No es mala idea; cada vez hay más viejos alejados de sus hijos y todas las persianas, tarde o temprano, necesitan cambiar el carrete, se sueltan lamas... El problema es la competencia de los manitas de las compañías de seguros: todo el mundo tiene unas horas de mano de obra gratis al año, y las usan en repasar persianas, colgar lámparas o poner cuadros.