Este 'descubrimiento' contradice toda la doctrina conocida.
En la relación patógeno-víctima, la selección natural selecciona con el paso del tiempo las cepas del patógeno más benignas y las cepas de la víctima más resistentes al patógeno.
El estadio final de este proceso es la integración del genoma del patógeno en el genoma de la víctima, lo que hace desaparecer el patógeno como ser independiente. El genoma humano contiene integrados muchos genomas de antiguos patógenos. Esto hace que el ser humano transmita a sus descendientes los genes de estos patógenos ancestrales. (La única función de utilidad, el único 'interés' de un bichito es garantizar la supervivencia de sus genes. Los contagios, las epidemias y la existencia de bichito son solo mecanismos retorcidos e indirectos para lograr la supervivencia de los genes del bichito)
Esta selección natural que hace más benigno a un bichito es mucho más acusada y mucho más rápida en el caso de 'bichito nuevos', que hayan saltado de una especie, como los murciélagos, a otra especie, como los humanos.