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El ruido marrón, también llamado rojo, recibe su nombre de su descubridor, el científico escocés Robert Brown (brown es marrón en inglés). Este hombre destacó en el campo de la medicina y la botánica, descubriendo el núcleo de la célula vegetal.
Su hallazgo reveló el movimiento circulatorio de unas partículas microscópicas en suspensiones acuosas, lo que se denominó el “movimiento browniano”. Este movimiento producía (y produce) un tipo de sonido envolvente, lo que hoy conocemos como ruido marrón. El ruido marrón se asemeja al sonido de una corriente de un río, una cascada o una tormenta con lluvia intensa.
El ruido marrón abarca frecuencias más bajas y media, al tiempo que atenúa las más altas. Comparado con el ruido blanco, es más profundo y grave y, al mismo tiempo, más intenso.
Aquellos que escuchan ruido marrón aseguran ver disminuida su ansiedad, aumentada su concentración y mejorada su capacidad para conciliar el sueño. Sin embargo, estos notables beneficios no cuentan con respaldo científico.
Lo explica la doctora Rybel Wix, miembro del grupo de insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES) y especialista en medicina de sueño en la Unidad de Sueño del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid). Escuchar ruido marrón “podría favorecer la relajación mediante su efecto de enmascaramiento de otros sonidos, un proceso psicoacústico por el cual el umbral para escuchar el sonido se eleva por la presencia de un sonido de enmascaramiento. El mejor estudiado en este sentido es el ruido blanco, son sonidos que enmascaran otros sonidos”, expone la especialista.
Jaime Pérez de Arenaza, del área de Salud de Fundación Psicología Sin Fronteras, comparte la misma opinión. “La teoría más aceptada es la de la resonancia estocástica, que sostiene que el ruido blanco facilita al cerebro no escuchar sonidos molestos como música, voces o sonido ambiente que de otra manera nos desconcentraría. Es decir, actúa de barrera ante ‘sonidos indeseados’ permitiendo al cerebro alcanzar un estado de concentración mayor que sin ese ruido”, asegura.
Este experto aclara que tanto el ruido blanco como el marrón “resultan más beneficiosos, pues tienen la capacidad de estimularnos un poco el cerebro sin llegar a saturarlo, ayudando a apaciguar incluso el dialogo interno que todas las personas tenemos; es decir, enmascararía todo el ruido, el externo y el interno”.
“el sistema auditivo permanece activo durante el sueño y puede reaccionar a señales percibidas como relevantes”. Por ello, utilizar secuencias sonoras para conciliar el sueño puede ser realmente útil. “Hay estudios que afirman que el ruido de la lluvia (de banda ancha) es eficaz como las canciones de cuna para dormir a los niños, favorece la relajación y disminuye la frecuencia cardíaca y respiratoria”, apunta la facultativa.