En los Juegos Olímpicos de México de 1968, en la ceremonia de entrega de medallas de la prueba de los 200 m lisos, junto con su compatriota John Carlos (bronce) agachó la cabeza y levantó el puño en alto con un guante oscuro mientras sonaba el himno de su país como símbolo del movimiento del Black Power y en protesta por las tensiones raciales que se vivían en EE. UU.. Peter Norman el australiano medalla de plata en la misma prueba les apoyó pegándose a la altura del corazón un adhesivo del Proyecto Olímpico por los Derechos Humanos. Este gesto provocó que fueran expulsados de sus respectivos equipos y tuvieran que abandonar la villa olímpica. Junto a su compatriota al volver a EEUU, fueron tratados como delincuentes y no encontraron trabajo durante muchos años.
Su vida cambió: recibieron amenazas de muerte, cartas, llamadas y sus amigos desaparecieron. Tenía 11 récords del mundo pero el único trabajo que encontró fue lavando coches en un aparcamiento. Y lo echaron porque su jefe dijo que no quería que nadie trabajara con él.
Su vida fue destruida, la de John Carlos, la de Peter Norman. La esposa de John Carlos se suicidó (fue ella quien compro los guantes personas de color), él se terminó divorciando. Todo eso lo consintió el COI y el comité estadounidense no hizo nada por pararlo.