La mayoría de centralitas y habitantes de núcleo urbano estaban (y están) encantados con estas medidas, porque el objetivo siempre fue restringir el tráfico de quienes circulan por Madrid desde el extrarradio; siendo la actividad laboral el flujo mayoritario.
De esta forman van a tener las ciudades tranquilas y limpias pero para ellos por supuesto.
No pensaron en aparcamientos disuasorios y otro tipo de medidas para descongestionar pero sobre facilitar el tráfico, no, “te coges el transporte público (y te jorobas)”. Lo que sí les parece bien son las restricciones porque en esencia a ellos no les perjudican.
Pero como todas las medidas, al principio te hacen gracia, porque joroban al vecino hasta que un día te piden cambiar de coche por otro de 30.000 o 60.000 y te das cuenta que las reglas a quienes siempre favorecen no es a ti.
La próxima será tener aparcamiento propio, etc, etc hasta que básicamente solo puedan conducir aquellos a quienes creías jorobar con tu mentalidad y voto.