Nefersen
Nuncio Apostólico
- Desde
- 24 Sep 2012
- Mensajes
- 53.780
- Reputación
- 169.680
Hace 25 años de su muerte y hoy se sabe todo.
River Phoenix, el actor juvenil de apabullante talento, nominado dos veces a los oscar antes de cumplir los 18, destinado a la gloria absoluta; el nuevo Brando y Dean combinados, el tipo que estaba previsto que rodase Titanic borrando del mapa a toda su generación, moría de una sobredosis a las puertas del mítico Viper Room de L.A.
Un muerte extraña, dada la condición de ecologista y vegano del actor. Nadie hubiera pensado que tenía ese lado oscuro.
Pero hoy, 25 años después, los testigos han ido hablando poco a poco -ya que el crimen ha prescrito-.
River, a juzgar por su autopsia, tenía el cuerpo completamente limpio y en perfecto estado. Sin rastro de drojas en las fosas nasales. Sin daños en el higado. El cuerpo propio de alguien que ni fumaba ni bebía alcohol, y que como mucho había fumado un porrito de maría. Nada que ver con ese yonqui brutal con la que la prensa pretendía justificar su muerte.
Y ésta es la verdad:
Esa noche del 31 de octubre de 1993, River, de 23 años de edad, no pensaba acudir al club puesto que no era muy de fiestas o de salir. Pero sí un apasionado de la música. De hecho, pensaba abandonar el cine para dedicarse de pleno a esa otra carrera -para la que, aunque nadie se lo dijese, no estaba dotado-.
Pero ocurre que un amigo suyo, el guitarra de Hot Red Chili Pepper, John Frusciante, le dijo que si acudía al local iba a poder tocar en una jam session con el grupo de Johnny Depp (dueño del Viper Room).
Así que River tomó su guitarra y acompaño a su hermano Joaquin y a su hermana y a su novia al famoso antro.
A la llegada, John le comunicó la mala noticia: un técnico se había negado a preparar el escenario con un micrófono para la guitarra acústica de River, y no había suficiente espacio, así que no lo iban a dejar tocar. El actor se cogió un rebote importante y tuvo una discusión con el músico en el exterior. Pero luego se calmó y entró en el local.
Al cabo de un rato, John Frusciante -yonqui brutal-, se acercó a él y, como para calmar el mal rollo surgido, le ofreció un vaso azul con un líquido. River preguntó: "¿Qué es?" John contestó: "Bébelo, y veras que te vas a sentir maravillosamente".
River, en un acto de inconciencia total, se largó el brebaje de un solo trago como si fuera un tequila.
No tardó ni un par de minutos en sentir arcadas, pero se contuvo. "¿Qué cachopo me has dado?" le espetó al músico, que sólo sonreía. La novia intervino: "¿Qué le has dado?" John le contestó: "Déjalo en paz, le estás moliendo el colocón".
Lo que le había dado era un brebaje de heroina y cocaína (el célebre speed-ball, pero preparado en unas dosis previstas para que bebieran de ese vaso 10 personas, un sorbito cada uno). El resultado es que River había ingerido 8 veces una dosis letal -máxime en una persona limpia que venía de haber estado dos meses rodando en el desierto, y tenía la sangre purísima-. La droja, tomada de ese modo, no se puede controlar. Es decir, si esnifas, puedes darte cuenta si te estás pasando o no, pero ingerida, la droja va entrando poco a poco en el riego sanguineo, sin que puedas evitar la sobredosis. La ingesta, por tanto, debe estar muy bien calculada.
Al cabo de diez minutos River estaba muy afectado, tropezando con los muebles. Se quejó a John: "Estoy pasadísimo". "Si estuvieras pasado no podrías hablar. Si quieres te llevo a tu casa". "No, ya estoy mejor; espero a ver si se me pasa".
River se tomó un valium a ver si le ayudaba, pero fue peor. Palido como un muerto, la novia, asustada, le aconsejó volver a casa. Cuando salió del local cayó al suelo en la puerta entre estertores. Su hermano Joaquin llamó a una ambulancia. Al llegar los paramédicos les peguntaron qué pasaba, pero ni Joaquin ni la novia comentaron nada de la droja, sólo del valium. Los paramédicos, con esa información, no le pusieron ningún reactivo contra una sobredosis de heroína, sino que pensaron que era una borrachera o quizá un ataque epiléptico.
El actor murió por paro cardiorespiratorio camino el hospital y fue irrecuperable.
La intervención de Jonhny Depp en todo el asunto es bastante escabrosa: primero, porque al enterarse de lo que pasaba a River se desentendió -sin llamar a ninguna ambulancia-, y sólo se preocupó de que la muerte se produjese fuera del local. Segundo, porque medió para conseguir un arreglo extraoficial entre John Frusciante y la familia de Phoenix, a fin de que no hubiera una denuncia que llevase al músico a la guandoca.
River Phoenix, el actor juvenil de apabullante talento, nominado dos veces a los oscar antes de cumplir los 18, destinado a la gloria absoluta; el nuevo Brando y Dean combinados, el tipo que estaba previsto que rodase Titanic borrando del mapa a toda su generación, moría de una sobredosis a las puertas del mítico Viper Room de L.A.
Un muerte extraña, dada la condición de ecologista y vegano del actor. Nadie hubiera pensado que tenía ese lado oscuro.
Pero hoy, 25 años después, los testigos han ido hablando poco a poco -ya que el crimen ha prescrito-.
River, a juzgar por su autopsia, tenía el cuerpo completamente limpio y en perfecto estado. Sin rastro de drojas en las fosas nasales. Sin daños en el higado. El cuerpo propio de alguien que ni fumaba ni bebía alcohol, y que como mucho había fumado un porrito de maría. Nada que ver con ese yonqui brutal con la que la prensa pretendía justificar su muerte.
Y ésta es la verdad:
Esa noche del 31 de octubre de 1993, River, de 23 años de edad, no pensaba acudir al club puesto que no era muy de fiestas o de salir. Pero sí un apasionado de la música. De hecho, pensaba abandonar el cine para dedicarse de pleno a esa otra carrera -para la que, aunque nadie se lo dijese, no estaba dotado-.
Pero ocurre que un amigo suyo, el guitarra de Hot Red Chili Pepper, John Frusciante, le dijo que si acudía al local iba a poder tocar en una jam session con el grupo de Johnny Depp (dueño del Viper Room).
Así que River tomó su guitarra y acompaño a su hermano Joaquin y a su hermana y a su novia al famoso antro.
A la llegada, John le comunicó la mala noticia: un técnico se había negado a preparar el escenario con un micrófono para la guitarra acústica de River, y no había suficiente espacio, así que no lo iban a dejar tocar. El actor se cogió un rebote importante y tuvo una discusión con el músico en el exterior. Pero luego se calmó y entró en el local.
Al cabo de un rato, John Frusciante -yonqui brutal-, se acercó a él y, como para calmar el mal rollo surgido, le ofreció un vaso azul con un líquido. River preguntó: "¿Qué es?" John contestó: "Bébelo, y veras que te vas a sentir maravillosamente".
River, en un acto de inconciencia total, se largó el brebaje de un solo trago como si fuera un tequila.
No tardó ni un par de minutos en sentir arcadas, pero se contuvo. "¿Qué cachopo me has dado?" le espetó al músico, que sólo sonreía. La novia intervino: "¿Qué le has dado?" John le contestó: "Déjalo en paz, le estás moliendo el colocón".
Lo que le había dado era un brebaje de heroina y cocaína (el célebre speed-ball, pero preparado en unas dosis previstas para que bebieran de ese vaso 10 personas, un sorbito cada uno). El resultado es que River había ingerido 8 veces una dosis letal -máxime en una persona limpia que venía de haber estado dos meses rodando en el desierto, y tenía la sangre purísima-. La droja, tomada de ese modo, no se puede controlar. Es decir, si esnifas, puedes darte cuenta si te estás pasando o no, pero ingerida, la droja va entrando poco a poco en el riego sanguineo, sin que puedas evitar la sobredosis. La ingesta, por tanto, debe estar muy bien calculada.
Al cabo de diez minutos River estaba muy afectado, tropezando con los muebles. Se quejó a John: "Estoy pasadísimo". "Si estuvieras pasado no podrías hablar. Si quieres te llevo a tu casa". "No, ya estoy mejor; espero a ver si se me pasa".
River se tomó un valium a ver si le ayudaba, pero fue peor. Palido como un muerto, la novia, asustada, le aconsejó volver a casa. Cuando salió del local cayó al suelo en la puerta entre estertores. Su hermano Joaquin llamó a una ambulancia. Al llegar los paramédicos les peguntaron qué pasaba, pero ni Joaquin ni la novia comentaron nada de la droja, sólo del valium. Los paramédicos, con esa información, no le pusieron ningún reactivo contra una sobredosis de heroína, sino que pensaron que era una borrachera o quizá un ataque epiléptico.
El actor murió por paro cardiorespiratorio camino el hospital y fue irrecuperable.
La intervención de Jonhny Depp en todo el asunto es bastante escabrosa: primero, porque al enterarse de lo que pasaba a River se desentendió -sin llamar a ninguna ambulancia-, y sólo se preocupó de que la muerte se produjese fuera del local. Segundo, porque medió para conseguir un arreglo extraoficial entre John Frusciante y la familia de Phoenix, a fin de que no hubiera una denuncia que llevase al músico a la guandoca.
Última edición: