En aquella epoca era posible exhibir ese talante, hoy en cambio alguien en un puesto o cargo equivalente actua como un monigote programado ya que si se comporta como aquel Mario Conde lo fulminan en un santiamen. No se quien era la charo pero fijo que se le caían las ropa interior por mucho que le odiase.
La evolución de la banca ha sido bestial. Un director de oficina ha pasado de ser alguien serio, a la altura del alcalde o el médico, a ser un comercial de productos que ni sabe ni quiere saber y le da todo igual salvo llevarse cruda su comisión por venta cada mes.
Mi abuelo era ganadero, vendía vacas en la feria de Carranza y de la misma iba con el mondongo de pasta al banco. Si tenía prisa se lo dejaba al director en la mesa y se largaba. Lo que le ingresaran en la cuenta estaba bien porque el director se encargaba. Era un pacto no escrito. Un apretón de manos valía como una firma. Mi abuelo le contaba su vida, sus planes y para qué necesitaba la pasta y si el director le recomendaba comprar tal acción, letras, quedarse en liquidez o lo que fuera, mi abuelo lo hacía. El director de la sucursal era alguien serio que controlaba de dinero.
Ahora si pueden le colocan unas preferentes a una octogenaria analfabeta.