No, en absoluto. Tengo 25 años y no me arrepiento de no haber comprado con 19. Tampoco envidio a los que están hiperhipotecados (que meten en los pagos hasta a los padres) que no viven la vida; sólo trabajan y pagan las letras de su zulo (porque en muchas ocasiones no se puede considerar "vivienda digna"). En estas condiciones, créeme, no tengo prisa alguna por suicidarme económicamente.
Sin embargo, no me gusta derrochar mi sueldo de hez (porque, a diferencia de otros que cobrando lo mismo, se meten en 40 kilos de hipoteca, sí soy consciente que lo que cobro no da para mucho), pero sí me gusta viajar de vez en cuando por ahí, no privarme en absoluto en asuntos de nevera (sin necesidad de caviar y langosta), hacer alguna salida de vez en cuando con la novia al cine, a cenar, etc... cosas que por sencillas que parezcan, desgraciadamente, muchos hipotecados de mi entorno no pueden hacer de no ser con la ayuda de un tal Cofidis (luego te paso el teléfono). Y que conste que soy plenamente consciente de que en la vida hay que hacer sacrificios para conseguir las cosas, pero ay amigo!, por cosas que valgan la pena...
3 situaciones son las posibles en mi caso:
a) Me hipoteco metiéndo a mis padres en el fregao y malvivo como un pobre, pero eso sí, feliz propietario de un piso viejo de 70 m2 en barrio obrero-rumano, por el que mis padres no hubieran pagado más de 2 kilos en su día, pero que ahora están pagando a 40.
b) Me voy de alquiler con mi novia, y en función de mis necesidades, elijo un piso más pequeño o más grande, más cerca o más lejos, por lo que podría vivir la juventud mucho mejor y tener algo de vida, ya que nos sobraría algo de pasta todos los meses.
c) Me hipoteco sólo cuando la situación tenga algo de cordura, haciendo los esfuerzos que se han hecho tradicionalmente, pero valiendo la pena, pues puedo tener vida, una hipoteca digestiva acorde con mis posibilidades y con lo que estoy comprando.
Mientras no se dé c), será b) y nunca a)...
que también se va a dar mucho.
