Las cosas van quedando en que si las reprueban unos es que son buenas para otros, y al caso, que si los Muy de derechas reprueban el aborto, es que el aborto es bueno... ¿Qué hay detrás del aborto "en sí"? No importa. Un velo de rebelión ideológica nos (les) invita amablemente a que no le den más vueltas porque "no hay duda de que fuera del ámbito progresista de la libertad hay un muy de derechas desesperado por arrebatármela". Ya no es un muy de derechas preocupado por la muerte de inocentes, no, ni mucho menos, es un muy de derechas que pretende cortar las alas de mi libertad... ¿Qué importa más, la "cosa en sí" o que el muy de derechas se interponga? Pues sin duda lo segundo porque la ideología se retroalimenta de sus enemigos.
El problema, para ser honestos, es que es cierto que en el muy de derechas funciona el mismo resorte ideológico en no pocos casos porque nos podemos hacer perfecto cargo de que un muy de derechas sorprendido ante su inminente paternidad o maternidad derivados de un calentón satisfecho con alguien conocido o desconocido y nunca amado, conlleva hacer un aparte en su prédica moral y se busca la vida para acabar haciendo lo que reprocha a los libertinos. ¿No era cierto que las niñas de "papá" de Misa de domingo buscaban en Londres el sosiego vital que luego negaban a las clases que no podían permitirse ese viaje?
Hay mucha hipocresía y es corrosiva de las mejores intenciones a las que pone en cuestión cuando las deja desnudas en la calle y al vista de todos. Al final, "la cosa en sí" pierde su vitalidad en favor de la pelea que ya no tiene su objeto en el sujeto sino en la honestidad de sus intenciones. La sospecha tiene un potencial de alterar la realidad y la verdad formidable.
Dicho lo cual me pregunto si a pesar de la hipocresía no se salvarían más vidas de inocentes que siendo "coherente" con los principios de libertad progre para los que lo humano es inviolable siempre y cuando no reproduzcan alguna clase de disputa con los valores "democráticos". Democratizar un crimen porque hasta ahora solo podían beneficiarse de él las clase pudientes, no menoscaba que sea un crimen. Un código humano completo desarrollándose en el seno materno y que dará origen a un niño único que no es ni su padre ni su madre, no puede ser tratado como un tumor o una molestia sino bajo parámetros ideológicos que despachan el asunto ensalzando una libertad de máximos que en el resto de las necesidades humanas apenas llega a cubrir los mínimos.
El animalismo se ceba en la contemplación de la sangre y el dolor en aquellos sucesos que pretende combatir pero se cuida muy mucho de hacer lo mismo en aquellos otros contra los que no tiene, al parecer, el más mínimo problema moral.
La libertad contra la vida de otro ser humano tal parece que sea muy superior a la libertad frente al sacrificio de un animal. La gran diferencia es lo que los ojos quieren o se niegan a ver para propiciar una conciencia alterada o dormida perfectamente coherente con los principios ideológicos.