Juan vivía feliz junto a su mujer, su trabajo de 8 horas por 1050€ mensuales todo incluido, su VPO a 450€ mensuales con el Euribor rebajado, su utilitario por solo 250€ mensuales y las tardes de ocio en el Bar de su zona, tertulias de cátedra sobre la situación económica donde sus compañeros escuchaban sus argumentos infundados sobre economía y seguían expectantes a sus cambios repentinos de tono mientras elevaba sus manos hacia el cielo, creyendo sus argumentos como los únicos convincentes.
Su mujer, Lucia, trabajadora de la limpieza por 850€ todo incluido y sin contrato (condición indispensable para poder tener el empleo en la empresa de servicios de su localidad), se sentía feliz, sus deudas se saldaban mes a mes y disponía de sus caprichos acordes a su posición, según ella de "clase media" o "posición económica cómoda". Acudía a su peluquería cada 15 días, nuevos cambios de imagen y como no, sus siempre llamativas uñas de gel decoradas eran la envidia de sus compañeras de trabajo.
Sus vidas fluían bien, Lucia admiraba a Juan, un peón ebanista muy inteligente y con grandes conocimientos sociales y económicos, en ocasiones ella pensaba... "Si mi Juan hubiese estudiao iba pa ministro lo menos."
Respecto a los hijos, no se planteaban tener ninguno, ella decía mientras carcajeaba... "paqué, comen y gastan, pa eso me lo fundo yo y mi Juan". Así sucedía, los viernes por la noche tocaba presumir, Juan lucia su Seiko en la cena rutinaria y Lucia su trajecito mensual, eso sí, solo tapas y bocadillos, aunque el carajillo y la copa eran obligatorios para entonar el "soy er puñetero amo".
Desgraciadamente llegó la crisis y Juan perdió su empleo, desde aquél momento nada sería igual, sólo disponía de 6 meses de prestación por desempleo, anteriormente había cobrado parte de su desempleo mientras trabajaba sin contrato.. "pa da la entrada ar coche". Y como las desgracias nunca llegan solas, Lucia también pasó a formar parte de las listas de desempleo sin derecho a prestación, por no llevar sus revistas como desempleada regularizadas.
Los últimos meses de prestación por desempleo fueron llevaderos, Juan disponía de unos ahorrillos de lo ahorrado "de estranji" y tiraban de ellos mientras conservaban su nivel de vida decente "porquelovalemos". La esperanza los envolvía... "pronto ar curro y palante, tamos en ejpaña aquí hay mucha pasta".
Los meses pasaban y el Euribor subía lentamente como la sombra que persigue al moribundo para llevar su alma al cielo o al infierno. Los ahorros y la prestación por desempleo se terminaron y el catedrático junto con la oficiala en limpieza, vieron con temor lo que pronto sufrirían... 900€ de gastos fijos; hipoteca, comunidad, luz, agua y el utilitario con la pegatina del toro de Osborne. Todo ello con 0€ de ingresos y 0€ de ahorros.
Nada podían hacer, solo la misericordia familiar podían ayudar su hambre, acudieron a casa los padres de Juan, pensionistas con 500 y 900€ de pensión.
El sustento estaba garantizado, pero la vida les había cambiado, sus bienes iban cayendo, primero su automóvil y después un procedimiento judicial que eliminaría su VPO.
Meses después de todas las desgracias Juan ya no era el mismo, sus tertulias se habían terminado y la cerveza solo era ocasionalmente del supermercado.
Lucia añoraba sus uñas de gel y sus ropas envejecían con su edad...
Ambos se sentían acorralados, no había trabajo y sus vidas se limitaban a tres comidas diarias y gracias, ya que las pensiones no daban para nada más.
Habían pasado unos años y Juan pronunció unas palabras mientras paseaba en solitario por las afueras de su localidad... ¿Por qué?. ¿Por qué?. ¿Por qué yo?.
Ahora les toca a ustedes el turno de opiniones para dar una respuesta correcta a las últimas palabras de Juan.
Saludos y buenas noches.
Su mujer, Lucia, trabajadora de la limpieza por 850€ todo incluido y sin contrato (condición indispensable para poder tener el empleo en la empresa de servicios de su localidad), se sentía feliz, sus deudas se saldaban mes a mes y disponía de sus caprichos acordes a su posición, según ella de "clase media" o "posición económica cómoda". Acudía a su peluquería cada 15 días, nuevos cambios de imagen y como no, sus siempre llamativas uñas de gel decoradas eran la envidia de sus compañeras de trabajo.
Sus vidas fluían bien, Lucia admiraba a Juan, un peón ebanista muy inteligente y con grandes conocimientos sociales y económicos, en ocasiones ella pensaba... "Si mi Juan hubiese estudiao iba pa ministro lo menos."
Respecto a los hijos, no se planteaban tener ninguno, ella decía mientras carcajeaba... "paqué, comen y gastan, pa eso me lo fundo yo y mi Juan". Así sucedía, los viernes por la noche tocaba presumir, Juan lucia su Seiko en la cena rutinaria y Lucia su trajecito mensual, eso sí, solo tapas y bocadillos, aunque el carajillo y la copa eran obligatorios para entonar el "soy er puñetero amo".
Desgraciadamente llegó la crisis y Juan perdió su empleo, desde aquél momento nada sería igual, sólo disponía de 6 meses de prestación por desempleo, anteriormente había cobrado parte de su desempleo mientras trabajaba sin contrato.. "pa da la entrada ar coche". Y como las desgracias nunca llegan solas, Lucia también pasó a formar parte de las listas de desempleo sin derecho a prestación, por no llevar sus revistas como desempleada regularizadas.
Los últimos meses de prestación por desempleo fueron llevaderos, Juan disponía de unos ahorrillos de lo ahorrado "de estranji" y tiraban de ellos mientras conservaban su nivel de vida decente "porquelovalemos". La esperanza los envolvía... "pronto ar curro y palante, tamos en ejpaña aquí hay mucha pasta".
Los meses pasaban y el Euribor subía lentamente como la sombra que persigue al moribundo para llevar su alma al cielo o al infierno. Los ahorros y la prestación por desempleo se terminaron y el catedrático junto con la oficiala en limpieza, vieron con temor lo que pronto sufrirían... 900€ de gastos fijos; hipoteca, comunidad, luz, agua y el utilitario con la pegatina del toro de Osborne. Todo ello con 0€ de ingresos y 0€ de ahorros.
Nada podían hacer, solo la misericordia familiar podían ayudar su hambre, acudieron a casa los padres de Juan, pensionistas con 500 y 900€ de pensión.
El sustento estaba garantizado, pero la vida les había cambiado, sus bienes iban cayendo, primero su automóvil y después un procedimiento judicial que eliminaría su VPO.
Meses después de todas las desgracias Juan ya no era el mismo, sus tertulias se habían terminado y la cerveza solo era ocasionalmente del supermercado.
Lucia añoraba sus uñas de gel y sus ropas envejecían con su edad...
Ambos se sentían acorralados, no había trabajo y sus vidas se limitaban a tres comidas diarias y gracias, ya que las pensiones no daban para nada más.
Habían pasado unos años y Juan pronunció unas palabras mientras paseaba en solitario por las afueras de su localidad... ¿Por qué?. ¿Por qué?. ¿Por qué yo?.
Ahora les toca a ustedes el turno de opiniones para dar una respuesta correcta a las últimas palabras de Juan.
Saludos y buenas noches.
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