Oferta y demanda. La oferta es ridícula por las regulaciones absurdas y la demanda es escandalosamente alta (latinoamericanos ricos, abogados y médicos con mucha manteca, langostos forrados, ingleses y suecos, noruegos, holandeses, rusos, mafiosos mindiales de todo pelaje, etc.).
En España se vive bien, la temperatura es buena, y se come mejor. Y el Estado no perturba la actividad de las organizaciomes criminales, para las que el país es un santuario. El Estado sólo joroba al remero. Así que todo esto abona el caldo rellenito del precio disparatado de los inmuebles.