Impuestos y leyes tenemos de sobra. No hacen falta nuevos impuestos y nuevas leyes. Hace falta quitar de encima algunos impuestos y algunas leyes.
En 1980, la presión impositiva era del 17%. $1 de cada $5,8 producidos por argentinos eran utilizados para mantener al Estado: cuidar la infraestructura, otorgar salud, educación, defensa territorial, seguridad, pagar a los políticos, etc.
En 2012, era del 37,5% (último año para el que se muestra el informe). $1 de cada $2,6 producidos por los argentinos son utilizados para mantener al Estado. Es decir, por cada $ que producimos, le estamos cediendo al Estado EL DOBLE que en 1980. Y a cambio tenemos un Estado cuya calidad es infinitamente INFERIOR al de 1980. En aquella época la gente gozaba de una excelente educación pública, decente sistema sanitario, Fuerzas Armadas medianamente decentes, fuerzas de seguridad efectivas y toda la casta de políticos.
Es decir que un estado al que le damos EL DOBLE de nuestro esfuerzo que 30 años atrás nos dice que, aún así, NO le alcanza. Y se mete con nuevos impuestos (impuesto solidario, más retenciones, al cheque, a los alquileres y a la reputísima progenitora que los parió a todos). me siento amigablemente en el WC mientras pienso en todos sus impuestos.
Estos políticos no tienen cara. Si están utilizando proporcionalmente el doble del dinero que era suficiente para mantener a un Estado decente hace 30 años, entonces deberían proveer un Estado mejor que el de aquella época, con más garantías, más facilidades para el ciudadano. Pero no.
Antes le cedíamos $1,7 por cada $10 producidos. Ahora le cedemos $3,7 por cada $10. ¿Qué hacen con esos $2 extras?
Una rebelión fiscal en toda regla, lo mínimo que debería ocurri. Y es lo que ocurre, aunque no orquestado: la evasión se dispara y surgen miles de técnicas para esconder el dinero de las garras de los ladrones de la casta y el ejército de parásitos que los vota.
Informe:
Presión Tributaria año base 1993, de
Recaudación Tributaria Anual: Nominal y en % del PIB