EL INCENDIO
La torre Grenfell es un edificio de viviendas sociales con 24 plantas y 120 apartamentos, situado en el distrito de North Kensington en Londres, conocido por ser una de las zonas más deprimidas económicamente. Su fachada fue reformada en 2014-15 para mejorar su aislamiento térmico.
En las primeras horas del 14 de junio de 2017 el cortocircuito de un frigorífico provocó un incendio en la cuarta planta. Las llamas salieron por un lado del edificio y el revestimiento facilitó su propagación. En poco tiempo el edificio quedó reducido a cenizas. El ascensor de emergencia y el sistema de extracción de humos no funcionaron, con lo que el hueco de la escalera se llenó por completo de humo tóxico.
Este desastre puso nombre al conocido como “el escándalo de los revestimientos”.
LA INVESTIGACIÓN
En una primera fase se formularon alrededor de 44 recomendaciones. Desde una mayor capacitación de los bomberos hasta la mejora de la gestión de las llamadas al 999, que en Estados Unidos sería el 911, hasta el establecimiento de nuevas políticas de evacuación de edificios, sobre todo los de gran altura. Hace más de un año que se publicaron esas recomendaciones y solamente unas pocas han sido implementadas en su totalidad. No hay ningún requisito legal para que el gobierno las ponga en práctica.
Quedó al descubierto un sistema inoperante de seguridad inmobiliaria, donde las normas de construcción laxas llevaron a los fabricantes una carrera hacia el desastre. El sindicato de bomberos afirma que no se ha hecho nada por modificar las normativas, dejando a decenas de miles de personas en riesgo.
En la segunda fase se comprobó que una de las compañías que fabricó los materiales que se añadieron al exterior de la Torre cambió el formato de la fabricación de su aislamiento con referencia a los ensayos del primer aislamiento propuesto. Es decir, el producto que vendieron, no representaba el mismo producto ensayado y certificado. El contratista y los instaladores ahorraron 387.000 € utilizando un panel de revestimiento de aluminio combustible económico. Uno de los fabricantes continuó vendiendo sus paneles aislantes combustibles K15 hasta 2020 con una certificación desacreditada.
No solo el instalador no advirtió sobre los riesgos de incendio que planteaba el diseño, sino que un consultor de seguridad contra incendios aseguró que el revestimiento no tendría ningún efecto adverso en caso de incendio.
Celotex, Arconic, entidades oficiales como la BBA y administradores de fincas, forman parte de los numerosos investigados por la policía en busca de evidencias de un posible homicidio corporativo que no concluirá hasta el final de la investigación pública.
Entrevista del 22 de junio de 2021 de The NFPA Podcast a la periodista Kate Lamble, que durante tres años ha conducido un podcast de la BBC sobre la investigación.
LA PELIGROSIDAD DEL REVESTIMIENTO
La intensidad del fuego aumentó por la combinación del calor radiante que provenía del revestimiento y del aislante en llamas. El espacio entre la fachada original y el revestimiento (fachada ventilada) produjo efecto chimenea o tiraje para las llamas, que escalaron ràpidamente hasta los últimos pisos, dejando atrapados a una gran cantidad de ocupantes y sin que el agua de extinción pudiese llegar al fuego que quemaba detrás de los paneles.
Las barreras horizontales y verticales intumescentes no fueron de utilidad ya que los paneles de aluminio se deformaron hacia el exterior aumentando la cámara de manera incontrolada, con el agravante de que en algunas zonas el material intumescente estaba instalado al revés.
Se ha demostrado que la combinación de los nuevos paneles con la ausencia de puertas cortafuegos, comprometieron los componentes originales del edificio (muros, suelos y puertas), con lo que los sellos y los sistemas pasivos de cortafuegos fueron ineficaces. El sistema de alarma antincendios y las luces de emergencia de la ruta de evacuación tampoco funcionaron. La trágica recomendación, seguida por muchos de los habitantes de la torre, de “quedarse quietos” se basaba en la suposición de que esta compartimentación evitaría la propagación del fuego por todo el edificio.
Las investigaciones han señalado la peligrosidad extrema de otros materiales comunes en las fachadas, el laminado de alta presión (HPL). Este material emite más humo y se incendia todavía más rápido que el revestimiento de aluminio. Según Richard Hull, profesor de ciencia de incendios en la Universidad del Centro de Lancashire, “Es más probable que la próxima tragedia tipo Grenfell ocurra en un edificio revestido con HPL porque hay muchos más edificios revestidos con este material y no se han tomado medidas para hacer algo al respecto”.
Además de los edificios de apartamentos, se han catalogado más de 1300 edificios vulnerables como hospitales, centros de asistencia para personas de la tercera edad, escuelas y hoteles tienen exteriores inflamables, pero están exentos de tener que retirarlos debido a su poca altura.
SITUACIÓN ACTUAL
Actualmente se pide a los Propietarios de cientos de edificios de apartamentos con revestimientos combustibles del mismo tipo o similares que paguen las obras de reforma. Aproximadamente 16.000 apartamentos privados mantienen un revestimiento peligroso, y a veces mal intalado. Sus propietarios no pueden vender o reformar y se han visto obligados a unirse para patrullar día y noche.
En el Reino Unido los bancos empezaron a condicionar las hipotecas a la demostración de que la fachada era segura en caso de incendio. Para simplificar el trámite, la Royal Institution of Chartered Surveyor (RICS) creó en 2019 el certificado EWS1 y dio instrucciones a los tasadores para que los pisos en edificios que no lo consiguieran, fueran valorados automáticamente en cero libras. Miles de propietarios acabaron teniendo pisos inseguros cuya hipoteca aún pagan, pero que no pueden vender porque, para los bancos, no valen nada. En todos los países del mundo donde se instalaron este tipo de revestimientos las evaluaciones técnicas previas a una inversión contemplan que si hay materiales combustibles en la fachada, el valor se reduce para compensar el coste de su sustitución. Ante la imposibilidad de que los Grupos de Inversión se responsabilizasen de la reparación, el Gobierno destinó unos 219 millones de euros en fondos públicos a pagar los trabajos.
También el coste de la vida en edificios con revestimientos combustibles se ha incrementado. En ciertos casos, la cuota del seguro ha aumentado en 1300 € y los residentes se han visto obligados a contratar una “brigada despertadora” 24 horas al día para poder seguir habitándolo, con un coste mensual de unos 240 €.
Las viviendas privadas no han recibido ninguna ayuda para retirar el revestimiento y la mayoría de ellos son propiedad íntegra de Grupos de inversión. Las leyes dificultaron que los residentes o el gobierno pudieran responsabilizar a los propietarios y en la actualidad los Grupos de inversión están presionando a los residentes para que paguen sumas que oscilan entre 22.000 y 83.000 € por la reforma. La mayoría de los ellos son personas que compraron por primera vez una vivienda, jubiladas, gente de la clase trabajadora e pagapensiones.
El gobierno ha transferido a las autoridades locales 400 millones de libras (474 millones de euros) para retirar el revestimiento de aproximadamente 150 edificios de vivienda pública, aunque la retirada y reparación se realiza muy lentamente.
