80 años del 11-1 del Real Madrid al Barcelona

harrysas

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Y ganamos a medio gas y con algunas cervezitas en el craneo roto2

El encuentro tuvo lugar en las semifinales de Copa de 1943

Portada de MARCA del 15 de junio de 1943, con el 11-1 del Real Madrid...

Portada de MARCA del 15 de junio de 1943, con el 11-1 del Real Madrid al Barcelona

En 1943, la rivalidad entre Real Madrid y Barcelona ya venía de antiguo -hay quien la hace partir de la Copa de 1916. Hay también quien la juzga inevitable por la tendencia española a la polarización: si algo existe, debe tener un opuesto-. Cuatro años después de la Guerra Civil, sin embargo, 'se pretendía' desde el poder que las cosas cambiaran de algún modo. Aunque fuera porque como ya sólo había un poder y un 'mando', este no podía tener 'opuestos'.

Durante el franquismo, y después, se extendió la creencia de que la prensa deportiva era un oasis en tiempos de censura. Pero no: la prensa deportiva sufría la misma que el resto. Por ejemplo, había que andarse con mucho tiento en el relato de los incidentes pues en España, por decreto, era ya todo idílico. "Ha de tenerse especial cuidado sobre todo en las reseñas y comentarios de los partidos de fútbol para evitar que el lenguaje no sea el limpio, noble y correcto que corresponde", decía el boletín de la DND (la Delegación Nacional de Deporte, máximo órgano rector del deporte en España, que dependia de Falange Española) en su primer número. Otras consignas establecían que el deporte debía ser presentado siempre como una actividad de caballeros.

¿Ejemplos? "No tuvo acierto el señor Tamarit en dirigir el encuentro, por no sancionar varias acciones reprobables" Censurado en el diario ABC el 26-10-1942, por ejemplo. "A consecuencia del juego violento resultaron lesionados varios jugadores de ambos bandos". Censurado en MARCA el 14-12-1942. Y así muchas...

En este sentido, sorprende lo sucedido durante las semifinales de la Copa de Su Excelencia el Generalísimo que enfrentaron al Real Madrid y al Barcelona en 1943. Casi más que por su desarrollo, aunque sorprendente es que un equipo que pierde 3-0 en la ida remonte en la vuelta con un 11-1, como por el tratamiento informativo que se le dio.

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Vamos a los hechos: el 6 de junio de 1943 el Real Madrid visita Las Corts (ojo: por entonces ni uno ni otro eran deportivamente punteros en el fútbol español). El partido es bronco y el Madrid cae 3-0, con goles de Valle, Sospedra y Escolá. Dos días después -así era la técnica en la época- la afición blanca pudo desayunarse con crónicas algo diferentes a las que se acostumbraba a leer.

La más llamativa, la de Eduardo Teus en 'Ya'. Gran experto, seleccionador nacional en 1942 y portero del Real Madrid entre los años 10 y 20, que entre otras cosas señalaba que "fue la cazuela hirviente de Las Corts la que hizo subir al marcador los dos tantos que encajó el Real Madrid en el primer tiempo, porque las dos determinaciones del árbitro asturiano Fombona, zarandeado por el temporal de las violentas protestas cuando dio por válido el gol del inenarrable y terrible barullo y sancionó al Madrid con penalti por la mano involuntaria de Sauto, fueron absolutamente injustas". También, que "el público de Las Corts, al silbar al Madrid, se veía que increpaba claramente a los representantes de España", y acababa con un deseo: "Ah, si Chamartín ayudase el domingo como la 'cazuela hirviente' de Las Corts en el primer tiempo. [...] Del ambiente apasionado y coaccionador que tuvo el Barcelona ¿Cuando esto será posible en Madrid?"

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MARCA, que hacía siete meses que había pasado a ser periódico diario, tuvo en ese partido, evidentemente un enviado especial: el propio director, Manuel Fernández Cuesta, que firmaba con el seudónimo 'Hefecé'. Dejó constancia de lo bronco del choque y el ambiente en las gradas, pero la atribuyó más a que fue lo tempestuoso el juego en el campo, que el árbitro, Fombona, no supo cortar, lo que arrastró a la grada. Pablo Hernández Coronado, entonces director deportivo del Real Madrid, reconoció que su equipo había también participado en ese juego bronco, aunque como respuesta al del rival... No cabe atribuir a sensibilidades políticas las diferencias de apreciación: en aquella España todos los personajes medianamente públicos eran, o afines al poder, o aprobados por este. Desde los cronistas de prensa a los presidentes del Real Madrid y del Barcelona.

Esta crónica, recordemos, se publicó en un contexto de censura previa y silencio sobre incidentes. y, como esta, alguna otra. Sin embargo, de lo sucedido una semana después en Chamartín no hay más referencia que las memorias de protagonistas, las consecuencias y algunas alusiones indirectas. Como en tantos otros 'casos' de la época de los que nada se contaba, aunque todos sabían todo.
Para la historia queda que el Real Madrid ganó 11-1, con 8-0 al descanso y que solo Mariano Martín, en el minuto 89, consiguió que el marcador no fuera de 11-0. Y que en efecto el ambiente fue agobiante. Ramón Mendoza, entonces un jovenzuelo y unas décadas después presidente del Real Madrid, recordaría en sus memorias que todos los socios fueron convocados a las oficinas del club y allí, junto a la entrada, se les entregaba un silbato para que lo tocasen cada vez que un rival tocara el balón. No decía nada de las pedradas que supuestamente recibió el portero culé, Miró, que según él mismo relató le hicieron pasarse casi todo el partido lejos de la portería. Ángel Mur, histórico masajista del Barça y la selección española, relató que llegó a encararse con un policía que les insultaba. Cuando este amenazó con detenerle, medió el presidente del Barça, don Enrique Piñeyro, marqués de la Mesa de Asta. Como el policía también le amenazó, el señor marqués exhibió sus credenciales falangistas, y el agente optó por desaparecer.

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Está luego la famosa 'visita' al vestuario azulgrana. Todas las fuentes blaugrana la relatan aunque se difiere sobres su protagonista y desarrollo. Unos relatan que fue antes del partido, señalando que no se consentiría ni una provocación al público y que la realizó -acompañado por varios agentes- un mando policial que algunos historiadores identifican como el conde de Mayalde. Este, en la época no ostentaba más mando que el de que haber sido director general de Seguridad y gobernador civil de Madrid, embajador de España en Alemania y colaborador de la Gestapo hitleriana, pero era una persona 'influyente'. Otros, como el jugador Francesc Calvet, señalan que la visita -la 'original' o bien otra- tuvo lugar en el descanso, cuando los jugadores culés se negaron a salir hasta que la policía les defendiera. Se les habría dado a elegir entre salir al campo o ser detenidos, con imprevisibles consecuencias. Salieron, claro, y el partido acabó. Otras fuentes hablan de que se exhibió alguna pistola.

La crónica de MARCA, por cierto -que esta vez firmó 'Barreira'- no hace ilusión a incidente alguno. Sólo a que el Barcelona se vino abajo "pese a que pudo anticipar y sentir la coacción del público". En El Mundo Deportivo otro histórico cronista, José Luis Lasplazas, su director, sí recalcó que el público en Barcelona "no fue perfecto" y que "si alguien al hablar de Las Corts hizo comparaciones y símiles y habló de sartenes hirviendo, nosotros podriamos decir ahora que Chamartín alcanzó la misma temperatura y que "así como hace ocho días sentó mal que no calláramos" quizá "hoy se vuelva la oración por pasiva y se nos censure por decir lo que acaso hay quien calle o pretenda justificar".

Bien: que 'algo' sucedió está claro. Porque el 15 de junio de 1943 el Comité de Competición de la RFEF sancionó al Real Madrid con 2.500 pesetas -una cantidad elevada- por incidentes del público, y tanto a los blancos como al Barcelona con 25.000 más, habida cuenta "de la importancia y arraigo de los clubes, y el mal ejemplo dado". Además, los dos presidentes, Antonio Santos Peralba y Enrique Piñeyro, dimitieron en aquellos tiempos en que los altos cargos eran nombrados, no elegidos, y no se permitía dimitir (es decir, seguramente una dimisión forzada). Y la 'superioridad' consideró oportuno que se jugaran dos amistosos para limar asperezas, si bien las razones oficiales fueron los homenajes al madridista Monjardín (1-1 en Chamartín) y al barcelonista Franco (4-0 en Las Corts).

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A Enrique Piñeyro le sucedió en el Barça José Antonio de Albert Muntadas. A Antonio Santos Peralba, en el Real Madrid, Santiago Bernabéu.
Las 50.000 pesetas de sanción conjunta se emplearon en comprar entradas para que los muchachos del Frente de Juventudes vieran la final de Copa entre el Madrid y el Athletic. Y fin a la historia porque la censura, quizá escocida por la crónica de Teus y otras que se le 'colaron' volvió a aguzar la vigilancia.


Y así sucedió que un joven falangista de 'buena familia' llamado Juan Antonio Samaranch, escribió en el diario -del Movimiento- 'La Prensa' una crónica del partido en la que entre otras cosas se podía leer: "estábamos seguros de la bronca inicial, la dábamos por descontada- Fue de aquellas que pasarán a la historia. Pero no esperábamos que las cosas se fueran complicando de la manera en que sucedió (...) el Barcelona no existió, porque ante aquel ambiente y un árbitro que quería evitarse complicaciones, era humanamente imposible jugar. Pudieron ser más goles. Quizás veinte". Antes había señalado que en Barcelona "no fue muy correcto el comportamiento del público" pero "los medios matritenses" lo habían "abultado hasta la exageración". Vueltas las cosas a la normalidad, a Samaranch se le prohibió escribir en prensa durante nueve años.

En cambio el escritor Ignacio Agustí se fue sin sanción porque negó en otro artículo que la goleada se debiera, "como creían los crédulos", a las "amenazas, a los pitos, a la coacción, a los palos y a que se hubiera atacado el autocar del club", sino solo a que se jugó mal. Y es que claro, cuando se es profesional, se domina la técnica...
80 años después, repetimos, nada puede saberse ya de lo que realmente sucedió en aquel 11-1 más que a través de las fuentes citadas. Pero sigue siendo un hito en la historia común de Real Madrid y Barcelona.

 
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