El 80% de la electricidad que consuma España en 2020 puede ser de origen renovable
2 de diciembre de 2010
Lo dice la organización ecologista WWF, que acaba de publicar un informe en el que señala las barreras "de muy diversa índole" a las que se enfrentan las energías renovables en España. El documento examina asimismo los objetivos que se plantea el gobierno en su Plan de Acción Nacional de Energías Renovables (Paner 2020) y propone una serie de medidas para superar esos objetivos y alcanzar ese 80% de electricidad verde.
Muchas son las soluciones que propone WWF contra esas barreras –"de muy diversa índole"– que recoge el informe que publicó ayer. A saber, y para empezar:
crear un "organismo ejecutivo" que desarrolle un marco regulatorio estable y a largo plazo desde el Ministerio de Industria, con la participación de todos los sectores implicados; replantear el modelo de financiación de las renovables introduciendo un impuesto sobre la energía, o una tasa sobre el CO2 emitido "vía presupuestos, para evitar que la única fuente de financiación de las renovables sea la tarifa"; gravar la energía nuclear; reformar la estructura de precios, para evitar los "beneficios caídos del cielo", ajustando los precios de mercado y los de generación; o cambiar de asignación de precios "introduciendo discriminación de costes por tecnologías: es más cara la que más contamina".
Pero vayamos al principio, a la primera frase de "Energías Renovables en España 2020: barreras y posibles soluciones", el documento que presentara ayer WWF. Dice así: "el presente documento de discusión identifica las barreras que afrontan en la actualidad las energías renovables en España y propone soluciones y las principales acciones que hay que desarrollar para conseguir su máximo potencial en 2020". Breve, claro y conciso. Así, y para empezar, WWF agrupa esas barreras en cinco bloques: política energética; marco regulador; financiación; desarrollo tecnológico; y comunicación. De la política energética, los ecologistas dicen que no está teniendo un proceso de construcción coherente, que no aborda de modo integral un cambio de modelo energético, que no presenta la coordinación necesaria entre el gobierno central y los autonómicos, y que no se sustenta sobre "un gran acuerdo social e institucional sobre energías renovables; en lugar de ello contamos con escenarios de conflicto entre territorios, tecnologías y agentes sociales".
Con respecto al marco institucional, WWF coincide con la mayoría de las asociaciones patronales de las renovables. Así, considera que "los cambios de marco legislativo generan incertidumbre", en contra de lo establecido en la Directiva 2009/28/CE, que "
recomienda estabilidad regulatoria, transparencia, claridad y fiabilidad".
La consecuencia de la incertidumbre legislativa se traduce en "una fuerte incertidumbre financiera" que está paralizando la inversión, según el informe (y según también todas las asociaciones patronales de las renovables). Además, los ecologistas consideran que el registro de pre-asignación se ha convertido en "una nueva barrera administrativa" y critican que se les dé "el mismo tratamiento a las renovables térmicas y eléctricas, cuando obedecen a mercados con reglas muy dispares".
Lo que cuesta la contaminación
En cuanto a la financiación, WWF señala que hay que contemplar las renovables "como un sector con un largo recorrido que juega un papel económico relevante" y no solo como herramientas de lucha contra el cambio climático. Los ecologistas apuntan en ese sentido que "los incentivos son insuficientes para permitir el desarrollo de determinadas tecnologías" (caso del biogás, por ejemplo) y
critica la "falta de internalización de costes ambientales en las energías tradicionales (nuclear, carbón, gas, petróleo)".
El documento de WWF también
señala obstáculos técnicos que dificultan el desarrollo de las renovables. Entre ellos, "las actuales infraestructuras de evacuación", que considera insuficientes, y "
la falta de interconexión con otros países", a los que podríamos exportar más electricidad verde si esas conexiones fuesen mayores. Por fin, y en cuanto a la comunicación (que WWF señala como otra barrera), dice que "
falta una cultura de la energía en España" y que el debate político energético está teniendo un "perfil mucho más bajo de lo que le correspondería por su importancia".
En ese sentido, uno de los principales problemas a los que se enfrenta la ciudadanía es, según WWF, "la falta de información fiable". Otra deficiencia en la comunicación que ha afectado negativamente a las renovables ha sido la escasa relevancia que ha tenido en la agenda política el Plan de Acción Nacional de Energías Renovables, que es la hoja de ruta del sector nacional de aquí a diez años vista. En resumen, en materia de comunicación, los ecologistas señalan que el debate energético "se ha trasladado a la ciudadanía de un modo sesgado y parcial, que no facilita la comprensión de la complejidad de los retos y desafíos energéticos".
Lo que propone WWF
Así las cosas, la asociación ecologista considera en su informe que es "el momento de marcar un objetivo de máxima ambición, que contemple
un 50% de renovables de origen primario y un 80% de generación eléctrica verde para 2020". Además, proponen, "al menos", un 40% de reducción de emisiones. Para materializar esos objetivos, WWF apuesta por el pleno desarrollo de la Directiva 2009/29 (de energías renovables), lo que incluiría una "propuesta ambiciosa" de Plan de Energía 2011-2020; la simplificación de los trámites administrativos que padecen ahora las renovables; la obligatoriedad de atender a la evolución de los costes de la energía según la Agencia Internacional de la Energía; y el fortalecimiento del mercado europeo de emisiones.
Además, y aparte de las propuestas al principio señaladas, la organización ecologista es partidaria de una subida de los precios de los hidrocarburos; un modelo de transporte menos dependiente del petróleo; "una señal de precios de carbono estable"; un "objetivo ambicioso de ahorro y eficiencia energética" y el desarrollo del vehículo eléctrico. La innovación también ocupa su lugar en el documento de WWF. La organización ecologista apuesta por, entre otras medidas, promover un desarrollo tecnológico "encaminado a gestión de la demanda y a las redes inteligentes de energía"; establecer un sistema de remuneración que incentive la innovación tecnológica, "en lugar de buscar la opción del menor coste"; eliminar la limitación de horas de funcionamiento la energía eólica y la fotovoltaica, "ya que desincentiva el desarrollo de las tecnologías más eficientes, que reducen costes"; e incentivar el almacenaje con bombeo hidráulico.
Por cierto, la hidráulica merece para WWF mención aparte. Los ecologistas apuestan por cambiar la estructura de precios para evitar los denominados beneficios caídos del cielo, "revisando el Real Decreto Ley 54/1997 que establece una estructura de precio marcado por el pool" y proponen asimismo establecer categorías distintas "entre las inversiones realizadas antes y después de la liberalizacion del sistema energético para evitar que las tecnologías con riesgo de inversión actuales reciban el mismo tratamiento que la hidráulica y la nuclear, cuyas inversiones corresponden a otro marco regulador en el que no existía riesgo de inversión, es decir, aquellas instalaciones previas a la liberalización del sector energético con el Real Decreto Ley 54/1997".
La información contenida en el documento que presentó ayer WWF ha sido extraída "en gran parte", de un taller organizado por la propia asociación conservacionista en octubre de 2010 y en el que participaron Javier García Breva, Joaquín Nieto, Heikki Willstedt, Pedro Linares, Lennart Fagerferg, Concha Cánovas, Jorge Tinas y Eric Suñol. Toda la información "ha sido procesada y ampliada por el consultor Jordi Ortega y revisada y adaptada por Enrique Segovia, director de Conservación de WWF, y Mar Asunción, experta en Cambio Climático de la oenegé ecologista.