No veas como me explota la cabeza, me paso el día recogiendo fragmentos de cráneo pegado a las paredes. Mi mujer ya no quiere que te lea, porque como además soy muy heteropatriarcal, la obligo a ella a lavar los restos de masa encefálica. Ya ves, esto es un sinvivir.
Por otra parte, una de mis actividades favoritas es pasear extranjeros por Cataluña. En general flipan con el nivel de opresión extrema que sufre el pueblo catalán; luego de unos días suelen confesarme que no habían visto algo igual ni en los regímenes jovenlandeses más atroces.
Los concientizo de que el sufrimiento catalán es, efectivamente, de los más atroces que se han visto sobre la Tierra, y todos me aseguran que después de lo visto con sus propios ojos, se convertirán en activistas humanitarios para parar este holocausto. No sé porqué luego suelen pasar del tema, pero sospecho que es un mecanismo psicológico de negación propio del stress postraumático.
