Escaramuza
Madmaxista
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Hace apenas unos minutos ha terminado la final del US open donde nuestro paisano Carlos Alcaraz se ha convertido en el ganador más joven y en el número 1 más joven de la historia.
Dicho esto, tras terminar el partido, y tras las típicas palabras de apoyo a Ucrania y el recuerdo del 11S, un representante de JP Morgan le ha hecho entrega de un cheque de 2,6 millones de dólares, premio que corresponde al ganador del torneo.
Mientas veía la escena, estaba reflexionando sobre la superioridad jovenlandesal del pueblo americano, donde en prime time deportivo, se le hace entrega a un crio de su merecido premio tras años de esfuerzos y sacrificios, sin ningún pudor de pensar en pobres, homeless y otras especies parásitas.
Una persona merece su premio, se lo dan, y todo el mundo lo admira sin pararse a juzgar si la obscena cantidad es justa o no. Si hay hambre en el mundo, u otras cosas más, como sí sucedería en nuestro pais de cosa.
Por otro lado, a esta parte del charco, al bueno de Carlitos lo esperan la hacienda pública con las sanguijuelas sociatas al frente, para sacarle hasta el tuétano para seguir manteniendo sus redes clientelares y las paguitas a vagos, maleantes y extranjeros en condición irregular.
Con esto no quiero decir que USA me parezca la sociedad perfecta, ni mucho menos, pero admiro esta virtud que tienen de valorar y premiar el esfuerzo y el éxito de las personas.
Dicho esto, tras terminar el partido, y tras las típicas palabras de apoyo a Ucrania y el recuerdo del 11S, un representante de JP Morgan le ha hecho entrega de un cheque de 2,6 millones de dólares, premio que corresponde al ganador del torneo.
Mientas veía la escena, estaba reflexionando sobre la superioridad jovenlandesal del pueblo americano, donde en prime time deportivo, se le hace entrega a un crio de su merecido premio tras años de esfuerzos y sacrificios, sin ningún pudor de pensar en pobres, homeless y otras especies parásitas.
Una persona merece su premio, se lo dan, y todo el mundo lo admira sin pararse a juzgar si la obscena cantidad es justa o no. Si hay hambre en el mundo, u otras cosas más, como sí sucedería en nuestro pais de cosa.
Por otro lado, a esta parte del charco, al bueno de Carlitos lo esperan la hacienda pública con las sanguijuelas sociatas al frente, para sacarle hasta el tuétano para seguir manteniendo sus redes clientelares y las paguitas a vagos, maleantes y extranjeros en condición irregular.
Con esto no quiero decir que USA me parezca la sociedad perfecta, ni mucho menos, pero admiro esta virtud que tienen de valorar y premiar el esfuerzo y el éxito de las personas.