Mis cosas Cómo es vivir en México: anécdotas desde el país del absurdo y la lógica invertida que acaba con tu paciencia

AmericanSamoa

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---------PRÓLOGO----------
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Yo cuando se habla de México me imagino hordas de Cantinflas comiendo cosas super picantes y razonando hasta llegar al absurdo.
Y así es.

Llevo ya casi un año en este país al que vine buscando el calor en Cancún, pero acabé moviéndome a Mérida, Querétaro, Pachuca y tengo planeado continuar a CDMX y la costa Pacífico.

Abro este hilo porque @Tanya Degurechaff me pidió que le contaste alguna anécdota más sobre cómo son los mexas, ya que dije que tienen muy (pero muy) poca sangre en las venas, en general (los güeros me disculpen). La cosa va más allá de la pasividad de los mexicanos: me parece interesante contar cómo funciona su cabeza, cuya lógica es exactamente contraria a la del resto del planeta. La lógica invertida es el motor de todas las situaciones absurdas que viví estos meses con ellos.

Los mexicanos son expertos como nadie en complicar cualquier situación, por sencilla que sea. Aunque me quejaba de mis compatriotas, los españoles se mueven en un margen razonable de situaciones absurdas. En México no hay espacio para la lógica. Por supuesto, ellos son los primeros perjudicados, porque ningún extranjero se adapta cómodamente a lo absurdo si no es con resignación. Sólo con resignación se sobrevive en México, y eso explica el escaso porcentaje de extranjeros.

Aunque hay una enorme diferencia entre los güeros (blancos) y los demás: cuanta más sangre indígena manifiesta su piel, más se complica la comunicación con ellos. Los mexicanos blancos son totalmente distintos, mucho más cercanos a los europeos, a diferencia del indígena, y mucho más de los mayas y yucatercos en general, que son lo peor del país en términos de amabilidad y eficiencia.

Vaya por delante que les encanta la hospitalidad: siempre que les digo que soy español, me dicen "bienvenido a México", cosa que no me dijeron jamás en ningún otro país y, en casi un año, la hispanofobia sólo apareció una vez en forma de comentario tibio e ingenuo que desmonté de forma fulminante y terminó en un brindis de chelas.

Procedo a relatar el absurdo guadalupano al pastor en una suerte de relatos cortos titulados para que cada cual lea el que más le interese y no se chupen el hilo entero.

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--------CAPÍTULOS---------
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  1. Jamás preguntes una dirección a un mexicano por la calle: siempre te mienten
  2. La torta suiza
  3. La "fuga" de agua: cuando los mexas se bloquean ante cualquier problema
  4. Donde dije 40 dije 60: siempre mienten cuando te dan un presupuesto
  5. Mi amigo mexicano y su lógica invertida
  6. Cuando te dicen sí, pero en realidad es no: el autobús de Isla Blanca a Cancún
  7. Pedir una pizza por teléfono en México: el deporte que pondrá en alerta a tu cardiólogo

1. Jamás preguntes una dirección a un mexicano por la calle: siempre te mienten

-Disculpe -siempre les hablo de usted-, ¿sabe hacia dónde queda la calle Venustiano Carranza?
-Sí, es para allá
-Responde señalando con el dedo-.
-Gracias.

Era hacia el lado contrario. Si te dicen que algo está hacia el norte, es que está hacia el sur. Reconocido por ellos mismos en mi cara, también en presencia de otros extranjeros, que nos quedamos pasmados. Según ellos, lo hacen "por miedo a quedar como que no saben" y prefieren inventarse las direcciones, aunque joroben al turista.

2. La torta suiza

Soy vegetariano. En México es un pequeño inconveniente y siempre tengo que asegurarme de los ingredientes. La torta es un bocadillo, y la torta suiza es casi la única vegetariana, que está compuesta (en Ciudad de México) de varios quesos revueltos con huevo, jitomate (tomate), aguacate y mayonesa. Está espectacular y la pido siempre, pero fuera de CDMX es poco común.

Un día de Cancún en el Parque de las Palapas:

-Hola, buen día, ¿tienen tortas suizas?
-Tenemos tortas de chorizo, torta Oaxaca, torta mixta, torta de jamón, torta de carne asada, torta hawaiana, torta...
-Sigue hablando hasta que la interrumpo, ya que estaba dispuesta a recitar el menú entero-.
-Pero ¿tienen torta suiza?
-¿Torta suiza?
- Sus tímpanos, hasta ahora dormidos, empezaban a reaccionar-.
-Sí. ¿Tienen torta suiza? -Repetía en voz un poco más alta, intentando reactivar al hámster dormido en la rueda-.
-Sí, señor. Tenemos torta suiza.

Bien. Parecía que alguien en su cerebro se había puesto al volante. El carro estaba listo para arrancar.

-Perfecto. ¿Qué lleva la torta suiza?
-Puro queso
-Responde la yucateca hija de fruta sin hacer contacto visual conmigo, como si yo no estuviese.

La torta suiza no lleva "puro queso". Esa respuesta es falsa, por acción o por omisión. La hija de fruta seguía alargando el tiempo porque a ella le sobraba, y no le importaba que a mí no. Así que seguí preguntando ya a punto de convertirme en Pepe Navarro o Jordi González:

-Pero, además de "puro queso", ¿qué más lleva?
-Puro queso
-La hija de fruta tenía que repetirlo porque no había quedado claro lo cenutria que es-, lleva jitomate, lleva huevito, lleva pan -¿No me jorobes que lleva pan? ¿En serio?-...
-Pero ¿leva aguacate?
-Ah. Sí. Le podemos poner aguacate
-No es que le "puedan poner": es que LLEVA aguacate.

Ya habían pasado casi dos minutos para una situación que, en un país normal, habría durado diez segundos. Pedí la torta suiza ya asqueado, sin hambre. Debo aclarar que en Ciudad de México fueron bastante más expeditivos que en Cancún.

3. La "fuga" de agua: cuando los mexas se bloquean ante cualquier problema

El otro día:

Estoy en la cocina del restaurante de un amigo mexa, aquí en el centro del país. Está él, la friegaplatos (lavalozas, que lo llaman), el cocinero y un ayudante. Bajo el fregadero se desencaja el tubo y comienza a salir agua. Se quedan todos paralizados y la friegaplatos dice en voz alta "hay una fuga de agua". No había ninguna "fuga": simplemente, se estaba saliendo el agua porque el tubo estaba mal enroscado y se había desencajado. No era ninguna "fuga". Pero no supieron reaccionar.

Y ahí estaba yo presente, con mi suéter, mis vaqueros y mis botas con los brazos cruzados apoyando mi ojo ciego sobre el congelador, mirando impertérrito, con la boca entreabierta como Chábeli Iglesias (@Miss Luxury), a la friegaplatos y observando la pasividad del resto de los presentes, que parecían pensar que se trataba de un problema de alta complejidad: no podía creerme el nivel de estupidez que estaba presenciando.

Como nadie hacía nada y todos estaban como en pausa, en modo avión, mirando como pasmarotes, levanté mi ojo ciego del congelador, caminé hacia el fregadero, me agaché y enrosqué y ajusté bien el tubo que estaba visiblemente separado, por donde se salía el agua. "Problema" solucionado.

4. Donde dije 40 dije 60: siempre mienten cuando te dan un presupuesto

Siempre, siempre, pero siempre, casi sin excepción, cuando un mexicano te dice que un servicio cuesta $150 pesos, es que cuesta $200 o $300. Si tú les preguntas cuánto te van a cobrar por tal cosa al principio, al momento de ir a pagar, ese precio habrá aumentado porque, ¡sorpresa! Habían "olvidado" incluir algún concepto: impuestos, propinas, comisiones, etc.

Me pasó trabajando con un agente de viajes, a quien contacté para vender un tour a unos huéspedes de un hotel. Los huéspedes me preguntan por el precio de un tour, llamo al agente de viajes por teléfono, éste me dice que el tour eran USD$40, y le traslado a los huéspedes ese precio.

La sorpresa llega cuando confirman que quieren el tour y contacto de nuevo con el agente:

-Los huéspedes aceptan el tour y el precio de USD40.
-No, son USD$60.
-¡Cómo!? -
Pregunto exaltado-.
-Falta añadir mi comisión, que son $20 -El tipo ni se inmuta al responder semejante hijoputez al otro lado del teléfono-.
-Pero eso me lo tenías que haber dicho al principio. Ya les trasladé el precio que me diste.
-Pues... -
Se queda pensando largos segundos sin saber qué decir.

Al final, se encerró en su estupidez y decidió obligarme a hacer el ridículo delante de los huéspedes, pidiéndome que les dijese que el precio eran USD$60. Por supuesto, lo hice, no sin antes decirle a los huéspedes que el agente de viajes me había mentido y que mejor buscasen otra alternativa fuera, cosa que acabaron haciendo. El agente de viajes mexicano quiso convertir una situación profesional poniéndonos en ridículo a todos y acepté jugar a su juego, pero él se quedó sin la venta.

El muy demorado mental decidió darme esa información después y no al principio. Porque aquí en México es muy común el "¡ah! Es que...". Es su frase favorita. Ya sabes que detrás de un "¡ah! Es que..." te la van a meter por el ojo ciego. Cuando abren la boca para pronunciar eso, tiemblo.

Otro tour que vendí con ese incompetente se salpicó con otra actuación absurda por parte del agente de viajes: me dijo que recogería a los huéspedes a las 7h en el hotel. Los huéspedes a las 7h estaban en la recepción esperando. Y advina qué: el agente de viajes no apareció hasta las 8h.

Por supuesto, él se defendió diciendo que él había dicho las 8h, sin perder la sonrisa, en su papel de querer retorcer tu sentido común hasta el final. Por suerte, estas hijoputeces no se la hacen sólo a los extranjeros: llevo meses viendo cómo se lo hacen entre ellos mismos con total naturalidad. Solo que están acostumbrados y les da igual.

5. Mi amigo mexicano y su lógica invertida

En Cancún hice un simpático amigo hidalguense con el que, una noche, tuve una fuerte discusión por culpa de su estupidez mental.

Me estaba diciendo que había encontrado un ferry más barato para ir a Isla Mujeres. Le dije que me extraña, ya que yo me conozco bien los precios de los ferrys y sólo hay tres empresas, así que sólo hay tres precios.

Su respuesta fue que "no", que él había visto un precio más barato para turistas. Le pregunté qué precios vio, y me dijo que "200 pesos para turistas y 400 para locales", y le respondí, como es lógico, que si estaba seguro de que era más barato para turistas que para locales, y respondió que no, "que era más barato para locales". La conversación transcurría mientras caminábamos y detuve el paso para quedarme frente a él y decirle, en tono serio:

-A ver: ¿estás seguro de que es más barato para locales? Me estás diciendo que son 200 para turistas y 400 para locales. Es lo que acabas de decir.
-Sí, para locales es más barato.
-Pero ¿cómo va a ser más barato, si son 400 para locales, y 200 para turistas? -
Ahí ya sentía mi sangre en ebullición-.
-Sí, sí. Es más barato para locales. Lo vi en la página.

La conversación terminó de forma amarga, donde le dije que estaba diciendo una enorme estupidez. Aquí viene lo más amargo, ya que los mexicanos jamás te atacan, ni te contestan mal, ni usan palabrotas. Son profundamente educados y diplomáticos. Así que, además de dejarme sin entender qué shishi quería decir, yo quedé como un español histérico e inquisidor que estaba tratando de vapulear al pobre mexica.

Lo peor de todo es que él pareció no ser consciente de su propia contradicción. Su cerebro necesitaba Castrol, Motul o Mobil1.

6. Cuando te dicen sí, pero en realidad es no: el autobús de Isla Blanca a Cancún

Esta es de película de terror.

Verano de 2023. Estoy en Cancún, y un buen día de julio decido ir a explorar Isla Blanca, un lugar recóndito al que casi ningún turista puede acceder porque está lejos de Cancún y no hay transporte público, o sí lo hay, según los mexicanos, que un día me dicen una cosa y otro día me dicen otra. Quiero ir en transporte colectivo porque los taxistas de Cancún son gente que llega a cobrar 60 o 100€ por llevarte del aeropuerto a la ciudad. No tienen vergüenza ni la conocen.

Decido tomar una "combi" desde Cancún hasta Punta Sam, que es lo más al norte que llegan las combis desde Cancún:

Screenshot 2023-12-11 at 10.00.08.jpg

En Punta Sam, después de dar vueltas buscando un segundo transporte hacia Isla Blanca y pregunto a un policía muy amable que me indica que "es posible" que pasen combis por ahí cerca pero no está seguro. Parece sincero.

Después de un rato esperando y buscando, veo una furgoneta aparcada rotulada con el texto "ISLA BLANCA", en mayúsculas y en rojo. Inequívoco pero, aún así, pregunto al conductor:

-Disculpe, ¿va a Isla Blanca?
-Sí.
-¿Cuánto es?
-Diez pesos.


Me subo y le doy sus pesitititos. De repente, veo que la furgoneta avanza en dirección opuesta, hacia el sur, hacia Cancún. Pensé que estaba dando una vuelta muy larga para volver a subir, así que trato de no impacientarme.

Pasan los minutos y veo que la furgoneta sigue yendo hacia el sur, en lugar de ir hacia Isla Blanca. Ahí ya daba por hecho que el muy mexicano hijo de su querida progenitora había respondido que sí cuando le pregunté si iba a Isla Blanca y, en efecto, esa furgoneta va a Isla Blanca, pero no en ese momento. No tienen riego sanguíneo suficiente para deducir que esa obviedad hay que comunicarla, y no les importa en absoluto porque no hay nada en la vida que les mueva.

Cuando preguntes algo a un mexicano, tienes que ser extremadamente detallado y específico a riesgo de que te la vayan a meter hasta el fondo.

7. Pedir una pizza por teléfono en México: el deporte que pondrá en alerta a tu cardiólogo

Aquí sí me puse de verdadera mala leche. A los indígenas hay que repetirles las cosas muchas veces porque articularles una frase de más de tres palabras les hace cortocircuitar.

Primavera de 2023. Quiero pedirle una pizza a un guiri que no hablaba español. Le hago el favor y busco una pizzería cercana en Google Maps.

La primera me descuelga el teléfono, me preguntan que qué deseo y, cuando les digo "¿cuál es el precio de la pizza cuatro quesos mediana a domicilio?", me responden que "sólo atienden pedidos por Whatsapp".

Mis pupilas comienzan a convertirse en llamas y noto cómo un dragón humeante me posee por dentro. Trato de calmarme y respondo:

-¿No me puedes decir qué precio tiene la pizza? No está el precio en Google Maps y tengo al cliente esperándome y tiene hambre. Sólo dime el precio de la pizza, por favor.
-Lo siento, sólo atendemos por Whatsapp.
-Entonces no descuelgues el teléfono o ponlo explícitamente en Internet, y así no perdemos el tiempo. ¿Me vas a decir el precio de la pizza cuatro quesos mediana?
-Lo siento, señor, sólo atendemos por Whatsapp.
-Pues que te joroben.


Colgué con fuerza, casi aplastando el teléfono fijo contra su base. Miré al guiri arqueando las cejas, que me miraba sonriendo. Le expliqué en inglés mis dificultades para comunicarme en español con los restaurantes de Cancún y se reía diciendo no worries.

Decidí ir a la vía rápida y pedir a Domino's Pizza, viendo que los restaurantes locales de Cancún estaban llenos de fulastres. Pensé que en Domino's, al tener un engranaje internacional, sería todo más fluido:

-Domino's Pizza, le atiende Wendy -Por ejemplo, le agradezco su llamada. ¿En qué podría -aquí ya empezaba a darme ansiedad una frase tan larga; tenía prisa- atenderle amablemente en la noche de hoy?
-Hola: ¿cuál es el precio de la Cuatro Quesos mediana?
-Permítame si es tan amable pedirle su dirección para darle una cotización.
-Sólo quería saber el precio. ¿Cuál es?

-Permítame si es tan amable pedirle su dirección para darle una cotización-La operadora de Domino's entra en modo avión-.
-Bueno. Sólo quiero saber el precio, pero estoy en calle Tampico, cerca del Chedraui de Kabah.
-Indíqueme la supermanzana y el código postal.
-No sé qué es la supermanzana. El código postal es 77508. Quiero una pizza cuatro quesos mediana. ¿Qué precio tiene?
-
[La hija de fruta sigue en modo avión] Indíqueme si es tan amable la supermanzana.
-Mire: es para un huésped. Me pregunta el precio. Sólo quiero saber el precio para decírselo. Ya le dije dónde estamos. ¿Es posible?


Wendy Sulca desaparece detrás del teléfono; se escuchan unas voces de fondo, un ruido, un tejemaneje. Un cambio de manos sucede y aparece una voz de macho maya al otro lado de la línea:

-¿Bueno? Dígame señor. ¿En qué puedo ayudarle? -Qué frutamente largas hacen las frases.
-No entiendo. ¿Con quién hablo? Estaba hablando con otra persona.
-Sí, pero dígame, señor. ¿Qué necesita?
-¿Se lo tengo que repetir todo?
-Sí, señor. Si es tan amable. ¿En qué podemos servirle?
-Quería que me den la cotización
[así dicen en México a pedir el precio de algo] de una cuatro quesos mediana. ¿Es posible?
-Permítame si es tan amable pedirle su dirección, señor.
-No pasa nada. Gracias. Llamo a otra pizzería.
-Cuelgo.

En ese punto quería apiolar a Wendy y a su compañero. Entrar a la pizzería, descalzar mi zapato-pistola y ejecutar a todo el mundo salpicando su sangre sobre las pizzas de guisado.

Al final no hubo pizza porque las pizzerías en Google Maps que decían estar abiertas a esa hora estaban, por supuesto, cerradas. Sentía pudor al ver cómo los guiris descubrían que estaban en el territorio de las apariencias.

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---------EPÍLOGO-----------
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Esto es México. TODO el tiempo. Son capaces de acabar con la paciencia de la mismísima María Ostiz. Lo peor es que nunca emplean palabrotas, nunca se enfadan, nunca se molestan, no conocen la ironía ni, menos aún, el sarcasmo; no se inmutan si les das una patada en los narices y, en un caso así, se limitarían a decir "qué dolorcito" mientras relamen su paleta de mango con chile recubierta de Miguelito.

Porque son así: los mexicanos son un diminutivo y una risa floja. Todo les rezuma la platano y no mueren de infartos, salvo que se pasen con la Coca Cola y los tacos al pastor. A veces no sé si envidiarles, si el problema lo tendré yo, porque no viven nada mal, están sumamente orgullosos de su país (cosa envidiable) y, además, no discuten nunca con nadie, ni se estresan.

Siento que ellos ganan la partida contra mí en todas las ocasiones, pero es que nunca voy a lograr entender las inexpugnables normas de su juego.

Se lo dedico a mis apreciados @aldebariano y @Supremacía.
 
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Ni de coña piso esa pocilga de país. Es lo más bananero del planeta. No estuve nunca, pero ya traté con muchos dominicanos en Barcelona y mi opinión sobre ellos no puede ser más nefasta. Ni en broma me iría a ese país.

Los cubanos son completamente distintos. Los dominicanos tienen muy pocas luces en general, pero a un cubano nunca hay que decirle algo dos veces. Nada que ver con los dominicanos.



En México la violencia es algo muy concentrado en el narco, pero no perjudica a la vida civil como en Europa. Jamás viví tanta violencia como en Europa. En cualquier parte de México puedo salir tranquilo a la calle sin miedo a que me atraquen o me rajen con una navaja, como sí me pasaba en Barcelona. Un algerino con los ojos inyectados en sangre por la heroína nos intentó atizar un ladrillazo en pleno Barcelona a mí y a unos amigos, sin motivo alguno. Estaba desquiciado. Ni en el barrio de Tepito te puede suceder algo así. En este mismo foro se puede ver una cantidad de crímenes de jovenlandésnegros en Europa que en México ni se sueñan.

La enorme mayoría de crímenes en México están concentrados entre narcos. Para mí, que uno asesine a otro no cuenta como "homicidio", ni suma inseguridad alguna. Puedes preguntar a cualquiera que haya vivido en México.

Obviamente, este país no es Suiza. Pero sí garantizo que, si te mueves en zonas que no sean Matamoros, Tamaulipas, Sinaloa o ciudades fronterizas, respiras una tranquilidad que en España hoy no se ve. Sé que cuesta creerlo, pero yo no cambio México por Europa, salvo que hablemos de las Azores o Madeira. Lo tengo clarísimo.

Ven a México de visita. Antes morirás de un infarto queriendo matarles tú a ellos, que tú baleado por un narco.


Es lo único que me incordia de los mexas: les pierde su nacionalismo hasta puntos exagerados. Ni los argentinos llegan a un punto tan exagerado.

Pero ven a México. Si buscas un país lleno de gente noble (a excepción del yucateco), educada, que no se mete en tu vida y con la que te quieras divertir, no hay país mejor que este.

Es más: no hablé de los norteños. Pero los mexicanos norteños son gente de grandísima progenitora.


Gracias a ti por animarme a escribirlo. Me hacía falta burlarme del tema.

Realmente, son paz y amor. Sólo los que son seducidos por el dinero y las armas se convierten en máquinas de apiolar. Pero para apiolar sí usan cierta lógica, porque te dan el pasaporte para robarte, o porque les has traicionado. Paradójicamente, ahí son bastante sensatos.

Para amar no sé cómo son, pero sí te diré que destilan un romanticismo azucarado que a los europeos nos incordia. Es como si estuviesen actuando en una telenovela. Pero, si alguien busca una vida tradicional, en México la encuentra.


xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD ASÍ SON. ¡ASÍ! ¡JUSTAMENTE ASÍ!

Pero son tan nobles que, cuando les vas a poner las manos en el cuello, acabas abrazándoles.


Mira. Eso sí lo hice en Puerto Rico. En Puerto Rico en una farmacia había cola y la dependienta iba extremadamente lenta y era MUY desesperante. Pero estaba de vacaciones, nadie en la cola se quejaba, y aprendí a tener paciencia infinita con eso.

Pero lidiar con el absurdo es algo que va más allá de la paciencia, porque no es cuestión de esperar, sino de retar a tu propio cerebro, de destruir temporalmente toda tu concepción lógica y luchar contra ti para sobrevivir en un lugar donde no tiene sentido. Le puse empeño, pero prometo que no puedo.


JAJJAJAJAJAJA jorobaR. Es que eso tuvo que ser una película de Berlanga o de Ozores.
pues no crea que no me tienta la idea, mas estando jubilado y con cincuenta velas sopladas, para 51....hace poco estuve visitando a la sobrina que se caso con un dominicano en santo domingo norte y se me quitaron las ganas de aventuras precisamente por lo que usted dice, muy incivicos en general y ruidosos. pero mucho es mucho, da igual en santo domingo que en puerto plata donde tambien pase unos dias. es inherente al caribeño.
 
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