El exponente perfecto de politiquilla lista (que no inteligente), fascistoide sin miramientos, capaz de defender a ralea que utiliza a sus hijos como armas a costa de destrozarles la infancia o de atacar a una mujer con varios inmuebles pero sin abrir la boca para decir lo mismo de los padres multipropietarios de su jefe.
Mujer sin remordimientos, pero con algo imprescindible, la capacidad de hacer ver a la borregada que piensa en los demás. Resumiendo, mala gente que se ve que disfruta con lo que hace, es la ventaja de no tener ética alguna. En este país llegará lejos si su soberbia no le hace meter la pata en algo demasiado obvio, cosa que ocurre a veces con esta izquierda tan acostumbrada a hacer cualquier barbaridad.