Cuando la gente deja de fumar, es habitual que les aumente la ansiedad hasta que pasan el síndrome de abstinencia psicológico. Mientras están con esa ansiedad, comen de más, y engordan. Cuando se acostumbran a no fumar, les disminuye la ansiedad, comen menos y adelgazan.
Eso es. La genética es decisiva.
Hoy (ayer) por la tarde he pasado por una tienda que sé que venden churros y porras y me he trincado 4 churros porque hacía mucho que no le hincaba el diente a semejante producto tradicional hispano. Antes de entrar en la tienda salía de ella una tipa supergorda con su bolsa de patatas fritas. Ya venía pensando, horrorizado, desde un rato antes, observando lo que veía por la calle, que hay demasiadas supergordas hoy en día, y juraría que hace 20 años no había tantas. A mí me gustaría que todas fueran pibones, por simple interés personal, pero por desgracia no es el caso.
El caso es que al ver a esa supergorda salir de la tienda con su bolsa de patatas fritas cuando entraba yo a hincarle el diente a los churros, he pensado que estaba enganchada a las patatas fritas como era evidente viendo sus muchos kilopondios de más, pero al mismo tiempo me daba cuenta de que a mí esa bolsa de patatas fritas no me haría ni cosquillas y no engordaría nada pues siempre he comido lo que he querido, incluyendo atracones de cualquier cosa, sin consecuencias para mi peso, y para frustración de mi madre cuando vivía muchos años ya de ello, en su casa, que siempre se quejaba de que yo estaba muy delgado, según ella.
Conclusión: Las mujeres tienen más grasa corporal que los hombres, y muchas además tienen unos genes bastante simplerrones obsesionados con adquirir cuantos más kilos mejor, (hombres también, pero yo diría que menos cantidad, y además no me preocupan los hombres gordos), por lo que en esos casos hay que tener mucha fuerza de voluntad y sensatez para no caer en las tentaciones que la publicidad y las tiendas te meten por los ojos.