Cualquier vasco parlante sabe que lo que se conoce como Ibero, no es otra cosa que euskera.
Los números, "ban" bat "bi" bi "ilu" hiru "lau" lau "bors" bost "sei" sei "sisbi" zazpi "sorsi" zortzi "abar" hamar.
Etc.
Y cualquier palabra ibera es perfectamente comprendida por un hablante del euskera moderno.
Haber estudiado latín también ayuda, porque enseguida te das cuenta de que se parece al español como un huevo a una castaña. Los pobres expertos en etimología, como les pidas que te expliquen cómo se ha evolucionado del sistema de declinación latino al castellano, se cortarían las venas delante de ti y se ahorcarian con ellas. Es como preguntarle a un darwinista como narices unas moléculas de nitrógeno carbono y oxígeno se dispusieron para generar una célula...
Misteriosamente, no hay universidad española que encuentre paralelismo alguno entre el Ibero y el euskera. Y para buscar una cátedra en Ibero tienes que irte a Rumanía. Si, a Rumanía. En España no hay interés en investigar el origen. Cállese y no moleste.
Y los pobres tercos que escriben libros o divulgan el fruto de sus investigaciones, como que el español de hoy día tiene más lazos con el euskera que con el latín, son denostados y tratados de pirados. Quemados en la hoguera del mundo moderno. La ignominia y la miseria.
Otra de tantas mentiras que la gente se quiere creer, porque prefiere seguir las consignas que los ingenieros sociales han metido en su cabeza, participando de la hipnosis colectiva en lugar de pensar un poco. Una pizca. Pixka bat, que dirían otros.