La Ferroviaria de Quito es un barrio bastante representativo del Wilsonismo andino. Realmente no es un sitio tan jodidamente peligroso durante el día, pero está descuidado y es representativo de la arquitectura improvisatoria ecuatoriana: ese barroquismo mezclado con pobreza, el piso de arriba a medio hacer durante 15 o 20 años, colores imposibles, amasijos de cables, letreros comerciales más recargados que la web de Homer Simpson. Por las noches sus buenas manadas de perros asilvestrados bajando de la quebrada y atacando a la peña como puñeteros chupacabras