Creo que el infantilismo se refiere más a los que siguen viviendo con sus padres sin asumir responsabilidades sobre su propia vida.
Por otro lado creo que es normal que estas generaciones que se han criado viendo la tele (con todo el lavado de cerebro que conlleva) y jugando con videojuegos tengamos un concepto del ocio diferente del que se considera tradicionalmente "adulto".
Matizaciones aparte para mi es un hecho que la sociedad está bastante infantilizada, y es un fenómeno creciente.
El argumento de la TV es reversible, no creas. Una primera lectura del medio lleva a la conclusión obvia de hez a chorros, lavado de cerebro, basura líquida y demás.
Sin embargo, nadie ha reparado en que la creciente degradación de los contenidos televisivos puede terminar creando, entre la juventud que tiene alguna formación, precisamente lo contrario. La televisión es un medio que durante el 90% de tiempo, muestra un mundo que está fuera del alcance del 90% de la gente, aún en los países desarrollados.
Tomen cualquier serie televisiva, y fíjense como suelen vivir los personajes de "clase media", qué tipo de viviendas habitan, que coches conducen, en qué trabajan, qué estructura de familia tienen, etc. Esa glamorosa familia de "clase media" mediática necesitaría, en una economía relativamente sana (es decir, que produzca al menos lo que gasta) no menos de 10 o 12 mil euros mensuales para mantener su forma de vida.
Ahora, tomemos un joven treintaañero real, cuya expectativa de ingresos difícilmente supere los 1.500 euros -y eso ya comienza a parecer mucho en este país-, y vayan a convencerlo de que él es de clase media, y lo que debería estar haciendo es ser un trabajador maduro, responsable y comprometido, que debe tener su casa con jardín, repleta de gadgets y muebles de diseño, dos coches en el garage, mujer chupiguay ejecutiva, y al menos un par de guapos críos -y además hacer una hora de fitness matinal sin desacomodarse el peinado-.
Evidentemente, ser bombardeado sin solución de continuidad con éste mensaje no puede dejar indiferente a nadie, se asuma de manera más consciente o más inconsciente: es una provocación obscena, una tocada de bemoles; y en cualquier caso, la conducta emergente tiene, a mi modo de ver, una directa relación con ésto.
Como yo estoy en la cuarentena -como supongo que al menos están los que ven con horror estos procesos sociales y que seguramente son los que han acuñado la gran mayoría de todos los términos que tratan de describir el fenómeno-, no puedo dejar de fastidiarme cuando veo la actitud extremadamente pasota de los que hoy tienen 20 o 30, (y no estoy hablando de tonterías tales con engancharse con videojuegos o cosas por el estilo, que muchos están muy bien y yo también me engancho) y reconozco que muchas veces mi primera impresión ante tal situación es remacharlos a hostiazos.
Sin embargo, como soy un tipo ecuánime
, inmediatamente refreno mis instintos justicieros y trato de analizar la situación con más objetividad. Y lo que probablemente ocurre es que lo que en un primer momento nos desespera a los viejetes cuarentones es la inacción y la abulia social, porque en nuestro background cultural está muy mal visto "no hacer nada" ante una situación de hez, y peor aún es jugar al mismo juego.
Pero sin embargo, como estrategia social, posiblemente no es peor que la que mi generación "movilizacionista" aún conserva como imperativo, porque lo cierto es que tras décadas de movilizaciones, el mundo, en muchos aspectos, parece hoy peor de lo que nosotros hemos vivido, lo que indica que nuestro activismo fue una actitud probablemente fallida e inútil.
De alguna manera, los jóvenes actuales son lo que el sistema quieren que sea: consumidores compulsivos, que dedican todas sus (escasas) rentas a lo suntuario. ¿Es que no quería el sistema una sociedad de consumidores apáticos e inmaduros? Pues toma dos tazas. No afirmo que éste fenómeno sea el resultado una "estrategia" social en términos de adhesión de la juventud a un cuerpo ideológico razonado, ni mucho menos: probablemente es el puro resultado automático de exacerbar las contradicciones de un sistema agónico que, bajo su endeble fachada de opulencia, termina exhibiendo de esta manera su alarmante miseria social.
Pero en cualquier caso, me sigue pareciendo inconcebible y enojoso ver a tanta gente prolongando la adolescencia como un chicle, porque de repente se van a encontrar con que la vejez los pille sin aviso, y se derrumbarán de un día para el otro: la vejez puede ser insoportable si te pilla sin haber previamente asumido la madurez, que es una de las etapas más largas, formadoras y ricas de la vida. La adolescencia es divertida y fácil, pero el inevitable destino de las frutas es madurar o pudrirse. Es posible engañarse sin demasiado esfuerzo, pero la biología es implacable, y no hay botox que la arregle. Si les quedan dudas, dense una vuelta por
aquí.