Al otro lado de La Lista De Schindler. La explicación de Goebbels de porque debían llevar la estrella los judíos

Ejquelosfajsistassonellos

Resignado ante la victoria de los malvados en Esp.
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19 May 2011
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Es un artículo durísimo, y realmente no quería ponerlo, pero este debate en otro hilo donde se insinuaba la esterilización forzada de la población me ha hecho sacarlo a la luz, aunque sean temas que pueden (o no) estar relacionados, y mas tras la insistencia de algunos foreros en otro hilo que se hablaba de este tema

La retórica es antisemita, y es muy duro el artículo incluso para los estándares de los nacionalsocialistas, lo escribió Goebbels unas semanas después de que entrara la obligatoriedad por los judíos de llevar la estrella.

A mí me interesan 2 puntos secundarios más que el mensaje primario del hilo como tema de debate en el foro: ¿Por qué los historiadores mienten en las motivaciones del Eje? Y esto lo pregunto siendo independiente de si tuvieran o no razón en lo que exponen, hablo de que los historiadores mientan. Y luego...¿esa esterilización forzada y estratégica que denuncia Goebbels, tiene algún tipo de relación con lo que vemos de las bakunaziones?

Sin mas preámbulo, copio esta traducción del texto íntegro que escribió Goebbels el 16 de noviembre de 1941, de porque los judíos estaban obligados a llevar la famosa estrella

********************

LOS JUDÍOS SON CULPABLES (por Josef Goebbels)

La responsabilidad histórica de la judería mundial por el estallido y ensanchamiento de esta guerra ha sido probada tan claramente que no necesita ser hablado mucho más. Los judíos querían la guerra, y ahora la tienen. Pero la profecía del Führer del 30 de enero de 1939 en el Reichstag alemán también ha sido cumplida: si la judería internacional fuera exitosa hundiendo al mundo en una guerra de nuevo, el resultado no sería la bolchevización del mundo, y por ende, la victoria de los judíos, sino mas bien la destrucción de la raza judía en Europa.

Estamos viendo el cumplimiento de la profecía. Los judíos están recibiendo un castigo que es ciertamente duro, pero más que merecido. La judería mundial erró al sumar fuerzas disponibles para esta guerra, y ahora está gradualmente experimentando la destrucción que había sido planeada para nosotros, y la hubieran llevado a cabo sin un segundo pensamiento si hubieran poseído la habilidad. Perecen según su propia ley: "Ojo por ojo, diente por diente".

Cada judío es nuestro enemigo en esta lucha histórica, independientemente de si vegeta en un ghetto polaco o lleva su poco trabajadora existencia en Berlín o Hamburgo o toca las trompetas de guerra en Nueva York o Washington. Todos los judíos por virtud de su nacimiento y su raza son parte de una conspiración contra la Alemania Nacionalsocialista. Ellos quieren su derrota y aniquilación, y harán todo lo que tengan en su poder para llevarla a cabo. Que ellos no puedan hacer nada dentro del Reich no es un signo de su lealtad, sino más bien de las medidas apropiadas que hemos tomado contra ellos.

Una de estas medidas es la institución de la estrella judía que cada judío debe llevar. Queremos hacerlos visibles como judíos, particularmente si hicieron incluso el mínimo intento de dañar a la comunidad alemana. Es una medida remarcablemente humana de nuestra parte, una medida higiénica y profiláctica para asegurarse que el judío no puede infiltrarse en nuestros rangos de forma invisible para sembrar discordia.

Cuando los judíos aparecieron hace varias semanas en las calles de Berlín agraciados con la estrella judía, la reacción inicial de los ciudadanos de la capital del Reich fue sorpresa. Solo unos pocos sabían que había tantos judíos en Berlín. Todo el mundo de repente en el vecindario encontró a quien parecía un inofensivo conciudadano, que quizá se quejaba o criticaba un poco más de lo normal, y a quien no se pensaba que era judío. Se ocultaba, imitaba el entorno, adoptando el color del fondo, ajustándose al entorno, esperando al momento apropiado. ¿Quien entre nosotros tenía alguna idea que el enemigo estaba junto a él, que el silencioso o inteligente auditor que atendía a conversaciones en la calle, en el metro o en las filas enfrente de las tiendas de cigarros? Son judíos que no se pueden reconocer por signos externos. Estos son los mas peligrosos. Siempre sucede que cuando tomamos alguna medida contra los judíos, los periódicos ingleses o norteamericanos lo informaban al día siguiente. Incluso hoy los judíos tienen conexiones secretas con nuestros enemigos en el extranjero y lo usan no solo para la propia causa, sino también en todos los asuntos militares del Reich. El enemigo está en nuestro medio. ¿Qué tiene más sentido que al menos hacer esto claramente visible para nuestros ciudadanos?

En los primeros días después de la introducción de la estrella judía, las ventas de los periódicos en Berlín fueron hasta el techo. Cada judío en la calle compraba un periódico para ocultar su marca de Caín. Cuando esto fue prohibido, uno empezó a ver judíos de las calles del lado occidental de Berlín en compañía de extranjeros gentiles. Estos lacayos de los judíos deberían llevar la estrella ellos realmente. La excusa que dan por su provocativa conducta es siempre la misma: los judíos son seres humanos también. Nunca hemos negado esto, igual que no hemos negado la humanidad de asesinos, violadores de niños, ladrones y proxenetas, aunque nunca hemos sentido la necesidad de hacer el desfile de Kurfürstendamm con ellos. ¡Cada judío es un judío decente que ha encontrado un goy lerdo e ignorante que cree que es decente! Como si esa fuera una razón para dar a los judíos una especie de escolta honorable. Que sinsentido.

Los judíos tienen que depender más y más de sí mismos, y han encontrado recientemente un nuevo truco. Ellos conocen el bondadoso alemán Michael que hay en nosotros, siempre dispuesto a derramar lágrimas sentimentales por la injusticia que se les ha hecho. Uno de repente tiene la sensación de que la población judía de Berlín consiste solo de pequeños bebés cuya pueril impotencia podría conmovernos, o bien frágiles viejecitas. Los judíos emiten solo lo lamentable. Ellos pueden confundir a las almas inofensivas por un tiempo, pero no a nosotros. Sabemos cual es exactamente la situación.

Solo por ellos debemos ganar la guerra. Si perdemos, estos muchachos judíos de apariencia inofensiva de repente se convertirán en lobos furiosos. Atacarían a nuestras mujeres y niños para llevar a cabo su venganza. Hay suficientes ejemplos en la historia. Es lo que hicieron en Besarabia o los estados bálticos cuando el bolchevismo entró, incluso aunque ni la gente ni los gobiernos les había hecho nada a ellos. No hay vuelta atrás en nuestra batalla contra los judíos -incluso aunque quisiéramos, que no. Los judíos deben ser expulsados de la comunidad alemana, porque ponen en peligro nuestra unidad nacional.

Es un principio elemental de higiene racial, nacional y social. Ellos nunca nos darán descanso. Si pudieran, conducirían a una nación tras otra en guerra contra nosotros. ¿A quien le importan sus dificultades, ellos solo quieren forzar al mundo a aceptar su dominación sangrienta-financiera? Los judíos son una raza poco trabajadora que se alimenta como un hongo poco agradable en las culturas de pueblos sanos pero ignorantes. Solo hay una medida efectiva: echarlos fuera.

¡Qué estúpidos e irreflexivos son los argumentos de los amigos de retaguardia de los judíos en la cara de un problema que ha ocupado la humanidad durante milenios! ¡
¡Cómo se quedarían boquiabiertos si alguna vez pudieran ver a sus queridos judíos en el poder! Pero sería demasiado tarde. Por eso es el deber de un liderazgo nacional tomar todas las medidas necesarias para evitar que tal cosa suceda. Hay diferencias entre las personas igual que hay diferencias entre los animales. Alguna gente es buena, otra es mala. Lo mismo es verdad en los animales. El hecho de que los judíos vivan entre nosotros no es prueba de que pertenezcan a nosotros, igual que una pulga no es un animal doméstico solo porque viva en una casa. Cuando un Sr.Bramsig o una señora Knoeterich siente gran lástima por una mujer anciana judía cuando la ve llevando una estrella judía, entonces hacedle no olvidar que un lejano sobrino de esta señora, con el nombre Nathan Kaufman está sentado en Nueva York tramando un plan para esterilizar a todos los alemanes con edad inferior a 60, y que el hijo de ese distante tío es un belicista bajo el nombre de Baruch, o Morgenthau, o Untermeyer, y la fuerza conductora detrás del señor Roosevelt instigadora de la guerra. Y si ellos tuvieran éxito, un valiente pero ignorante soldado americano podría dar de baja de la suscripción de la vida el único hijo del señor Bramsig o la señora Knoeterich, todo por el más alto honor de la judería, a quien también esta vieja mujer pertenece, no importa cuan frágil o lamentable ella se cruce.

Si los alemanes tenemos un defecto fatídico en nuestro carácter nacional, es el olvido. Este defecto habla bien de nuestra decencia y generosidad humana, pero no siempre de nuestra sabiduría o inteligencia política. Pensamos que todos los demás son bondadosos como nosotros. Los franceses amenazaron con desmembrar el Reich durante el invierno de 1939/40, diciendo que nosotros y nuestras familias tendríamos que hacer cola ante sus cocinas de campaña para conseguir algo caliente para comer. Nuestro ejército derrotó a Francia en seis semanas, después de lo cual vimos soldados alemanes dando pan y salchichas a mujeres y niños franceses hambrientos, y gasolina a refugiados de París para que pudieran regresar a casa lo antes posible, solo para que esparcieran allí al menos parte de su repruebo contra el Reich.

Así es como los alemanes somos. Nuestra virtud nacional es nuestra debilidad nacional. No queremos cambiar esto mucho, y mientras nuestra bondad mundialmente famosa no nos haga mucho daño, ¿Por qué deberíamos? Klopstock nos dio un buen consejo, sin embargo: no seais demasiado bondadosos, ya que nuestros enemigos no son lo suficientemente nobles como para pasar por alto nuestros errores.

Si este consejo se aplica en algún sitio, es en nuestras relaciones con los judíos. El descuido aquí no es sólo una debilidad, es un incumplimiento del deber y un crimen contra la seguridad del Estado. Los judíos anhelan una cosa: recompensar nuestra insensatez con derramamiento de sangre y terror. Nunca debe llegarse a eso. Una de las defensas más efectivas es una dureza implacable y fría contra los destructores de nuestro pueblo, contra los instigadores de la guerra, contra los que se beneficiarían si perdemos y, por lo tanto, también contra las víctimas, si ganamos.

Por tanto, tenemos que decir de nuevo y otra vez de nuevo:

1. Los judíos son nuestra destrucción. Ellos empezaron esta guerra y la dirigen. Ellos quieren destruir el Reich alemán y su gente. Este plan debe ser bloqueado.

2. No hay distinciones entre judíos. Cada judío es un enemigo jurado de los alemanes. Si no manifiesta su hostilidad, es sólo por cobardía y astucia, no porque nos ame.

3. Los judíos tienen la culpa de cada soldado alemán que cae en esta guerra. Lo tienen en la conciencia, y también deben pagar por ello.

4. Si alguien lleva la estrella judía, es enemigo del pueblo. Cualquiera que trata con él es igual a un judío y debe ser tratado en consecuencia. Se gana el desprecio de todo el pueblo, porque es un filtro que los deja en la estacada para apoyar al enemigo.

5. Los judíos disfrutan de la protección de nuestros enemigos. Esta es toda la prueba que necesitamos para mostrar cuan dañinos son para nuestra gente.

6.-Los judíos son agentes del enemigo entre nosotros. El que está junto a ellos apoya al enemigo.

7.-Los judíos no tienen derecho a reclamar igualdad con nosotros. Si desean hablar en las calles, en las filas frente a las tiendas o en el transporte público, deben ser ignorados, no solo porque simplemente están equivocados, sino porque son judíos que no tienen derecho a voz en la comunidad.

8. Si los judíos apelan a tu sentimentalismo, date cuenta de que están esperando tu olvido y hazles saber que los ves a través de ellos y los desprecias.

9. Un enemigo decente merecerá nuestra generosidad después de que hayamos vencido. El judío, sin embargo, no es un enemigo decente, aunque lo finja.

10. Los judíos son los responsables de la guerra. El trato que reciben de nosotros no es injusto. Se lo han merecido todo.

Es el trabajo del gobierno tratar con ellos. Nadie tiene derecho a actuar por sí mismo, sino que cada uno tiene el deber de apoyar las medidas del estado contra los judíos, defenderlos con otros y evitar ser engañado por cualquier truco judío.

La seguridad del estado requiere esto de todos nosotros.

@César92 @Uritorco @EGO @TIESTO4EVER @daesrd @Walter Sobchak @ominae @ShellShock @qbit @Furymundo
 
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Resignado ante la victoria de los malvados en Esp.
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Ciudad del Millón de Camiones de la Basura
Pero si ni siquiera he opinado nada roto2

He escrito el artículo a raíz de otro hilo por el tema de las esterilizaciones, y he decidido a ponerlo completo.

Yo no sé si Goebbels tiene o no razon en lo que denuncia, y lo que me importa es el tema de la bakunazion ahora mismo, si tiene relacion con la esterilizacion como él afirma en el mismo
 

Malditos Bastardos

Será en Octubre
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5 Sep 2010
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Claro porque una ley aprobada por mayoría en el Congreso no te vale, verdad? Lo dicho, eres iluso.
 

Turbocalbo

Madmaxista
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1 Dic 2021
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Cómo se quedarían boquiabiertos si alguna vez pudieran ver a sus queridos judíos en el poder! Pero sería demasiado tarde

Demasiado tarde? Y otra cosa, algo que pueda leer para entender mejor esto? :

La responsabilidad histórica de la judería mundial por el estallido y ensanchamiento de esta guerra ha sido probada tan claramente que no necesita ser hablado mucho más. Los judíos querían la guerra, y ahora la tienen
 

Furymundo

PVRASANGRE
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3 Ene 2016
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la esterilizacion se puede hacer sin quimicos
solamente endureciendo las condiciones economicas
y metiendo toda la manipulacion mental a las feminas

lo tienes hecho.

el tema de envenenarnos con los alimentos, el agua y el aire
es cuestion de la mafia farmaceutica.

la enfermedad es un negocio.

y lo de las banderillas se han dicho tantas cosas que no estamos seguros de nada