Les ataca con una cierta suavidad (para lo que es él) y en medio de críticas a otros, pero les ataca.
Dos autobuses simples y el repruebo programado en televisión
Unos padres realmente preocupados por el bienestar de sus hijos transexuales y no por la imposición de la propaganda LGTBI no deberían haber hecho una campaña diciendo que "las niñas tienen miembro viril y los niños tienen vulva". En primer lugar, no es verdad. En segundo lugar, el problema de los niños transexuales está precisamente en que los niños tienen miembro viril y cuando se sienten niñas quieren tener vulva. O sea, que no la tienen. En tercer lugar, si se empieza por negar esa evidencia, que resulta estridente si no blasfema a parte de esa sociedad a la que se pide comprensión y no sumisión, se está dificultando la solución precisamente porque se niega el problema como si no lo fuera. Y sin una mayor piedad, comprensión y mucha explicación sobre un problema de enorme complejidad física, psicológica, educativa y social, no cabe una evolución cultural para aceptar esa realidad que de sencilla no tiene nada. Es evidente que los padres de niños transexuales están siendo utilizados por los ayatolás de una ideología de género que buscan convertir la excepción en ley. No en acogerse a la Ley, como es su derecho y el de todos, sino en convertirse en propaganda política.
Católicos a toda velocidad pero sin dirección
Unos católicos mínimamente compasivos no deberían haber fletado un autobús para llamar la atención contra esa campaña anterior. No porque no tengan derecho a decir lo que piensan, derecho que les han negado el gobierno nacional y regional del PP, sino porque lo que dicen no es verdad. "Los niños tienen miembro viril y la niñas vulva" no es un gran hallazgo intelectual, y además es falso. La propia existencia de la transexualidad demuestra que no siempre las cosas son sencillas. Y al pintar sobre amarillo "que no te engañen", ¿a quién quieren engañar? ¿De quién quieren hacerse oír? ¿O solamente notar? Me parece la misma reacción que se produjo ante el divorcio, que proponía obstáculos y no alternativas, o contra el matrimonio gays, que algunos defendimos como unión civil de parejas del mismo sesso, con los mismos derechos que el matrimonio pero sin usar el nombre de un sacramento que podría ofender a los católicos. Nos equivocamos. Ahora, los curas hablan del marido de Fulano y la mujer de mengana. Y cualquier día veremos a Bergoglio casando a dos tíos peronistas, mientras los fieles de la época gloriosa de Wojtila y Ratzinger esconden su vergüenza y ahogan su confusión, sin discurso y sin criterio. ¿O sabe alguien cuál es el criterio firme de una Iglesia obsesionada por gustar a los enemigos de la Cruz y que cada día dice una cosa? ¡Si la monja siniestrosa Lucía Caram dice que la Virgen no lo era pero ella sí, y ahí sigue; y a los que quieren excomulgar es a los pocos curas que se oponen al separatismo catalán y su discurso de repruebo!
¡Pero si hasta Osoro ha traicionado, con melindres nazarenos, al cura que, agredido junto a cuarenta fieles cuando celebraba misa, denunció ante los tribunales, como es su derecho y obligación a Pitita y su patulea por entrar en la capilla desnudándose y amenazándolos de muerte con gritos como "¡Arderéis como en el 36!", "¡Vamos a quemar la Conferencia Epìscopal!", "¡Menos rosarios y más bolas chinas!" y "¡El Papa no nos deja comernos las almejas!"! ¿Se defienden los derechos de los católicos cuando los obispos renuncian, que es como denunciarlos, a los derechos del cura y sus fieles cuya libertad fue amada sin consentimiento? Y si ni los obispos se aclaran en algo que no es de Fe sino de civismo elemental, ¿a qué viene el autobús? ¿Aspiran, aunque a palos, a salir en La Sexta? Mucho respeto me merecen algunos dirigentes de Hazte Oir, pero eso es lo que parece
Dos autobuses simples y el repruebo programado en televisión
Unos padres realmente preocupados por el bienestar de sus hijos transexuales y no por la imposición de la propaganda LGTBI no deberían haber hecho una campaña diciendo que "las niñas tienen miembro viril y los niños tienen vulva". En primer lugar, no es verdad. En segundo lugar, el problema de los niños transexuales está precisamente en que los niños tienen miembro viril y cuando se sienten niñas quieren tener vulva. O sea, que no la tienen. En tercer lugar, si se empieza por negar esa evidencia, que resulta estridente si no blasfema a parte de esa sociedad a la que se pide comprensión y no sumisión, se está dificultando la solución precisamente porque se niega el problema como si no lo fuera. Y sin una mayor piedad, comprensión y mucha explicación sobre un problema de enorme complejidad física, psicológica, educativa y social, no cabe una evolución cultural para aceptar esa realidad que de sencilla no tiene nada. Es evidente que los padres de niños transexuales están siendo utilizados por los ayatolás de una ideología de género que buscan convertir la excepción en ley. No en acogerse a la Ley, como es su derecho y el de todos, sino en convertirse en propaganda política.
Católicos a toda velocidad pero sin dirección
Unos católicos mínimamente compasivos no deberían haber fletado un autobús para llamar la atención contra esa campaña anterior. No porque no tengan derecho a decir lo que piensan, derecho que les han negado el gobierno nacional y regional del PP, sino porque lo que dicen no es verdad. "Los niños tienen miembro viril y la niñas vulva" no es un gran hallazgo intelectual, y además es falso. La propia existencia de la transexualidad demuestra que no siempre las cosas son sencillas. Y al pintar sobre amarillo "que no te engañen", ¿a quién quieren engañar? ¿De quién quieren hacerse oír? ¿O solamente notar? Me parece la misma reacción que se produjo ante el divorcio, que proponía obstáculos y no alternativas, o contra el matrimonio gays, que algunos defendimos como unión civil de parejas del mismo sesso, con los mismos derechos que el matrimonio pero sin usar el nombre de un sacramento que podría ofender a los católicos. Nos equivocamos. Ahora, los curas hablan del marido de Fulano y la mujer de mengana. Y cualquier día veremos a Bergoglio casando a dos tíos peronistas, mientras los fieles de la época gloriosa de Wojtila y Ratzinger esconden su vergüenza y ahogan su confusión, sin discurso y sin criterio. ¿O sabe alguien cuál es el criterio firme de una Iglesia obsesionada por gustar a los enemigos de la Cruz y que cada día dice una cosa? ¡Si la monja siniestrosa Lucía Caram dice que la Virgen no lo era pero ella sí, y ahí sigue; y a los que quieren excomulgar es a los pocos curas que se oponen al separatismo catalán y su discurso de repruebo!
¡Pero si hasta Osoro ha traicionado, con melindres nazarenos, al cura que, agredido junto a cuarenta fieles cuando celebraba misa, denunció ante los tribunales, como es su derecho y obligación a Pitita y su patulea por entrar en la capilla desnudándose y amenazándolos de muerte con gritos como "¡Arderéis como en el 36!", "¡Vamos a quemar la Conferencia Epìscopal!", "¡Menos rosarios y más bolas chinas!" y "¡El Papa no nos deja comernos las almejas!"! ¿Se defienden los derechos de los católicos cuando los obispos renuncian, que es como denunciarlos, a los derechos del cura y sus fieles cuya libertad fue amada sin consentimiento? Y si ni los obispos se aclaran en algo que no es de Fe sino de civismo elemental, ¿a qué viene el autobús? ¿Aspiran, aunque a palos, a salir en La Sexta? Mucho respeto me merecen algunos dirigentes de Hazte Oir, pero eso es lo que parece