Kaprak63
Madmaxista
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El sistema español de gestión del suelo edificable es el resultado de la picaresca típica de nuestro país. Me hacen gracia los que critican sólo a Zaplana por su afirmación (grabada en su día en una escucha telefónica) de que él estaba en la política para forrarse. Vamos a ver, señores, seamos serios… ¿es qué alguien conoce a algún político que no esté en la política para medrar, para forrarse, para favorecer a amigos y familiares, para poner la cara y cobrar una comisión por favorecer los intereses de alguien que oficialmente no figura en el guión, etc...?
Yo no conozco a ninguno. Incluso en los puestos de menor transcendencia, como pueden ser las ejecutivas locales de los partidos, los que están ahí no tienen otro interés que el de poder influir para colocar a hijos, familiares, amigos y conocidos. Y me da igual que hablemos del PSOE, del PP, del PNV, de CIU, de IU, etc…
Partiendo de esta base, que creo que pocos se atreverán a discutir, ¿qué extraña razón impulsa a nadie a pensar que la nueva ley del suelo, o la que hipotéticamente pudiera aprobar el PP si recuperara el gobierno, o las normativas autonómicas, ...puedan tener como objetivo favorecer a la sociedad a la que los políticos dicen representar? Es de una ingenuidad sorprendente, a estas alturas de la película.
La nueva ley del suelo, bajo la excusa de controlar los desmanes inmobiliarios de los últimos años, sólo tiene un objetivo, que no es otro que aumentar las posibilidades de intervención de toda esta panda de facinerosos que ocupan los ayuntamientos (que es donde está la pasta que se puede robar) en los sucesivos pasos que han de darse desde que alguien imagina un negocio inmobiliario hasta que su idea se transforma en que un españolito que ha firmado una escritura en la notaría.
La clase política de nuestro país, quizá la más corrupta de occidente tras la italiana, ha hecho todo un ejercicio de I + D para establecer los mecanismos de corrupción que permiten vivir a unos cuantos cientos de miles de ciudadanos a costa de los cuarenta y pico millones restantes. Estos varios cientos de miles de ciudadanos perciben unos ingresos y consiguen patrimonios muy superiores a los que consegurían en limpia competencia con el resto de ciudadanos a cambio de mantener en marcha el sistema que permite ganar ingentes cantidades de dinero a los que han diseñado el sistema.
En el análisis de las posibilidades de acceso al dinero fácil, han llegado a las siguientes conclusiones:
1.- El Tesoro Público resulta inaccesible en un país como el nuestro. En el pasado, los más corruptos, podían especular con la divisa propia con información privilegiada cuando había devaluaciones, pero ahora con el euro es imposible. Los gobiernos corruptos tenían muy fácil “fabricar dinero”, rebajando la ley de la moneda en curso, emitiendo más deuda de lo aconsejable, etc… pero ahora este camino está cerrado en una economía muy interrelacionada con el resto de los paíse, y más desde la entrada en el euro. Tampoco se puede meter directamente la mano en la caja y llevarse las reservas, como era posible hace cien o doscientos años.
2.- El dinero de los ministerios es muy difícil de robar. Ya no es tan fácil como antiguamente “disparar con pólvora de rey”. Se trata de partidas presupuestarias sometidas a control y como mucho se puede malgastar en cosas sin fundamento un modesto porcentaje del presupuesto total, por la sencilla razón de que salvo en obra pública, la mayor partida presupuestaria es el capítulo de los salarios de los funcionarios, y esa partida está a salvo de cualquier mano ajena. Y de hecho, todos sabemos de casos escandalosos de gasto inútil en estudios, asesorías, pequeñas obras, etc… realizadas por el amiguete del mandatario de turno. Pero eso es muy poco dinero, aunque cuando sale en la primera página de la prensa se monte un escándalo. Ese poco dinero no basta para sostener todo el sistema corrupto.
3.- El mundo de los negocios privados es más fácil, pero también está limitado. Para empezar hay que correr riesgos si se monta una verdadera empresa. En el mundo empresarial real de nuestro país (el que compite en el mercado) las empresas son pequeñas y no pueden proporcionar ingentes cantidades de dinero, que es el objetivo. Por eso los corruptos sólo fundan empresuchas de asesoría y consultoría, para facturar servicios inútiles tanto a los ministerios como a las grandes corporaciones. En los ministerios son los altos cargos puestos a dedo por el partido gobernante quienes solicitan los servicios y firman las correspondientes adjudicaciones. En las grandes corporaciones se cuenta con la gentil colaboración de los consejeros “dominicales” e “independientes”, que a cambio de ocupar una poltrona a la que no llegarían ni en sueños, firman cuantas órdenes de suministro de servicios les pongan delante. En estas grandes empresas no hay barra libre, porque los grandes accionistas sólo admiten que se cobre una pequeña comisión que sale de inflar el precio de los servicios que prestan a los ciudadanos, pero el resultado final de la cuenta de explotación es intocable, debe ir a los dividendos que cobran los grandes accionistas. Por lo tanto este sistema, aunque da sus frutos, y también es susceptible de escándalo público cuando trasciende algún trapicheo, tampoco permite sostener todo el tinglado de la corrupción.
4.- Conclusión: había que volver a encontrar una manera de “fabricar dinero” para después desviar ese dinero a los cauces adecuados, porque el dinero legítimo, tanto el dinero público como el dinero privado, no permite sostener a varios cientos de miles de corruptos durante mucho tiempo. El activo que permita fabricar dinero tiene que tener las siguientes características:
• Debe ser un bien público o semipúblico, y gestionarse mediante una concesión (de la misma manera que las reservas, un bien público, y el sistema bancario, un conjunto de concesiones, intervienen en el mecanismo tradicional de emisión y circulación del dinero)
• Su verdadero valor debe estar oculto a los ojos del gran público
• Su valor debe aflorar sólo mediante intervención por parte de los agentes adecuados, que son los que tienen la concesión
• Debe controlarse el ritmo al que se incorpora el dinero ficticio al sistema, para que el sistema no reviente y se vaya todo al carajo
• Debe ser difícil de fiscalizar, porque su valor es arbitrario y se puede manipular
• Debe tener un volumen inmenso, de forma que cada año se pueda desviar una cantidad ingente de recursos a los bolsillos adecuados
Bien, señores, ¿se les ocurre algún activo que reúna todas estas condiciones? ¡¡¡BINGO!!! Es el suelo edificable o, más concretamente, el volumen de edificabilidad.
En la gestión de este activo, los agentes de la concesión (las corruptas autoridades locales) realizan las siguientes funciones:
• Mantienen oculto el valor del activo. Lo consiguen planteando los planes urbanísticos sólo cuando las manos amigas han comprometido en firme terreno suficiente a precio irrisorio.
• Regulan el ritmo de incorporación al mercado (recalificación y aprobación de planes urbanísticos)
• Regulan el tiempo de maduración (licencias de obra)
• Fijan la comisión a desviar para el sistema (pagos en neցro a los políticos que ponen la firma, entregas de porcentaje de suelo para fines sociales por parte del promotor que luego se desvía a bolsillos amigos, adjudicaciones de obras de urbanización a empresas de los que están en el ajo, etc…)
• Evitan la fiscalización (notarios que miran para otro lado, jefes de inspección de hacienda que hacen que no saben o que retienen las inspecciones hasta la prescripción, etc…) Noticia de ayer mismo: los inspectores de hacienda advierten al gobierno que van a prescribir dentro de unos días más de cinco mil millones de euros de delitos fiscales, y se quedan tan anchos.
¿Qué cómo se convierte en dinero falso este activo? Bien fácil, con la colaboración del sistema bancario, otra concesión, que tiene capacidad suficiente para sostener el volumen de hipotecas que haga falta y además dentro de unos límites de jovenlandesesidad que son la envidia de la banca internacional.
Como consecuencia, todo el dinero del sistema económico español pierde su parte de valor, independientemente de cuál sea su origen, honesto o deshonesto. Lo repito, por si acaso, absolutamente todo el dinero paga el peaje del sistema de corrupción imperante.
El efecto de este peaje, que desde hace unos años los corruptos cobran mediante los trapicheos de la gestión del suelo y la edificabilidad (anteriormente lo hacían por otros medios) tiene un nombre. Se llama INFLACIÓN. Como nuestro país es estructuralmente corrupto, tenemos inflación estructural. La estadística nos dice que esa inflación debida a la corrupción de nuestro país establece un peaje del 7,5% desde hace 150 años a cualquier unidad monetaria que interactúe dentro de nuestro tejido económico. Como consecuencia está en vigor la ley fundamental de nuestro sistema económico, que dice así:
“CADA DIEZ AÑOS EL DINERO VALE LA MITAD”
Y cada 16 años la cuarta parte, y cada 21 años la octaba parte, y cada 25 años la dieciséisava parte, de manera aproximada, resultado de aplicar la fórmula del interés compuesto.
La única defensa que tiene un ciudadano particular que no pertenezca al sistema es colocar sus ahorros en una forma que no pague ese peaje del 7,5% anual. Y resulta que sólo hay una forma que evite ese peaje sin incurrir en riesgos excesivos. Se tratra de la vivienda, que es el resultado final de la gestión de la edificabilidad del suelo. Es decir, el que entiende el sistema y decide estar dentro y seguir la corriente pone a salvo su patrimonio, el que quiere vencer al sistema y nada contra corriente acaba barrido y sin ahorros para vivir dignamente a la vejez.[/B]
Y ahora sigan haciéndose caricias mentales sobre la bondad de la nueva ley del suelo, que será de nuevo modificada cuando se de una de estas dos condiciones:
• Cuando se haya producido un cambio de partido gobernante, por lo que la actual beneficiaría probablemente a bolsillos inadecuados a ojos de dicho partido.
• Cuando haya transcurrido tiempo suficiente para que queden al aire todas sus vergüenzas, como ocurrió con la ley actual y las anteriores, por lo que se presentará de nuevo la necesidad de elaborar y aprobar otra ley para “defender a los ciudadanos de la especulación inmobiliaria” ya que el acceso a una vivienda digna es un derecho fundamental que está recogido en la constitución.
Y sigan también pintando escenarios paradisíacos con descensos del precio de la vivienda, ignorando que la vivienda en este país sólo baja de precio (lo ha hecho en el pasado) cuando los maquinistas del sistema comprueban que hay que dejar reponerse al conjunto de la economía antes de volver a cobrar el peaje del 7,5%. El problema en esas situaciones es que el volumen del mercado inmobiliario pasa a ser tan ridículo que nunca puede ser la solución para que el acceso a la vivienda sea más asequible al conjunto de la población. El mercado simplemente se para, no se construye casi nada, y de lo ya construido nadie quiere vender. Por tanto el porcentaje de gente que puede comprar es insignificante, que es prácticamente lo mismo que decir que nadie puede comprar.
¿Qué hacen los corruptos durante esas fases de parón del mercado? Bien fácil, acumular silenciosamente terreno suficiente para poder aflorarlo al mercado en forma de volumen edificable cuando la economía lo vuelva a permitir.
¿Entienden ahora el sistema económico español? Porque ya va siendo hora…
Saludos.
Me ha parecido muy interesante la argumentación, aunque discrepo en las conclusiones. Sobre todo eso de que simplemente dejan de construir.
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