El esfuerzo de nuestros padres, sin duda alguna admirable, no era estéril (podían obtener una vivienda de propiedad en un período de 5 años). El mismo esfuerzo realizado por nosotros, los hijos, sólo llega para quizá reducir en 5 años una hipoteca de medio siglo.
La vivienda nunca fue un objeto para enriquecerse, sino para vivir y es de lo poco material que sí necesitamos. La ley del libre mercado puede establecer el precio de los televisores de plasma al precio que quiera… yo no los compraré… pero nunca tuvimos que permitir que esa misma ley fijara el precio de la vivienda, porque todos necesitamos vivir en una y no todos podemos pagarla.
Los jóvenes, incluso aquellos que tenemos estudios superiores, no podemos
competir.
Forges, EL PAÍS, 2/5/2006