En la calle Carolinas, cerró la librería gracias a las medidas tratorianas anticovid
A los dos días, se habían hecho con el local (supongo que de forma legal)
Conservaron los 4 estantes que dejó el de la librería y pusieron de cosecha propia un sillón y un espejo
Y con eso empezaron a hacer cortes de pelo
La estética esperpéntica a más no poder, pero como decís, amego, barato (y lo peor es que tienen su público, más que el de las peluquerías fashion de Guillermo Tell)