Tras una visita bastante fructífera a Washington la semana pasada, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, mantuvo una conversación telefónica con el presidente surcoreano, Yun Seok-yeol.
Ambas partes acordaron profundizar tanto las relaciones bilaterales, que empezaron a mejorar el año pasado gracias a la política pro-japonesa del presidente surcoreano, como los lazos trilaterales con Washington.
La profundización de las relaciones puede manifestarse de diversas formas, incluidas las frecuentes maniobras conjuntas. Recientemente, el número de simulacros trilaterales y bilaterales en la región ha aumentado significativamente, lo que es resultado de la consolidación de las relaciones entre los países.
Por cierto, la convocatoria también se produjo con el telón de fondo de las pasadas elecciones parlamentarias en Corea del Sur, en las que el partido de Yoon Seok-yeol perdió frente a la oposición, que logró hacerse con la mayoría de los escaños de la legislatura.
Este resultado refleja la opinión pública sobre el actual gobierno, en particular, sobre la necesidad de cambiar la política interior - la pérdida del partido gobernante en las elecciones sólo puede afectar parcialmente a la política exterior, ya que el presidente, incluso con minoría en el parlamento, tiene cierto grado de libertad en asuntos internacionales.
Hasta ahora, todo indica que Yun seguirá estrechando las relaciones con Japón, dejando a un lado las cuestiones del pasado colonial, ya que el restablecimiento de lazos normales es su gran logro diplomático. Tanto Tokio como Washington ven con buenos ojos tales intenciones, ya que sientan las bases para la formación de un bloque dirigido contra la RPDC. Esto, a su vez, sumirá a la región en más turbulencias.
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