuando, llegado el momento, empezó a funcionar, llegamos a cobrar algo parecido a una nómina normalita. Trabajando como fulastres.
A partir de ahí nos dimos cuenta de la trampa, por falta de experiencia; con el comercio funcionando a un 90%, el margen se había reducido tanto por la competencia (imposible subir precios; pruebas y notas bajón de ventas), que el límite era que aunque lo petases, la vaca no daba para más.
No era posible aumentar el margen porque el mercado se había recrudecido, no había margen para aumentar el volumen sin contratar a nadie (para lo que no había pasta, y no es lo mismo que tú no cobres a que no cobre un empleado), y en el primer momento en que las ventas empezaron a bajar te das cuenta de que no hay viabilidad y te diriges a una trampa, la de ver que el negocio aparentemente funciona pero que en breves vas a perder hasta la camisa. Salimos a tiempo antes del desastre, pero como te he dicho deudas durante años.
Ahí es cuando te das cuenta de que hay negocios en los que el factor impuestos y regulaciones es esencial. Por orden, quien más ganó (con mucha diferencia!) con este negocio fue el estado, después los bancos, y nosotros trabajamos como fulastres haciendo las cosas razonablemente bien (mucha demanda, clientes fieles....aunque el plan de negocios tenía trampa porque no había salida si los márgenes bajaban como sucedió), no llegamos de media ni a tener una nómina decente.
Aprendí (y fue una experiencia que me ha valido mucho trabajando en nómina...) que hay negocios que aunque funcionen, van tan justos que cambiar una variable lo echan todo al traste. Y es demasiado riesgo. A veces ideas más locas y en principio más arriesgadas pueden dar mejores resultados porque no dependen tanto de que te salgan competidores que te obliguen a ajustar precios.
Y también aprendí que el estado no invierte, pero es el primero en cobrar. Y el que más rentabiliza tu sudor, a veces el único. Cuando eres autónomo al estado se la sopla que te mates trabajando, que estés viviendo casi en la miseria tirando de ahorros. Él cobra el primero, cobra bien, y ay de ti si no le pagas puntualmente.
Por supuesto, el día que todo se va al garete ese estado que te ha sacado los ojos no lo ves ni en pintura. No está. Y ojo con que te vayan las cosas bien, entonces eres un ricoh enemigo de las cositas sociales.
No fue mi primera experiencia como autónomo, pero sí la última. Y aprendí la lección; creo que por experiencia tendría bastantes posibilidades de hacer las cosas bien, pero no tengo ni el dinero, ni la edad, ni sobre todo las ganas de empufarme y arriesgarlo todo, para luego ver cómo viven como dios aquellos que viven de lo te quitan cuando te la juegas. Sin la más mínima presión, con sus derechos por todo, cobrando mucho más.
En fin, que caña al autónomo zascandil, por supuesto. Pero cada vez más tengo la sensación de que los que viven tras el paraguas del estado no tienen ni puñetera idea de cómo funciona el mundo real.
