Viví el Madrid de los 90 y primeros 00.
Prefiero recordarlo así.
Yo también viví el Madrid de los 90 y el de los primeros 2000. Es más, viví el de los 80 y, de alguna manera, el de los setenta del siglo pasado. También he vivido el Madrid de 2010 y 2020 y, en serio lo digo, este es el peor Madrid que he vivido en muchos sentidos (y he probado, vivido, padecido, sufrido o disfrutado de casi todos los sentidos, ambientes, situaciones y posibilidades).
Sin duda el peor, el de ahora mismo.
No lo digo por Ayuso (aunque sea pusilánime con normas nacionales que podría impedir, luchar, enfrentarse por las que no se ha enfrentado, quizá porque su partido, los partidos -otra vez- no la dejan), que quizá sea lo menos malo de una situación insufrible para los que hemos conocido todos esos tiempos pasados (como vampiros que la edad nos hace serlo, al vivir otros tiempos que nunca podrán vivir los que nos suceden, aunque no seamos inmortales, pero sí vampiros en el tiempo de los más jóvenes que nosotros, pero sí notarios de lo que hemos visto y de tanta y tanta gente que nuestros ojos percibieron año tras año en una plaza abarrotada o cada día en el metro, aunque la memoria no las recuerde en primera instancia, pero lo hace el sentimiento o sensación que queda en una vida y de la que, todas esas personas anónimas para mí y mi memoria, forman parte, aunque sea fugaz, para conformar el sentimiento último que nos llevaremos a la tumba).