A nosotros nos prohibieron jugar al futbol en el colegio. Decian que podíamos romper las ventanas de un balonazo.Si tengo un recuerdo feliz de mi infancia era el incontable número de horas que me pegaba jugando al fútbol. Jugaba muchísimo (y muy mal ), pero estaba siempre pegado a una pelota.
Y creo que no era precisamente el único, esa forma en la que de criajo vives el deporte de forma lúdica y despreocupada no se vuelve a repetir.
Enterarme que hay colegios donde directamente se les prohíbe jugar me da una pena infinita. Tanto por lo que significaba la hora del recreo, que íbamos todos al sprint para apurar hasta el último segundo, como el ratito al salir por la tarde, como cuando ya jugabas en campos embarrados hasta las orejas.
Solución: hacíamos una bola de papel albal y con eso jugábamos.