Hola, buenas.
El tren de Occidente de la campaña de vacunación. Por partes ( que diría Jack) :
1º.- Como todo tren, dispone de una locomotora como vehículo rodante autopropulsado que da movimiento a los vagones del tren. La locomotora fue Israel. Israel fue el país elegido para impulsar la campaña de vacunación en todo Occidente.
Si en Israel iban a toda máquina inoculando una sustancia experimental, entonces los ciudadanos del resto de países occidentales se mostraban expectantes y confiados. Al fin y al cabo, Israel representa la seguridad, la desconfianza, servicios secretos de élite y, si los ciudadanos israelitas tenían prisa por inyectarse, entonces es que el producto era como nos “lo vendían”: seguro y eficaz. Incluso mientras en otros países iban por las primeras dosis, en Israel ya iban por la quinta, lo que supuestamente daba garantías al resto.
No había ningún país mejor para elegir como locomotora que Israel, que hacía una buena “función de cebo o liebre”, máxime con su estrecha vinculación a la marca Pfizer.
2º.- Tras la locomotora, vienen los “vagones de primera clase” (elitistas) que resultan más confortables y seguros. Y los vagones de primera clase se asignaron a UK y USA, como primeras potencias del frente occidental.
Estos países también impulsaron velozmente la campaña, al extremo que en poco tiempo alcanzaron un nivel de vacunación del 60% entre su población. Eso sí, a partir de ahí se atascaron y ralentizaron su ritmo.
Pero fueron países muy bien escogidos. Si tras los judíos, son los británicos y estadounidenses los que se vacunan a marchas forzadas (o al menos eso anunciaban los medios de comunicación) entonces es que la sustancia experimental era extraordinariamente efectiva y segura. Al fin y al cabo tres países como Israel, Reino Unido y USA no podían estar equivocados.
3º.- Y luego aparecen “los vagones del vulgo”, los vagones de clase media y baja. Es decir, el resto de países Occidentales como Alemania, Francia, Italia, España (que llevo un buen ritmo), etc
Estos países hicieron su papel (el de siempre) siguiendo las consignas que marca el bloque anglosajón liderado por USA y sin cuestionarse prácticamente nada.
4º.- Pero en este tren occidental de la campaña de vacunación hay un gran misterio, al más puro estilo Agatha Christie y su novela “Asesinato en el Orient Espress”, y que ha pasado bastante desapercibido.
Ese gran misterio está en el “vagón de cola” del tren. Este último vagón es Australia, país en el que hasta el verano del año pasado prácticamente no se había medicado nadie. Misterioso.
En principio nada misterioso porque Australia era, probablemente, el país del bloque Occidental que tenía un sentido más amplio de la libertad individual y que desarrollaba una cultura democrática que dejaba mucho espacio de elección y libertad a sus ciudadanos. Y, en ese contexto, sus ciudadanos pasaron olímpicamente de vacunarse. Curiosamente, también hasta ese momento (verano del año pasado) las cifras de enfermos, hospitalizados y fallecidos por el bichito-19 en Australia eran, con diferencia, la envidia de todo Occidente (véanse las curvas)
Y el gran misterio surge cuando, de un día para otro y sin explicación alguna, Australia da un giro radical de 180 grados y pasa a ser el país más intolerante, intransigente y fascista en cuanto a exigir y forzar a sus ciudadanos a vacunarse. Y este cambio tan brusco sucedió con el mismo partido en el Gobierno y con el mismo Primer Ministro ( en mayo de este año cambió el Gobierno y el Primer Ministro)
Australia pasó de ser el vagón de cola a inocular en tiempo récord al 85% de su población, mediante una política extraordinariamente agresiva y dictatorial (recuérdese, a modo de ejemplo, el caso Djokovic y el “Open de Australia”)
5º.- Fin del trayecto del tren de Occidente.
¿Qué pudo suceder para que Australia diese un cambio tan brusco en su política de vacunación? La respuesta parece obvia. El Gobierno y el Primer Ministro no pintaban nada en este asunto y, evidentemente, recibieron órdenes (y supongo que una tremenda bronca) por parte de “otros” (los maquinistas del tren) que mandan mucho más que los que están al frente de los Gobiernos occidentales.
¿Por qué dieron esta orden de cumplimiento inmediato? Pues por la sencilla razón de que si en Australia la tasa de vacunación seguía siendo bajísima, entonces tendríamos un grupo de control impresionante para comparar y contrastar datos sobre la verdadera eficacia y seguridad de las banderillas. Australia podría “dar el cante” y convertirse en el PAÍS PLACEBO, el único país del bloque occidental que “remase contra corriente” y dejase en evidencia al resto. Resultaba mejor que casi todos estuviesen banderilleados, como en el resto de países.
Como curiosidad, fue empezar a vacunar en masa en Australia y comenzar a dispararse su tasa de enfermos, hospitalizados y fallecidos. Quizás fuese mera coincidencia.
6º.- Y ahí tenéis resuelto el misterio del tren de vacunación de Occidente. Australia es la prueba tangible de que había un plan organizado para vacunar en masa en Occidente, que nadie podía salirse del plan trazado y que había que borrar todas las huellas y pistas posibles mediante la generalización y confusión del experimento.
¿Ha descarrilado el tren? ¿O el plan marcha según sobre lo previsto?
“Todo el mundo tiene un plan hasta que les golpean en la boca.” (Mike Tyson)
Que paséis buen día.