La historia de siempre. Rubia conoce jovenlandesito, rubia ennovia con jovenlandesito, rubia se pone el velo para contentar al jovenlandesito. En esto, que el novio tunecino sin papeles recibe orden de deportación por cierta afición suya a la violencia y a vender drojas. Ella no quiso ir con él a Túnez, así que la acuchilló unas cuantas veces, que un mal momento lo tiene cualquiera.
Y para redondear las cosas, mientras se celebraba el funeral en la gloriosa catedral de Worms, un pakistaní se subió al altar y empezó a gritar eso de Allah akbar o como se escriba.
But the shock to Worms did not end with Cynthia’s murder. Shortly before her memorial service began, a Pakistani, 29, added incredible insult to injury by standing by the altar with outstretched arms yelling ‘Allahu Akbar’.
Some mourners, no doubt recognizing the cry Islamic terrorists make when they kill, understandably hurriedly left the church and contacted police. Police apprehended the Pakistani, but let him go. They are currently investigating him for “disrupting a religious service.” This incident was reported to have “deeply moved” the Worms area. (No wonder here.)
Las autoridades quedaron conmocionadas y preocupadas. Preocupadas por los fachistas, obviamente, no por los crímenes obviamente. Las prioridades siguen siendo las prioridades.
The mayor from Worms, a Socialist Party member, was no exception. He indicated “it can’t be allowed that such an event be misused by extreme right and populist right forces for their purposes.”
Yet Again, Germany Horrified By Migrant Murder of Young Woman
