Kozak
Madmaxista
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En estos días se verán montones de posibles análisis, contraanálisis, hipótesis, tesinas y tesis acerca de lo acontecido en Boston. Habrá conspiranoicos que quieran ponerlo como operación de bandera falsa, ya sea de los servicios secretos estadounidenses, de los rusos, o de la derecha contraria a la inmi gración. También hay gente que opina que se trata de un acto aislado (curiosamente la misma gente que por un acto como el de Newtown pide control de armas).
El caso es que hay una serie de hechos ya claros: alguien fabricó bombas de metralla. Alguien las dispuso en un acontecimiento donde sabía que iba a haber afluencia de público. Alguien las detonó, matando e hiriendo a montones de personas inocentes. Y ha habido dos sospechosos, uno de ellos muerto de las heridas recibidas mientras se resistía a su arresto, y el otro en estado grave por la misma causa. Ambos sospechosos son hermanos y son chechenos.
Esto ha tomado por sorpresa a mucha gente, incluso a gente habitualmente tan bien informada y con análisis tan certeros como John Dolan (War Nerd), que pensó en un primer momento que serían pakistaníes. En cualquier caso desde un principio supuso que serían terroristas fieles a la religión del amor de formación occidental, del mismo modo que supuso lo mismo en 2004 con el 11-M (cuando hasta Rubalcaba pensó en un principio que podían ser los etarras). Pero tiene un buen efecto: recordar a Occidente que en Chechenia la cosa sigue igual de chunga. Y no me refiero a "igual" en cuanto a lo de 1999. Ni siquiera a lo de 1994. Me refiero a chunga como desde que hay testimonios escritos sobre los chechenos. Siempre han sido una raza guerrera de montañeses, simplemente han cambiado armas y tácticas, pero su instinto es el mismo.
En Occidente hemos pasado bastante del tema, porque era un asunto interno de Rusia y como que nos la pelaba cuando Yeltsin, mientras siguiera poniéndose ciego de vodka y vendiéndonos petróleo a dos duros, como si el país se descomponía (que efectivamente es lo que ocurrió). Es más, en esa época la Guerra Fría seguía cercana, los rusos habían sido el enemigo y una gente que decía luchar por su libertad nos caía simpática. Los talibanes acababan de hacerse con el poder en Afganistán y aún no financiaban a terroristas en Occidente. Veníamos de ganar a la URSS sin lanzar ni un petardo nuclear y pensábamos que todo el mundo quería hincharse en un McDonald's, tener una democracia y tener muebles de IKEA. Algunos lo siguen pensando, los muy soplapollas.
Pero de lo que no nos dimos cuenta es de que "libertad" para los chechenos no significa lo mismo que para nosotros. Para ellos "libertad" es poder bajar al valle vecino a ejercer el pillaje y secuestrar a las muchachas (aún hoy día el secuestro es el modo habitual de matrimonio en Chechenia, y no hablo de secuestro ritual como los antiguos romanos). Son una sociedad tribal distribuida en clanes, y para ellos la modernidad solo significa cambiar la espada, el cuchillo y el caballo por el AK, el explosivo y el todoterreno.
Tradicionalmente se dedicaban a hacerse la puñeta entre ellos y a los pueblos vecinos, además de al ruso étnico que ocasionalmente se acercara por ahí, como Tolstói o Lérmontov. Cometieron el error de aliarse con los nazis sin antes asegurarse de que los comunistas no fueran a volver. Naturalmente eso les valió el calificativo de "nacionalidad criminal" por parte de Stalin, que los deportó a Kazajistán.
Y ahí la cosa se puso interesante: los viejos, los pacíficos, los intelectuales murieron casi todos. Solo quedaron los jóvenes y fuertes, que no tenían otra cosa que hacer en todo el día que darse de palos. No había libros, ni películas, y el rato que les quedaba libre de los trabajos forzados lo dedicaban a pelear. Cuando se les permitió volver, establecieron un dominio del inframundo criminal que se acrecentó bajo Gorbachov y luego Yeltsin. Había apenas mil chechenos en todo Moscú en 1991, pero controlaban todo el inframundo criminal. Así de brutales eran.
Cuando se dedicaron a declarar la independencia y los bolingas de Yeltsin y Grachev decidieron meter los tanques en Grozni, la paliza que dieron a los restos harapientos del Ejército Rojo hizo época. Pero luego vino pilinguin, bajo el que el Ejército Ruso al menos hizo un papel medio qué (a base de ser tan brutal como los chechenos, arrasando aldeas enteras, pero es así como se combate a esta gente) y tuvieron que cambiar la lucha.
Aquí viene el terrorismo. Beslán, los aeropuertos, la Viudas Negras... En este contexto se crían los dos sospechosos. Emigran a los EE.UU. Los padres se vuelven, entre otras cosas porque la madre está en busca y captura por ladrona. Los hijos se quedan, el mayor tratando de buscarse la vida como boxeador, fracasando en el intento. El menor es un buen estudiante, pero los lazos de sangre son fuertes, y cuando el mayor fracasa, ya tenemos la cosa liada. Un checheno resentido es peor que el Diablo. Y es muy fácil engendrar resentimiento en un checheno.
Por eso mi conclusión es esta: Simplemente hicieron lo que mejor sabían hacer: liarla.
Tsarnaevs and Columbine: Were Dzhokhar and Tamerlan like Dylan Klebold and Eric Harris? - Slate Magazine
http://www.nytimes.com/2013/04/21/opinion/sunday/immigration-and-antiestéticar.html?hp&_r=0
http://www.nytimes.com/2013/04/20/opinion/beslan-meets-columbine.html?hp
P.S. da repelúsnte cómo en algunos casos el repruebo antirruso puede más que el solidarizarse con las víctimas del atentado, por cierto.
El caso es que hay una serie de hechos ya claros: alguien fabricó bombas de metralla. Alguien las dispuso en un acontecimiento donde sabía que iba a haber afluencia de público. Alguien las detonó, matando e hiriendo a montones de personas inocentes. Y ha habido dos sospechosos, uno de ellos muerto de las heridas recibidas mientras se resistía a su arresto, y el otro en estado grave por la misma causa. Ambos sospechosos son hermanos y son chechenos.
Esto ha tomado por sorpresa a mucha gente, incluso a gente habitualmente tan bien informada y con análisis tan certeros como John Dolan (War Nerd), que pensó en un primer momento que serían pakistaníes. En cualquier caso desde un principio supuso que serían terroristas fieles a la religión del amor de formación occidental, del mismo modo que supuso lo mismo en 2004 con el 11-M (cuando hasta Rubalcaba pensó en un principio que podían ser los etarras). Pero tiene un buen efecto: recordar a Occidente que en Chechenia la cosa sigue igual de chunga. Y no me refiero a "igual" en cuanto a lo de 1999. Ni siquiera a lo de 1994. Me refiero a chunga como desde que hay testimonios escritos sobre los chechenos. Siempre han sido una raza guerrera de montañeses, simplemente han cambiado armas y tácticas, pero su instinto es el mismo.
En Occidente hemos pasado bastante del tema, porque era un asunto interno de Rusia y como que nos la pelaba cuando Yeltsin, mientras siguiera poniéndose ciego de vodka y vendiéndonos petróleo a dos duros, como si el país se descomponía (que efectivamente es lo que ocurrió). Es más, en esa época la Guerra Fría seguía cercana, los rusos habían sido el enemigo y una gente que decía luchar por su libertad nos caía simpática. Los talibanes acababan de hacerse con el poder en Afganistán y aún no financiaban a terroristas en Occidente. Veníamos de ganar a la URSS sin lanzar ni un petardo nuclear y pensábamos que todo el mundo quería hincharse en un McDonald's, tener una democracia y tener muebles de IKEA. Algunos lo siguen pensando, los muy soplapollas.
Pero de lo que no nos dimos cuenta es de que "libertad" para los chechenos no significa lo mismo que para nosotros. Para ellos "libertad" es poder bajar al valle vecino a ejercer el pillaje y secuestrar a las muchachas (aún hoy día el secuestro es el modo habitual de matrimonio en Chechenia, y no hablo de secuestro ritual como los antiguos romanos). Son una sociedad tribal distribuida en clanes, y para ellos la modernidad solo significa cambiar la espada, el cuchillo y el caballo por el AK, el explosivo y el todoterreno.
Tradicionalmente se dedicaban a hacerse la puñeta entre ellos y a los pueblos vecinos, además de al ruso étnico que ocasionalmente se acercara por ahí, como Tolstói o Lérmontov. Cometieron el error de aliarse con los nazis sin antes asegurarse de que los comunistas no fueran a volver. Naturalmente eso les valió el calificativo de "nacionalidad criminal" por parte de Stalin, que los deportó a Kazajistán.
Y ahí la cosa se puso interesante: los viejos, los pacíficos, los intelectuales murieron casi todos. Solo quedaron los jóvenes y fuertes, que no tenían otra cosa que hacer en todo el día que darse de palos. No había libros, ni películas, y el rato que les quedaba libre de los trabajos forzados lo dedicaban a pelear. Cuando se les permitió volver, establecieron un dominio del inframundo criminal que se acrecentó bajo Gorbachov y luego Yeltsin. Había apenas mil chechenos en todo Moscú en 1991, pero controlaban todo el inframundo criminal. Así de brutales eran.
Cuando se dedicaron a declarar la independencia y los bolingas de Yeltsin y Grachev decidieron meter los tanques en Grozni, la paliza que dieron a los restos harapientos del Ejército Rojo hizo época. Pero luego vino pilinguin, bajo el que el Ejército Ruso al menos hizo un papel medio qué (a base de ser tan brutal como los chechenos, arrasando aldeas enteras, pero es así como se combate a esta gente) y tuvieron que cambiar la lucha.
Aquí viene el terrorismo. Beslán, los aeropuertos, la Viudas Negras... En este contexto se crían los dos sospechosos. Emigran a los EE.UU. Los padres se vuelven, entre otras cosas porque la madre está en busca y captura por ladrona. Los hijos se quedan, el mayor tratando de buscarse la vida como boxeador, fracasando en el intento. El menor es un buen estudiante, pero los lazos de sangre son fuertes, y cuando el mayor fracasa, ya tenemos la cosa liada. Un checheno resentido es peor que el Diablo. Y es muy fácil engendrar resentimiento en un checheno.
Por eso mi conclusión es esta: Simplemente hicieron lo que mejor sabían hacer: liarla.
Tsarnaevs and Columbine: Were Dzhokhar and Tamerlan like Dylan Klebold and Eric Harris? - Slate Magazine
http://www.nytimes.com/2013/04/21/opinion/sunday/immigration-and-antiestéticar.html?hp&_r=0
http://www.nytimes.com/2013/04/20/opinion/beslan-meets-columbine.html?hp
P.S. da repelúsnte cómo en algunos casos el repruebo antirruso puede más que el solidarizarse con las víctimas del atentado, por cierto.
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