No os lo vais a creer, pero estoy viviendo una odisea que es terrible.
En Septiembre recogí una carta certificada que era una multa del Ayuntamiento de Barcelona.
La multa se la ponen a una de mis motos -que esto no lo lea Aynrand- por saltarse un semáforo en rojo en el paseo de Gracia a las 3 y media de la tarde.
Pues bien, la moto a la que le ha tocado el sorteo de la multa aleatoria ha sido a una 125 que apenas uso ni para ciudad -prefiero en ciudad la Vespa-.
Ese día -el de la supuesta infracción- trabajé hasta las dos de la tarde, y a las 5 de la tarde tuve reunión con un cliente.
Soy omnipotente: En una hora y media cogí una 125, hice 970 Km, me salté el semáforo e hice otros 970 Km de vuelta para llegar a la reunión de las 17 horas. Y todo con una moto de 11 CV.
Suena a cachondeo, pero estoy en fase de alegaciones y sé como se las gasta la Administración.
De camino compruebo como hacen los munipas catalinos para llegar a esas cantidades. Y No descarto que sea una red de corrupción lo de multar motos de fuera del municipio que igual si protestan tarde o se les deniegan las alegaciones, ya ni recurren. No olvidemos que los munipas tienen acceso a las bases de datos de Tráfico.
Y para el que diga que lo que quiero es escurrir el bulto, solo decir que la última vez que estuve en Barcelona fue ya hace años y que esta moto no ha salido nunca del entorno metropolitano de mi ciudad.
