Es lo que mas me gusta del otoño. Si tiene algo de bueno que se haga de noche a las 5 de la tarde, es que me puedo ir a APATRULLAR LA CIUDAC.
Cae el sol, hace frio, temperaturas por debajo de 10º, tardes neblinosas, gentes que se van retirando discretamente a sus casas.... es el momento perfecto para salir a hacer la ronda. Andar por andar, sin un rumbo definido. Recorrer barrios, calles y plazas que nunca sueles recorrer, incluso pasar por calles por las que no habias pasado en tu fruta vida.
Observas tu barrio, sales por grandes bulevares a ver como caen las hojas de los arboles, pasas por algun parque grande y ves a la gente corriendo, pasas por el centro y ves como la gente ya no se sienta en las terrazas y se encierra en los bares. Pero sobre todo lo mejor es recorrer barrios desconocidos, barrios bajos y chungos, o barrios lejanos al tuyo, miras los negocios, las panaderias, los bares, las peluquerias, miras a esas gentes desconocidas y la pinta que tienen las calles y los edificios. O sales por barrios residenciales solitarios de las afueras, recorres barrios de chaletes, ves las ventanitas iluminadas, las chimeneas echando humo, los coches quiero y no puedo en las puertas...
Es curioso ver como hay zonas de tu propia ciudad en la que te sientes como si estuvieras en el extranjero, no lo digo esta vez por la gente de jovenlandia, que tambien, sino simplemente porque son sitios que te resultan totalmente extraños, porque no has pasado nunca o casi nunca, o solo de pasada con coche y no te habias parado a fijarte nunca en los detalles, a mirar las casas y la gente que hace vida normal en ese barrio como tu en el tuyo.
Y luego ya finalmente llegar a tu barrio, llegar a esas calles que ya te resultan familiares, esa sensacion extraña de sentirte que estas en tu casa, en tu feudo, en lo que conoces, en lo que siempre ves. Puedes ser turista en tu propio pueblo sin saberlo.
