Cataluña, capital Estocolmo

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2 Nov 2008
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Conozco a muchos catalanes, los cuales puedo dividir en tres grupos:

1) Los partidarios de la independencia
2) Los contrarios a la independencia
3) Los tibios, esos que dicen "me da igual" o "yo estoy por encima de estas cuestiones".

De los 1)y 2) no tengo nada que decir. Con unos no estoy de acuerdo y con otros sí, pero sus posturas están claras. Ni se engañan a ellos mismos ni engañan a los demás. Los que me dan el pasaporte son los del grupo 3), gente que sabe que el nacionalismo es algo malo per se, pero prefieren mirar hacia otro lado y autoengañarse. Es más, yo incluso diría que padecen el Síndrome de Estocolmo.

Dos ejemplos de personas de mi entorno:

Fulanito (45 años), empresario, un tipo serio que lleva más de 10 años fuera de Cataluña. Preguntado por la cuestión, lo primero que dice es que no está de acuerdo con la independencia, que es una locura, pero que por otro lado "entiende" a los independentistas porque (sic) "son muchos años de ofensas". ¿Qué ofensas?, le pregunto. Se me va por la tangente: muchas cosas, muchas cosas... empezando por los chistes de catalanes. Me río. Por un momento se me pasa por la cabeza la independencia de Lepe). Para escabullirse del todo me dice que es un sentimiento que los que no son catalanes no pueden entender. Y se queda tan ancho.

Fulanita (30 y pocos), de Barcelona, medio progre y viviendo fuera casi 7 años: la independencia es una locura, yo aspiro a un mundo sin fronteras, bla bla bla de acuerdo, pero es que "desde España" no se ha ayudado nada a solucionar la situación. Y me dice que Jordi Pujol es un chorizo, un tipo poco apreciable y tal pero que tengo que admitir que "han ido a por él porque es catalán". Y la tía concluye: "es que a los catalanes nos tienen mucha manía".

Si dos personas en principio normales, leídas, viajadas y vividas están tan envenenadas por la retórica del victimismo y la paranoia (que en realidad esconde un sentimiento de superioridad basado en vete a saber qué), qué podemos esperar de los convencidos.

Pues eso, como dice Boadella, Cataluña es un país enfermo y con un futuro muy neցro, tanto fuera como dentro de España.
 
Gracias por compartir tus impresiones.

Yo ahí en el fondo veo supremacismo. El victimismo y el supremacismo jovenlandesal van a menudo de la mano (nazis, feministas, etc.)

Es muy triste
 
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