La película del 1989, dirigida por Mary Lambert, que no se llama "Cementerio de Animales", sino "Cementerio Viviente", vista hoy me parece una hez. La suelen defender los señores mayores.
Éstos mismos, los señores mayores, son los mayores detractores de la película de 2019. A mí me sorprendió muy positivamente.
La caradura de Mary Lambert tuvo el mal gusto de exprimir el éxito de la película con una segunda parte, "Cementerio viviente 2", que se sacó de la compresa.
Esa 'secuela' fue una auténtica basura que nadie en sus cabales defiende hoy en día. Se gastaron mucho menos dinero en ella, pese a todo lo que habían ganado con la primera.
Los pocos cambios que aporta la versión del 2019 me parecen muy acertados y lograron que la historia me volviese a interesar. Para mí es una historia mejor, por mucho que le aguante al apestoso Stephen King. "Pet Sematary" me parece una gran novela, pese a mi antipatía por el politizado y "progre" escritor.
Sí, ahora están cerca de estrenar una "precuela" con olor a compresa, a sororidad y a pérdidas de orina, escrita y guionizada por una loca del cachopo salida de no sé dónde y llamada Lindsey Anderson Beer, lo que suena a los típicos nombres inventados que se ponen los judíos.
La precuela de la charo transcurre en En 1969 y el personajes principal es Jud Crandall. De todos modos, "miedo" me da, "miedo".
Lindsey Anderson Beer